Capítulo Quince

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Damién en su oficina no se podía concentrar en el trabajo. Estaba tan molesto que no podía razonar, ver esa faceta de Hope le sorprendió y enfureció muchísimo, como le dijo, él admitía sus errores, no debió ser tan imbécil con lo de Samantha, pero joder, si Hope lo hubiese escuchado. Si lo hubiese entendido esto no estaría pasando.

Al revisar su teléfono vio que tenía tres llamadas perdidas de su mejor amigo y le llamó, su amigo respondió al instante.

— Hola, hermano. ¿Qué hacen? — Saludó Sebastian.

— En la oficina. — Respondió Damién distraído.

— ¿Con Hope?

— ¿Por qué rayos estaría con tu novia? — Respondió Damién molesto.

Hubo un silencio en la línea por unos segundos. — Será porque te dejé en casa con ella. ¿Estás bien? — Estaba muy confundido.

— Disculpa hermano, tienes razón. Es que Hope estaba un poco incómoda con mi presencia, por eso preferí irme.

— Será porque no te conoce, pero tranquilo, ya arreglaremos eso.

— Sí, bueno... ¿Podemos hablar de algo importante?

— ¿Qué ocurre?

— Te invito almorzar.

— Claro, ¿Dónde nos vemos? — Él le dio la dirección de un restaurante cercano a la oficina. Media hora después, su amigo llegó al restaurante, él ya tenía rato allí, su amigo se sentó en frente. El mesero los atendió y eso le recordó cuando en su segunda cita con Hope, ella conoció a Samantha, que tonto fue al no notar lo que su amiga sentía, y aunque ya no podía hacer nada no le dejaba de doler toda la situación. Mientras esperaban la comida, empezaron a conversar.

— Así que, dime hermano, ¿Qué ocurre? — Sebastian dijo.

— Quería hablar contigo en privado, porque no sé qué tanto le has contado a tu chica sobre tu vida. Dime, ¿Fuiste al psicólogo? — Indagó Damién.

Sebastián se tensó. — No, no lo necesito.

— Y yo pienso que sí, todo lo que pasaste ha sido muy fuerte y...— Su amigo lo interrumpió.

— Te dije que no. No insistas.

Damién entendía la reticencia de su amigo, pero eso no significaba que él iba a dejar insistir. — Está bien. Sí tú lo dices te creeré, pero mantendré un ojo atento en ti. Si veo algo extraño, te enviaré hacía allá con un patada en trasero. ¿Está claro?

— Como el agua. — El mesero llegó con su comida, al irse ellos continuaron hablando y esta vez fue Sebastián el que preguntó. — ¿Te agrada Hope?

Damién que estaba tomando agua se congeló por unos segundos, luego habló. — Sí, claro. Es una chica muy agradable, ¿Cómo la conociste?

— Estaba caminando por el bulevar de Magenta en París, en mi recorrido conociendo los lugares, ella venía con un ramo de flores y hablando por teléfono, estaba tan distraída que no me vio y tropezó conmigo, todo se le cayó, se dispuso a recogerlo, yo la ayudé. — Eso le trajo a Damién el recuerdo del día en que la conoció, ¡Maldición! Su amigo continuó narrando. — Me pidió que la disculpara por tropezarme, estaba tan linda y es tan dulce que le dije que la única forma en que la disculparía, era si ella aceptaba ir a cenar conmigo, al principio estaba un poco reacia, pero finalmente acepto.

Damién había dejado de comer, el hambre se le esfumó. — Pero tú te diste cuenta que ella iba a tropezar contigo, ¿Por qué no evitarlo?

— Quería una excusa para hablar con ella. — Le respondió con una sonrisa.

— Que inteligente, ¿La amas? — Preguntó, ya no quería dar más rodeos.

— Muchísimo, siento que todo lo que he pasado en mi vida ha sido para encontrarla a ella. — Damién sintió esas palabras como un cuchillo clavándose en su pecho.

— Me alegro por ti, hermano. — Y no era totalmente una mentira, se alegraba que su amigo fuese feliz, lo que lo estaba matando, es que era con su Hope.

— Gracias, espero algún día encuentres a una chica parecida.

— No creo que exista. — Damién estaba ya muy afligido.

— Ten esperanza que sí, ¿Qué ocurrió con tu vecina?

— Se fue, hace tiempo. Nunca me quiso escuchar, la herí profundamente. — Y no lo decía solo por hace dos años, también por horas antes. Ella lo debía estar odiando.

— Si de verdad se aman, espero que algún día se vuelvan a encontrar. — Damién no respondió porqué su amigo no sabía lo que decía. Le cambió el tema.

— ¿Ya le hablaste de Sawyer?

— No todavía, voy a esperar unos días. Quiero acostumbrarme a estar aquí antes de revivir todo eso.

— Te entiendo.

La conversación terminó allí porqué cada uno se sumió en sus pensamientos, los dos tenían temas que los estaban atormentando pero que no querían compartir con el otro. Terminaron de comer, después de pagar se pusieron de acuerdo para visitar a la madre de Damién con Hope, él quería negarse, pero, ¿Con que excusa lo hacía sin levantar sospechas? Damién pensó que su vida se acababa de convertir en un infierno.

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HOLAAAAA. Les dejo aquí la actualización, es un capítulo corto, pero desde mi punto de vista muy revelador en cuanto al nivel de amistad de Damién y Sebastian, espero que lo disfruten. Pronto vendrán unas cuantas sorpresas en la trama.

En otro orden de ideas, he visto a nuevos lectores y les agradezco muchísimo su presencia aquí. No duden en dejar sus votos y comentarios, lo que creen que pasará o si les está gustando la historia.

Nos leemos en el próximo capítulo, besos. 

Por siempre tuyo, mi amor ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora