Capítulo 26

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Capítulo 26

Sentía el cuerpo demasiado pesado, apenas podía concentrarme lo suficiente como para intentar coordinar algún tipo de movimiento, como si pudiera hacerlo, en el primer intento me tope con la gran dificultad, mis manos estaban unidas por lo que parecía ser una soga muy apretada. Lentamente comenzaba a resentir lo incómodo de la posición en la que la estaba, las sogas que mantenían tanto mis manos como mis pies pegados a la silla en la que estoy sentada. Más que miedo tenía terror, ¿Dónde estoy? ¿Por qué me trajeron aquí? Por un momento pensé que iban a dispararme... ¿Dónde está Christopher? Ni siquiera puedo ver el lugar en el que me tienen ya que una venda gruesa cubre mis ojos, comenzaba a alterarme cada vez más, hasta que no lo soporté más y empecé a llorar en silencio realmente no puedo dejar de imaginarme lo peor ¿Cómo demonios todo esto terminó así?

Al cabo de unos minutos escuché un par de pasos acercarse, más de una persona estaba a mi alrededor, mi corazón podía salirse de mi pecho en cualquier momento del terror que estoy sintiendo ¿Qué van a hacerme?

-Tal y como lo pediste, el menor daño posible-dijo una voz gruesa que no pude reconocer.

-Han hecho un buen trabajo, llevenla al auto-la segunda voz tampoco se me hacía familiar, parecía ser de un hombre muy mayor.

En cuestión de segundos sentí como colocaban un pañuelo en mi rostro, volví a caer en la inconsciencia con la peor sensación del mundo recorriendo todo mi ser.


Nuevamente me sentí mareada y con un peso invisible sobre mi cuerpo que impedía que me moviera demasiado, mis manos seguían atrapadas por aquellas sogas sin embargo no estaba en una silla a juzgar por la superficie suave debajo de mí podría jurar que es una cama. La cabeza me daba vueltas pero eso no evitaba que me sintiera peor que antes si es que eso era posible ¿Dónde estoy? Atada en un cama, no deja muchas opciones que barajar y aun así no aclara nada. Intente moverme un poco, mis pies no estaban atados lo cual dentro de todo era alivio, aunque no puedo hacer mucho más que esperar a que algo suceda. La venda que tengo cubriendo mis ojos comienza a intensificar el dolor de cabeza que cargo, los ojos me queman por las lágrimas que intento no dejar salir, no quiero resignarme tan pronto pero toda esta situación no hace más que superarme.

Varios minutos después cuando había conseguido calmarme un poco pude escuchar como alguien entraba a la habitación, sus pasos eran pesados y muy ruidos parecía estar molesto, instintivamente me quede lo más quieta posible, como si estuviera dormida.

-¿Qué demonios es esto?-esa voz... conozco esa voz ¿De dónde?

-Un regalo, de mi parte- si no recuerdo mal es la voz del mismo sujeto que me trajo a este lugar, un escalofrío recorrió mi cuerpo- sé cuánto querías a esta mujer y te la traje.

Se instaló un silencio incómodo, en el cual podía sentir las miradas de aquellos hombres sobre mí.

-Es cierto, sin embargo no la quería de esta forma.

-Es la única forma en la que podrás tenerla y lo sabes, arriesgué a mis hombres para que la tengas, espero que sepas valorar eso-sentenció aquel hombre de voz gruesa antes de largarse de la habitación.

No sabía qué hacer, cómo sentirme, estoy secuestrada y no puedo suponer exactamente por quién ninguna persona que haya conocido sería capaz de secuestrarme ¿O sí? Intentaba hacer memoria con tanto afán que no preste atención a la forma en la que se hundía el colchón a mi lado. De pronto sentí como acariciaba mi cabello con ¿Cariño? Estaba siendo suave y resultaba extraño, demasiado para procesarlo.

-Lamento no poder dejarte ir...-dijo de pronto, cada vez me resultaba más conocida aquella voz- al menos cuando vayamos a mi casa podré quitarte la venda y las sogas, lastiman tu piel perfecta.

Modelo de NoviaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora