Capítulo Veintinueve

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El estado de coma o a veces llamado estado vegetativo persistente, es un estado de inconciencia, como un sueño profundo, la persona está viva pero es incapaz de moverse o responder a su entorno. Pierden su capacidad para pensar, pero, conservan los patrones normales de sueño. Qué difícil es para los familiares y allegados cuando una situación así se presenta. Pueden pasar días, meses o años para que el paciente despierte, en caso que lo haga.

Cassandra, Hope y Sebastian tomaban turnos para cuidar a Damién. Hope más que todos, entregada totalmente a su cuidado. A Cassandra no le agradaba mucho, pero aceptaba y respetaba tanta entrega hacia su hijo, pocas mujeres se dedicarían de tal forma. Bianca la ayudaba con su empleo, Hope organizaba todo y pedía todo por internet y las chicas hacían acto de presencia en las celebraciones.

Sebastian por su lado, estaba confundido, entre los celos que lo embargaban porque siendo objetivos, el hecho de que ella no lo amase no iba a borrar los sentimientos de él de un plumazo, pero también sentía agradecimiento porque esa chica que decía ser mala persona cuidaba al que en algún momento fue su mejor amigo.

Un miércoles por insistencia del propio Sebastian las mujeres se iban a descansar, hoy él lo cuidaría. — Gracias. — Cassandra no paraba de decirle eso. — Es mi hijo, y lo amo. Pero estoy consciente que sus sentimientos y decisiones te están lastimando. Por eso te agradezco, por no abandonarlo. Por ser, sin duda alguna, un verdadero amigo.

Sebastian inhaló profundamente y le respondió. — No sé si algún día lo pueda perdonar. Pero, él me necesita en estos momentos, tú me necesitas. Lo que ocurrió no borra el hecho de que Damién estuvo apoyándome en los peores momentos de mi existencia, y no solo conmigo... También con mi familia. Mi padre siempre dijo: "No debemos tener mala memoria con aquellos que nos ayudaron atravesar las peores tormentas."

— Tu padre fue un hombre muy sabio. Nunca podré agradecerte lo suficiente por todo lo que estás haciendo por mi hijo.

— Podrías empezar por ir a dormir un poco, todo mejorará. Lo prometo.

Sebastian después de haberse ido las chicas observó a Damién que parecía en un sueño profundo. Hay estudios que apoyan en hablarles a los pacientes en estado de coma, ya que ellos son capaces de escuchar, acordándose de ello se acercó a su amigo hablando muy bajito. — Jodido idiota, tienes que despertar. ¿Sabes la cantidad de personas que están preocupadas por ti? Tienes que pararte de allí, no creas que se me olvidó tu traición, tienes que responder ante mí. — Desesperado lo sacudió levemente. — Amigo, debes despertar. Por favor, sácanos de esta tortura. Odio los hospitales.

Ese día pasó y Damién no dio señales de despertar. Cassandra lo cuidaba de lunes a miércoles, Hope de jueves a sábado y Sebastian los domingos, pero Hope acompañaba a Cassandra los días que le tocaba, no se separaba de él salvo para asearse y descansar. Las florecillas y los padres de Hope lo visitaban regularmente, su habitación estaba llena de flores.

Un jueves, Hope se encontraba sentada al lado de la cama de él, le acariciaba el rostro observándolo embelesada.

— Despierta, cariño. Te lo ruego, tienes tantos planes para tu vida, tantas metas, sueños y esperanzas. Lucha por despertar, tu madre está muy preocupada por ti, yo no he podido dormir desde que estás aquí. Por favor... — La puerta de la habitación se abrió mostrando a una hermosa pelirroja, era Sarah. La pequeña del accidente.

— Hola. — Dijo con su dulce voz.

— Hola, Sarah. — Respondió Hope abatida.

— ¿Cómo está? — La mirada de la niña estaba fija en Damién

— Igual.

Los ojos de la niña se empezaron aguar. — Lo siento tanto.

El corazón de Hope se arrugó. — Tranquila, él va a mejorar. ¿Con quién viniste?

Por siempre tuyo, mi amor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora