Capítulo Diez

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Damién estaba en estado de shock todavía, ver la mirada de Hope lo dejó desmoralizado, ser el causante de todo su dolor lo tenía torturado. No podía creer lo que estaba sucediendo a su alrededor, era una mala noticia tras otra y otra. Claro, lo que ocurrió con Samantha fue producto de su propia estupidez, cuando ella le confesó que estaba enamorada de él, en aquel café y que se iba a ir un tiempo porque no soportaba verlo con otra mujer, él debió haberse largado inmediatamente, pero no. Se quedó allí como un idiota. Ella le dio un beso de despedida así le dijo y él no hizo nada, no la apartó porqué lo disfrutara, es que no quería lastimarla más y estaba sorprendido por su comportamiento. Aunque, terminado el beso, él no pudo callar y le dijo que lo sentía, que estaba enamorado de otra persona. El rostro de Samantha desdibujo la sonrisa que tenía. Él sintiendo una mirada, levantó la vista y se encontró con la mirada de Hope destrozada por el dolor. Intentó decirle algo, pero no pudo, es que era difícil de explicar, cuando reaccionó fue tras ella, pero huyó con una de sus amigas. Se sintió como un bastardo al verla correr y pudo también ver sus lágrimas cuando se alejaba en el taxi. Sintió que le tocaban el brazo y se zafó con brusquedad.

— Lo siento mucho. — Le dijo Samantha con lágrimas.

— Yo lo siento más, te lo aseguro. ¡Soy un imbécil!

— No era mi intención que ella nos viera.

— En este momento no quiero hablar, estoy demasiado furioso. No voy a evadir mi responsabilidad en lo que ocurrió porque yo también estaba allí. Pero te lo digo de una vez. Nunca. Jamás. Te acerques de nuevo a mí. Que te vaya bien, Samantha. — Se giró y no miro atrás. Fue directo a ver a Hope. No sabía qué hacer, debía hablar con ella. La llamó por teléfono, tocó su puerta un buen rato y nadie abrió. Se fue a su casa, decidió ir horas luego para hablar con ella.

Su teléfono sonó, pensando que era ella respondió apresuradamente, era su amigo Sebastian Rutledge que le dijo que tenía que hablar con él urgentemente, no quería ir, pero su amigo nunca le pedía nada, pero su hermano acababa de morir y no tenía a nadie más, por eso había estado tan ocupado. Estaba acompañándolo. Y ahora, aunque quería revolcarse en su miseria, decidió salir un momento a verlo, luego volvería a la carga para conseguir el perdón de Hope.

Cuando llegó a la casa de su amigo notó todo a oscuras, era muy sombrío, lo cual era totalmente entendible debido a la situación, Sawyer siempre había sido el rey de la animosidad, su personalidad era tan chispeante que no podías evitar querer estar cerca de él, Sebastian por otro lado, siempre había sido serio y taciturno. Los gemelos se complementaban perfectamente, la ausencia de Sawyer estaba haciendo una mella profunda en su hermano.

— Amigo, te ves como la mierda. — Fue el saludo de un sorprendido Sebastian.

— Y así me siento, tú no estás mejor.

— Lo sé. Pero, ¿Cuáles son tus motivos? — La cara demacrada de su amigo le miró con curiosidad.

— Que soy el imbécil más grande de Canadá. Y creo que perdí a la mujer que amo.

— ¿Qué ocurrió? ¿Es la chica de la que hablaste la otra vez?

— Sí, pero no quiero hablar de eso en este momento. — Bastante tenía ya su amigo como para tener que escuchar sus problemas, pensó Damién.

— Si quieres hablar, no lo dudes. Que aquí estoy.

— Gracias, amigo. Ahora, ¿Qué necesitabas decirme con urgencia?

— Me voy de viaje.

— ¿Adónde? ¿Por cuánto tiempo? — Ahora el sorprendido era Damién.

— Todavía no tengo claro cuánto tiempo, pero empezaré por U.S.A. Y luego seguiré el camino, esta casa me agobia, tantos recuerdos. Quiero despejarme y meditar acerca de que haré con mi vida.

— ¿Vas a cumplir lo prometido a Sawyer, verdad?

— Espero que sí, por lo menos lo de viajar. Lo menos que puedo hacer por él y en honor a su memoria es cumplirle, él quería hacer todo lo que me hizo prometer.

— Entonces cúmplele.

— Haré lo que pueda. Saldré la semana que viene. — Damién se levantó y abrazó a su amigo palmeándole la espalda.

— Trata de sanar y drenar todo tú dolor, amigo. Mantenme informado, te extrañaré y me duele verte partir, espero que vuelvas. — Se separó mirando fijamente los ojos de su amigo.

— Gracias, espero volver.

— Estaré aquí para recibirte, y estaré aquí para ti. Siempre. Es una promesa. — Sebastian le devolvió la mirada.

— Gracias por todo lo que has hecho por nosotros. — Damién después de salir de la casa de su amigo volvió a la casa de Hope, en el camino pensaba en lo duro que era alejarse de su amigo, de su hermano. Le preguntó si quería que lo acompañará, su amigo se negó en redondo, pero el entendió que esto tenía que hacerlo solo, y lo podría ayudar a tomar el control de su vida, se prometió a sí mismo que siempre lo iba ayudar sin importar que. Ya en la casa de Hope, volvió a insistir tocando la puerta y llamándola a su teléfono, de pronto recibió un texto de ella que decía:

Mantente alejado de mí, no me llames, ni me busques, y no molestes. Eres el peor error que pude cometer y te odio. Nada que digas o hagas podrá cambiarlo.

Ese mensaje lo destrozó, podía entender el dolor de ella. Y lo mataba que estuviera sufriendo por su culpa. No se dejó desanimar por ese mensaje, y siguió insistiendo. Tres días después, cansado y con grandes ojeras, al salir del trabajo, pasó nuevamente por casa de Hope, pero hoy algo estaba distinto, el apartamento estaba a la venta. Eso lo desesperó e insistió en contactarla con más insistencia. Pero iba a pasar un largo tiempo antes de verla nuevamente.

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Repito: Hope me dueles. :(

La cosa aquí se está poniendo intensa, y aunque no creo que Samantha moleste más, ya hizo suficiente.

¿Qué les está pareciendo? ¿Qué creen que pasará en el próximo capítulo?

Dejen sus sexys votos y comentarios, please.

Nos leemos dentro de tres días. Besos.

Con cariño, la autora.  :D

Por siempre tuyo, mi amor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora