Capítulo Ocho

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Hope rodeó el cuello de él con sus brazos, bailando de una manera más sensual, él cerró sus ojos sintiéndola y acercándola más a él. Ella con una sonrisa le preguntó al oído. — ¿Cómo supiste que estaba aquí, Damién? — Ella lo observó, estaba espléndido, vestido de traje y una camisa azul claro que resaltaba sus ojos.

El abrió los ojos y sonrío ladino. — Tal parece que le agrado mucho a tu amiga Bianca, me escribió diciéndome que estaban aquí y me pidió que viniera, para que no bailaras sola. — Respondió susurrándole al oído por el alto volumen de la música.

— No estaba bailando sola, en realidad. — Le refutó ella.

— Gracias al cielo que vine, me siento un poco celoso por todos los idiotas que te ven con la mandíbula desencajada. — Dijo él con cara de diversión, mostrando así que no estaba tan celoso como dijo, es muy seguro de sí mismo, pensó ella. Bailaron un rato más, abrazados en las ocasiones que la música era lenta.

— ¡Hola! — Gritó Bianca por encima de la música, tomó de las manos a la pareja, y lanzándole una mirada a Fiorella vocalizó. — Vamos al VIP. — Los chicos la siguieron y cuando estaban en la zona, Bianca habló con su habitual desparpajo. — Al fin te conocemos formalmente Damién, somos las mejores amigas de Hope y las que te vamos a partir la cara si la lastimas. Es un gusto conocerte. — Dijo con una sonrisa.

La antes mencionada abrió los ojos como platos, sorprendida de lo que dijo su amiga. Damién por su lado sonrío divertido y le contestó. — Un placer chicas, no tengo intenciones de dañar a Hope, pero gracias por la advertencia.

Continuaron hablando de todo un poco, Damién encajó perfectamente con las chicas, y no era algo sorprendente, él siempre se había caracterizado por llevarse muy bien con las personas, lo adoraban. Hope no podía dejar de observarlo atentamente, verlo interactuar con los demás era algo magnifico, su chispa y magnetismo no eran ni forzados, ni disimulados, era él en su maravilla y eso hacía que le atrajera muchísimo más. Con el tiempo que llevaban saliendo y todo lo que había conocido acerca de él, ella tomó una decisión.

— ¿Qué ocurre con esa mirada, preciosa? — Preguntó él con una sonrisa.

— Nada en absoluto, me agrada lo bien que te estas llevando con mis chicas. — Disimuló ella con una sonrisa.

— Creo que ya es la hora de irnos, me siento muy cansada, es que ha sido un día intenso. — Dijo Fiorella. — Ya que yo no bebí, voy a llevar a Bianca a su casa, ¿Hope, te puedes ir con Damién?

— Claro. — Respondió ella, todos recogieron sus cosas y salieron del local, Hope les hizo prometer a las chicas que le avisarían en cuanto llegaran a casa y subió al auto de Damién, él encendió la radio. Iban en un silencio cómodo, cuando llegaron a su edificio, la acompañó hasta la puerta de su casa y ella, aunque un poco nerviosa se armó de valor y le preguntó. — ¿Quieres pasar y tomar algo? — Él gustoso aceptó y entró a su hogar, ella buscó unas copas y destapó el vino le hizo una seña para que se sentara en el sofá blanco de la sala.

— ¿Por qué te dicen florecilla? — Le preguntó él para dar después un sorbo a la copa de vino que ella le sirvió.

Se sentó a su lado y empezó hablar. — Amo las flores, cuando era niña y gran parte de la adolescencia mis vestidos o mis bolsos tenían estampados de ellas, además mi mamá conservaba un hermoso jardín y yo amaba ayudarla con eso, mi papá inició con el apodo, luego mis amigas lo tomaron y se quedó.

— Me gusta ese apodo, y me agradó mucho pasar esta noche con ustedes, siento que te conocí un poco más. — Sonrió burlón. — ¿Bianca es la del picardías, no?

Ella se sonrojó muchísimo. — No hablemos más de eso, por favor.

Damián levantó las manos mostrando rendición con una enorme sonrisa. — No lo diré más, lo prometo.

Ella se acercó a él que se levantó. — Hablando de lo anterior, me gustó que te hayas llevado bien con ellas, te lo dije antes y ahora lo reitero. — Ella sonrió y tomándole de las solapas del traje lo acercó y lo besó.

Cuando el beso se empezó a intensificar, él la separó unos centímetros y susurró contra sus labios. — ¿Quieres ser mi novia? — Ella se apartó de golpe, sorprendida.

— ¿Qué?

— Esas no son las opciones de respuesta preciosa, o es sí o no. — Sonrío él.

— Es que estoy un poco impresionada.

— No deberías, me gustas Hope, en serio. Te lo dije antes y quiero que seamos una pareja formal. — La atrajo hacia a él. Y la miró a los ojos. — Para ser muy sincero te lo iba a pedir hoy, en un hermoso restaurante y con unas lindas rosas. — Ella se sonrojó avergonzada porque le cambió los planes. Él lo notó y sonrió — No te preocupes, todo se da de forma perfecta y natural Hope, ahora, por favor, respóndeme.

— Sí quiero.

— Gracias al cielo. — Susurró el, yendo a buscar sus labios y besándola, ella lo abrazó, poco a poco su beso se fue intensificando, se separaron para respirar entrecortadamente y él le empezó a besar el lóbulo de la oreja y en un ronco susurro, preguntó.

— Hope, ¿Deseas esto? Si no lo haces dímelo y me apartó ahora mismo.

— Lo deseo, te deseo muchísimo Damién. — Ella se colocó de pie y tomándolo de la mano, lo llevó a su habitación, lo presionó contra la puerta. Él continúo con el beso e introdujo su lengua en la boca de ella que gimió audiblemente, él se alejó y ella lo miró, echándose hacia atrás, empezó a levantarse el vestido, dejando ver su ropa interior negra de encaje y él contuvo el aliento, la miró de arriba abajo diciéndole. —Eres la visión más hermosa que existe. — Ella se sentó en la cama, él se colocó de rodillas en el suelo quitándose el saco y ella le ayudó con los botones de la camisa, volviendo al beso ella se recostó en la cama poniéndose encima de ella, él beso todo su cuerpo demorándose en sus zonas erógenas, haciendo que ella le rogara por más.

Hope acarició el abdomen de él y su mano bajo a sus pantalones desabrochando el botón, él se levantó y se los quitó dejando a la vista su bóxer con su abultada protuberancia, tomó la mano de ella y se la puso en su bóxer diciéndole. — ¿Sientes lo mucho que me enloqueces, Hope? — Ella asintió y apretó haciendo que el soltará un gruñido. Damién la puso a horcajadas de él frotándose, se quitaron las únicas prendas que los separaban, él tomó los pechos de ella y los amasó acariciándolos de una forma erótica y excitante. —Eres perfecta Hope, soy un tipo jodidamente afortunado. — Se levantó buscando en sus pantalones un condón, ella se recostó en la cama y le envió una mirada necesitada y hambrienta. Él se colocó encima poniéndose el condón, tomando su miembro lo introdujo en Hope que gimió y lo abrazó apretadamente y empezaron a moverse.

La cama, almohadas y paredes fueron testigo de la pasión y el placer que se desató en la habitación, en donde los gemidos se convirtieron en la banda sonora del amor de Hope y Damién, llegando ambos al clímax.

— ¡Oh, te amo! — Hope por fin dejó salir las palabras que tanto la habían hecho pensar esta noche y con un poco de temor lo miró y se sorprendió cuando lo encontró con una gran sonrisa.

— Es la mejor noche de mi vida, también te amo, cariño. — La besó y juntos se fueron quedando dormidos.

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¡Hola! Aquí está un capítulo un poquitííín "Caliente, Caliente" (Inserte guiño pervertido) Es la primera vez que escribo algo así y espero que le guste, mi pensado en la novela NO es tener tooooodoooss los capítulos eróticos, pero, sí habrá en algún momento, uno que otro. Porqué vamos, seamos honestos, el sexo forma parte de la vida. (Inserte guiño).

Así que. Digaaaaanme. ¿Que les parece?, Todo va muy perfecto, ¿Verdad? ¿Que creen que sucederá?, ¿Les está gustando? Sí es así, dejen sus sexys votos y sensuales comentarios. Hasta el próximo capítulo. Besos.

Posdata: AMO A BIANCA, es muy bella. Ahora sí, chao.


Por siempre tuyo, mi amor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora