Amor de hermanas (fanfic de Kill la Kill) [+18]

Yo no soy el único monstruo en este bosque

Un beso hacía que la pelinegra se despertara pero no abrió los ojos de inmediato tan solo disfruto de aquello y se limitó a sonreír pensando que era su esposa y de inmediato sintió otro tierno beso, al parecer la persona que la besaba quería que abriera los ojos, esta vez decidió hacerlo. Una gran sorpresa se reflejo en su rostro pues no había sido Ryuko la responsable de aquellas muestras de amor en realidad había sido Rei, quien la tenía abrazada y apegada a su cuerpo. Satsuki quiso moverse pero no pudo pues la fuerza de la opuesta era mayor, giró un poco su cabeza y vio que Ryuko aún estaba profundamente dormida y quiso llamarla pero otro beso por parte de la lunática se lo impidió, este duró un poco más y al final Rei alejó un poco su rostro y movió su cabeza diciendo no, de inmediato la pelinegra entendió el mensaje y se quedó callada pero con una expresión de furia en su rostro, como respuesta la lunática le sonrió con cierta diversión haciendo que Satsuki tan solo se sonrojara aún más y desviara su mirada. Se quedaron así unos segundos hasta que Rei acercó de nuevo su rostro en búsqueda de los labios de la opuesta, al principio la muchacha se negó pero recordando lo ocurrido la noche anterior fue cediendo muy lentamente y los besos se comenzaron a dar entre aquellas dos jóvenes. Al principio eran unos inocentes y tiernos besos, pero después se volvieron muy apasionados. Rei cerraba los ojos y acariciaba la espalda de su amante con cierta lujuria pues deslizaba sus manos por debajo de la camiseta. Por su parte Satsuki también cerraba los ojos y deslizaba sus manos a las nalgas de la lunática. La pobre muchacha sabía que todo eso estaba mal, que no podía hacer eso pues su esposa estaba a su lado y eso era serle infiel, pero no podía evitarlo pues sentía la necesidad de besar aquellos labios y sumirse en el placer con la que había sido un monstruo para su familia. Los besos y manoseos se mantuvieron alrededor de una media hora hasta que Rei separó su rostro de su amante.

Rei: Me encantas Satsu... (Decía en un todo de susurro apenas audible)

La pelinegra no supo que responde de primera mano, solo sentía la necesidad de decirle que quería ser de su propiedad, pero el saber que la persona que más amaba en el mundo estaba dormida a su lado le impedía decir tal cosa, en cambio escondía su rostro en el cuello de la peli-naranja y la abrazaba con cierta fuerza. Rei entendió el mensaje y tan solo sonrió y dio un beso en la cabeza de la chica, cosa la cuál la relajó. Un silencio se apoderó del lugar y se notaba que la lluvia al fin había dejado de caer y se sentía que un tenue calor se presentaba, de seguro se debía a que el sol estaba saliendo. Un pequeño quejido rompió el silencio, se trataba de Ryuko quien lentamente se iba despertando. Satsuki al oír esto se quiso separar de Rei, pero esta no se lo permitió y de nuevo empezó a besar aquellos labios con mucha pasión, la pobre pelinegra no tenía la fuerza para evitar aquello y con miedo de lo que pudiera pasar correspondía aquellos besos con la misma intensidad, rezando a todos los dioses de que Ryuko no se diera vuelta.

Rei: Te gusta estar así ¿Cierto? (La pelinegra no responde) el que calla otorga, pero por ahora ve con tu esposa amor...

La lunática soltaba a su amante y esta se daba vuelta y abrazaba a su rebelde, quien ya estaba despierta y daba un pequeño salto de sorpresa al sentir como su amada la abrazaba con cierta fuerza.

Ryuko: ¿Mmm? Buenos... días... yaaaaun...

Satsuki: Buenos días mi amor... espero que hayas tenido un sueño agradable...

Ryuko: Si... en lo que cabe... 

Mientras el par de esposas charlaban, Rei se ponía algo de ropa y tomando su escopeta se disponía a salir de aquella carpa. De primera se daba cuenta de que ya había dejado de llover y el sol aparecía con toda su fuerza, esto sería bueno para poder seguir con su viaje por lo que metió su cabeza para poder dar la orden a las esposas.

Rei: Alistense, tenemos que seguir con nuestro camino...

Un par de horas después ya estaban listas y preparadas para avanzar. La pobre de Rei se había puesto de nuevo aquel traje de combate, con la única diferencia de que tenía colgado su casco a un lado de su cintura, entre sus manos estaba la trenchgun y a sus espaldas tenía la maleta con las armas y su cajita de metal. Las chicas estaban con aquellos trajes de supervivencia y con las otras bolsas que tenían las demás cosas. Comenzaron a caminar entre aquellos árboles yendo hacia el norte con el fin de llegar a un pequeño pueblo o al menos alejarse de todo peligro que las estuviera siguiendo. Así estuvieron caminando por muchas horas sin descansar hasta que se dieron cuenta de que habían llegado a un pequeño claro y para su sorpresa en medio de esta estaba una pequeña cabaña al parecer abandonada y al frente de ella un riachuelo, ideal para tomar el agua que tanto necesitaban, era un lugar ideal para descansar y comer un poco, pero era muy raro encontrarse con aquel sitio en medio de esa soledad.