Capítulo Seis

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Hope despertó el sábado temprano y llamó para que fueran a limpiar el lugar donde se realizó la ceremonia del día anterior, mientras preparaba el desayuno pensó en Damién. En lo dulce e inteligente que es, soltó una risita cuando recordó el beso que le dio, lo hizo porque quería saber lo que era besarlo, por lo bien que se comportó ese día y también porque viéndolo así, tan guapo y tan encantador no se pudo resistir. Fue un beso aunque corto muy hermoso y encendió en ella una chispa que no había sentido nunca antes además de unas sensaciones muy intensas.

La tarde llegó y ella empezó a preparase para su cita. Se vistió con un hermoso vestido blanco, corto y de encajes, unas sandalias plateadas y para completar, su hermoso cabello oscuro en ondas, se maquilló poco. Se estaba poniendo perfume cuando escuchó el timbre y fue abrir la puerta.

— Buenas noches, preciosa Hope. — Ver a Damién le robó el aliento, se veía espectacular con una camisa manga larga de color claro con pantalones oscuros.

— Buenas noches, ¿Nos vamos?

— De acuerdo. — Cuando llegaron a la calle se dirigieron al auto de él que le abrió la puerta y la cerró después que ella se sentó.

Primero fueron al cine, eligieron una película de la que no habían escuchado antes, pero estaba en la cartelera, parecía una comedia, Damién compró palomitas y bebidas, se sentaron el parte de atrás y Hope estaba rodeada con una chaqueta de él, se la prestó cuando se bajaron del auto, aunque ahorita no tenía mucho frío se la dejó, tenía el perfume de él y ella se sentía muy bien con ella puesta.

La película empezó y fue un completo horror, era sumamente grotesca, las otras personas reían encantados y ellos no lo podían entender, en un momento se puso especialmente asquerosa y Hope sintió nauseas, sintió un aliento en su oído y una voz le susurró.

— Disculpa, pero tengo intenciones de salir de aquí. — Ella ni siquiera lo pensó, se levantó como un resorte y ambos salieron de la sala de cine.

Ya afuera en la calle, ella bromeó. — Te odio un poco por interrumpirme tal maravillosa película.

Él se detuvo abruptamente y le dijo respondiendo su broma. — Cariño eres una persona muy agradable, pero si me dices que te gustó esa película, ceso en mis intentos para conquistarte, ahora. — Ella no pudo evitar reírse por su comentario y se montaron de nuevo en el auto. Hablaron durante todo el trayecto, cuando llegaron al destino ella quedó sorprendida por el restaurante, "LeBouton" Aunque nunca había ido, había escuchado muchísimo sobre ese lugar, entre tantas cosas, que las reservaciones para cenar allí se pedían con seis meses de antelación, además que asistían famosos. El restaurante era más hermoso de lo que había imaginado, sofisticado y elegante las mesas decoradas exquisitamente, no muy recargadas ni muy desnudas, del techo colgaban hermosos candelabros y las paredes tenían cuadros abstractos muy llamativos. El maître les dio la bienvenida y los llevó a la mesa en la terraza.

— El restaurante es precioso. —Murmuró Hope maravillada.

— Me alegra mucho que te guste. — Dijo él con una sonrisa.

— Buenas noches, me llamo Samantha y voy a ser su mesera. ¿Qué desean orde...? ¡Oh Damién! — Exclamó la bellísima rubia de ojos verdes que miraba a Damién como si fuera la única persona en el sitio.

— Hola Samy, ¿Cómo estás? Te presento a mi cita, su nombre es Hope. — "Samy" la miró como si fuera un insecto.

— Hola. — Hope un poco incómoda respondió. — Hola, un gusto. — Samantha la ignoró y se dirigió a Damién que no notó la tensión en el ambiente.

— ¿Quieres tu plato favorito?

— Sí. Y vino blanco de bebida, Hope, preciosa. ¿Qué quieres ordenar?

— Lo mismo que tú está bien. — Respondió aún incómoda.

— Perfecto, ya les traigo su pedido, permiso. — Se fue, no sin antes dirigirle a Hope una mirada de desagrado.

— Estoy confundida. ¿Vienes mucho a este sitio? Porqué parece que los meseros te conocen, creía que para conseguir reservar en este restaurante debían pasar meses.

— Sí, es cierto. Una reservación aquí de última hora es imposible. Mi tío es dueño del restaurante, preciosa. Todos me conocen porque vengo de forma regular y trabajé aquí en la secundaria. Los meseros son mis amigos, incluyendo a Samantha.

— ¡Oh! Guao, estoy sorprendida. Aunque debo preguntar. ¿Sabes cocinar?

— Eso lo averiguaras en nuestra tercera cita. — Respondió él guiñándole un ojo.

— No hemos terminado ésta... ¿Y ya estás pensando en la tercera?

— Sí, porque sé que nos va a ir estupendo, soy directo y voy por lo que quiero.

— ¿Y qué quieres?

— A ti, Hope. — Ella lo miró directamente a los ojos y preguntó.

Ella abrió los ojos sorprendida. — ¿A qué te refieres? ¿Qué quieres conmigo? Apenas nos conocemos.

— Contesto que todo. No sé cómo explicártelo, pero contigo siento una conexión intensa y quiero explorar a fondo en eso, conocerte más, descubrir si somos compatibles. No te voy a presionar Hope, todo será en el tiempo que tú decidas, pero, quería dejar claras mis intenciones contigo. — Dijo él y la miró de una forma que calentó todo su cuerpo

Ella estaba muy sorprendida sabía a qué conexión se refería él, porqué ella sentía lo mismo, pero que lo dijera de una manera tan directa la dejó anonada, no sabía que responder a eso, y tuvo suerte que llegó Samantha con la comida, la cual se veía y desprendía un olor exquisito. Damién no la presionó por una respuesta y empezaron a comer, era una delicia. Nunca se imaginó en él un hombre con tanta intensidad, pero le gustó ser receptora de ello, se sentía poderosa. A pesar de que Samantha la fulminó con la mirada todo el tiempo.

Al terminar la comida y él preguntó que si quería postre y ella dijo que sí sin dudarlo, el postre constó en una porción de tarta de chocolate que a ella le supo a gloria. Cuando llegó la mesera a preguntar si querían café, ellos negaron y él preguntó por su tío ya que quería presentárselo a Hope, desafortunadamente su tío tuvo que ausentarse por algo personal, Damién se disculpó y envió sus felicitaciones al chef. Se despidió de Samantha saliendo a la calle con Hope, le preguntó si le apetecía caminar y ver los alrededores, ella asintió, él lentamente se acercó para tomarle la mano, dándole oportunidad de apartarse. Ella no lo hizo, entrelazaron sus dedos y caminaron.

— Entonces, ¿Pensaste en lo que te dije? — Preguntó, ella notó su nerviosismo

— Lo pensé, Damién. Quiero seguir conociéndote y en transcurso veremos qué es lo que pasa. — Respondió ella con una dulce sonrisa.

— Te prometo que no te vas arrepentir. — Dijo él sonriendo.

— Eso espero.

Siguieron caminando tomados de la mano, el empezó a contarle a ella chistes, que eran malísimos, ella se reía del pésimo comediante que era.

— Aún no me has respondido algo y eso me tiene intrigado.

— ¿Qué cosa?

— ¿Si te beso, te molestarías conmigo?

Hope rió y lo atrajo hacia ella, besándolo, el colocó la mano en su cintura, y ella sus brazos los pasó por sus hombros, enredando sus manos en su cabello, sus cuerpos encajaban de forma perfecta, era como si estuviesen destinados a estar juntos. El beso fue intenso y sus labios bailaban al compás del otro con una canción que solo ellos escuchaban.

Ya finalizado el beso, Hope susurró contra sus labios. — No estoy molesta.

Por siempre tuyo, mi amor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora