Y ahí estaba Satsuki, en una aparente encrucijada, quién habría de imaginar que aquella situación ya arriesgada se volviera tan "extraña". Ahora la pelinegra a más de encargarse de la ciudad, de una compañía en proceso de remate, limpiar su nombre, administrar un pequeño restaurante, debía de calmar a las dos chicas que estaban compitiendo por su amor, Rei y Ryuko.
Afortunadamente la recuperación de la peli naranja no fue gran cosa, solamente debía de cuidarse y más nada. Aquella situación alegraba en verdad a la chica de cejas gruesas, no podía negar que sentía amor y cariño por ella, pero eso entraba en contradicción por lo que sentía por su hermana, lo cual era igual y de la misma intensidad. Al final del día estaba enamorada de aquellas dos "niñas".
Las tácticas de ataque de ambos bandos, Rei y Ryuko, empezaron ni bien la guerra amorosa fue declarada. Cada una empezó a realizar sus propias estrategias y abusando de los fetiches de Satsuki, los cuales de a poco iban saliendo a flote por las acciones de las jóvenes. Por su parte Ryuko usaba lencería y le mostraba su bien formado cuerpo, haciendo que el corazón de Satsuki latiera a mil por hora; mientras que Rei utilizaba otras tácticas un tanto más simples, le enviaba fotos porno al móvil de su "cejona", en posiciones muy sugerentes y hasta había escrito el nombre de Satsuki en su nalga derecha. Aquellas acciones hacían que el corazón de la pelinegra se estremeciera con fuerza, sentía que iba a morir de un ataque al corazón, por tanta emoción.
Sus amigos y allegados veían con la boca abierta la nueva situación de Satsuki, pues a partir del inicio de aquella "guerra" entre las dos jóvenes enamoradas, se la podía ver acompañada de las mismas, una a cada lado, sujetando con fuerza un brazo. La pelinegra sentía que se iba a volver loca con aquello, estaba en medio de una verdadera ecatombe de amor.
Las cosas no podían ponerse peor o eso era lo que pensaba la joven Kiryuin, sin embargo, la vida nos ha enseñado a todos que no podemos decir aquella aseveración, pues las cosas de inmediato se van a poner mucho peor y eso era lo que iba a ver y sentir Satsuki la noche de aquel sábado.
El día inició de manera "normal", la pelinegra despertando desnuda y abrazada a su Ryuko. Las dos empapadas de sudor, por el round de sexo que habían tenido la noche anterior. Con cuidado de no despertar a su rebelde, se levantaba para ir al baño a asearse un poco. Estando en la ducha meditaba qué era lo correcto por hacer en aquella peculiar situación.
- Dioses que voy hacer... - susurraba Satsuki mientras dejaba que el agua caliente de la ducha cayera sobre su blanca espalda - no quiero terminar con ninguna de ellas... Dios tú sabes que amo a las dos con la misma intensidad... No puedo negar lo que siento... Pero esto no está bien... - como si su relación amorosa con su hermana fuera normal - amo a Ryuko... Pero también amo a Rei... Mierda... Que encrucijada...
Mientras tomaba aquella ducha, la joven no podía evitar estar sumergida en sus pensamientos. Esa situación en verdad la tenía muy mal y sentía que debía pensar lo que debía hacer con más calma y en soledad. Por eso se le ocurrió la brillante idea de ir a la montaña que estaba cerca, para poder meditar de mejor forma en aquel sitio, pero para poder hacer eso debía "escapar" de aquel lugar. Ni bien terminó de bañarse, salió en silencio y se alistó con rapidez, deseando que Ryuko no despertara. Para suerte de Satsuki no fue descubierta y sin más salió de aquel sitio como una pequeña ratona. Para más suerte lo mismo ocurrió al salir del edificio, nadie se había dado cuenta. Es así que corriendo al coche que tenía parqueado detrás de su hogar se dirigió a su destino.
En el viaje la pelinegra pensaba en qué hacer o cómo aclarar lo que pasaba y sentía, pero no encontraba solución simple. Así fue en todo el trayecto, pensando una y otra vez que hacer. El viaje fue corto en realidad, solo le tomó media hora llegar a aquel parque y sin más lío se estacionó. Debido a la hora y al día, habían personas que también llegaban para disfrutar de aquel maravilloso ambiente. La pelinegra se bajó del auto, se puso la capucha de la sudadera que llevaba puesta y se internó en aquella reserva natural con pasó lento.
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Amor de hermanas (fanfic de Kill la Kill) [+18]
Hayran KurguDespués de haber detenido la destrucción del planeta por parte de su desquiciada madre, este par de hermanas buscan rehacer sus vidas, encontrarle un nuevo sentido a la misma, pero a la par de su búsqueda se darán cuenta que algo crece en ellas, un...