Capítulo Dieciocho

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El fin de semana llegó, así como también las reuniones que Hope y Sebastian habían acordado con sus conocidos. El sábado fueron donde Fiorella, Hope adoraba esa casa, estaba ubicada en un vecindario muy bonito en las afueras de la ciudad. La decoración era preciosa, y como no. Siendo la propietaria una profesional del diseño de interiores. La casa constaba de tres habitaciones, dos baños, la cocina, el comedor, y el jardín. El gusto de Fiorella era exquisito, su familia y ella viajaban tanto que siempre compraban adornos para su hogar. Bianca había llegado temprano para ayudarla a preparar el almuerzo, Fiorella estuvo toda la mañana callada y muy pensativa, si Bianca lo notó, no dijo nada.

A las once de la mañana se presentaron Sebastian y Hope con una ensalada y vino para complementar su almuerzo. Las chicas parecían haberse puesto de acuerdo, y aunque no fue así, las tres tenían hermosos vestidos cortos con estampados de flores, al verse se rieron fuertemente impresionadas, por tal casualidad. Sebastian sonrío divertido por sus reacciones. El vestía un pantalón oscuro y una camisa blanca, era increíble lo sexy que se veía con ese atuendo tan sencillo. Saludó a las chicas, yendo a la cocina las ayudó acomodar la mesa. Minutos después se dispusieron a comer.

— Y cuéntame Sebastian, ¿A qué te dedicas? — Preguntó Bianca.

— Dirijo una cadena de hoteles con sucursales en varios países del mundo. — Le respondió el tomando un sorbo de vino.

— ¿Y cuál es tu profesión? ¿Gerencia? ¿Negocios? — Bianca amaba interrogar a las personas, más que curiosidad, era diversión por ver a Hope fulminándola con la mirada.

Él que se esperaba alguna de esas preguntas, sonrío pícaro. — Soy profesor de literatura.

Bianca levantó las cejas en señal de sorpresa. Y con su habitual desparpajo no se abstuvo de preguntar. — ¿Y qué rayos hace un profesor de literatura dirigiendo hoteles?

Fiorella que sabía parte de la historia, interrumpió. — Ya déjalo tranquilo, Bianca, basta.

Hope observó toda la escena con curiosidad. Y Sebastián siendo el caballero que era le restó importancia. — Es un negocio familiar, yo no tenía planeado dirigirlo, pero la vida a veces te lleva a donde menos lo esperas, terminas aceptándolo, adaptándote y sobreviviendo. — Fiorella contuvo el aliento, Sawyer se iba a encargar de la empresa. Que irónico es el destino, pensó.

Bianca notó que él se fue por la tangente y por la reacción de Fiorella tomó la decisión de abandonar el tema. — Lo entiendo. — El resto de la tarde pasó entre risas y diversión. A Sebastián le agradaron las amigas de Hope muchísimo, tan dulces y divertidas, le recordó mucho a Damién, Sawyer y él. Ese tipo de amistades no las encontrabas en cualquier sitio.

Hope por su lado, no había olvidado lo que ocurrió un rato antes, ¿Por qué estudió para ser profesor sí se iba a encargar de los negocios de la familia? Sentía que le estaba ocultando algo muy importante, que claro, ella no era nadie para exigir total sinceridad, después del secreto que le estaba ocultando. Por eso, prefirió enterrar eso y dejarlo atrás.

La tarde dio paso a la noche. Bianca insistió en quedarse con Fiorella y antes de que Hope se fuera le dijo que tenían que reunirse para hablar, después de la conversación de su amiga con Sebastian, ella estaba muy extraña, no quería dejarla sola. La pareja decidió retirase a su casa, ya en ella. Hope se dio un baño y luego de ella Sebastian hizo lo propio. En la cena, él le recordó que el día siguiente, iban a la casa de la madre de Damién. La chica se empezó a poner ansiosa, eso no era buena idea, ni siquiera pudo conciliar el sueño de tanto pensar, después de todo lo que Damién y ella se habían dicho, no sabía cómo iba hacer para verle a la cara.

El día siguiente llegó, las ojeras y palidez de Hope dieron muestra de la noche en vela que pasó, él le preguntó que si quería cancelar la reunión pero ella se negó, tenía que enfrentar todo esto algún día. Se vistió con unos jeans claros y un suéter beige, su cabello suelto y liso. Sebastian tenía unos pantalones claros y una camisa manga corta negra. Partieron hacia la casa de la madre de Damién, Hope estaba muy callada entre las ansias y la falta de sueño no tenía ánimos de hablar. Llegaron a una casa preciosa y enorme, su fachada era blanca, su novio le abrió la puerta, besándole la frente, ella observó el interior que era hermoso. Fiorella moriría de gusto al ver esa decoración, pensó.

— Es un gusto verte tan guapo y tan bien acompañado, hijo. — Sebastián le soltó la mano delicadamente a su novia, para ir a abrazar a la que se había portado con él, como una segunda madre.

— Gracias, es para mí un placer. Estás cada día más hermosa, Cassandra. La buena compañía es Hope, mi novia.

— Un gusto, señora. — Le dijo ella nerviosa, Cassandra se acercó más a ella con una dulce sonrisa, y Hope no pudo evitar contener el aliento ante la hermosa mujer. Damién era su copia exacta.

— El gusto es mío, dulzura. — La señora le sonreía, en un momento levantó la mirada, vió detrás de Hope y dijo sin perder la sonrisa. — No es cortés que llegues después que los invitados, cariño.

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¿Que creen que ocurrirá en el próximo cap.? Déjenme sus comentarios. 

Por siempre tuyo, mi amor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora