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- ¿a qué hora nos veremos? -. Pregunté.
- bueno, Milo, verás, tengo un poco de papeleo ahora, saldré en veinte minutos, te llamo cuando salga para ir a tu casa -.
- bien, gracias por avisar -. Corté la llamada.
Agarré mi chaqueta del perchero y me dirigí a la corte suprema de California, la sorprendería, supuse que era una gran forma de demostrarle que me importa mucho.
Salí y me dirigí a tomar un taxi.

Cuando por fin logré llegar a la corte suprema, me bajé del taxi y le pagué al conductor. Para mi suerte había una pérgola con flores cerca y me dirigí allí.

- señor, quiero sus flores más bonitas -.
- pues estás son las mas hermosas -. Dijo mostrándome un ramo con rosas, lilum y lavanda. - ¿son para una señorita? -. Preguntó arqueando una ceja de forma pícara.
- claro, la más importante en mi corazón-.
- me alegra oír eso -. Dijo con una sonrisa.
- ¿cuánto es por todo? -.
- 14,14 dólares, señor -.
- aquí tiene -. Dije entregándole el dinero.
- sorprenda a su amada, joven -.
- gracias -.
- no hay de qué, y un consejo; hágala sentir única, la única en su corazón y la única en su mundo -.
- gracias nuevamente por el consejo, señor -.
- no es nada, soy florista -.
- hasta luego -.
- hasta luego, joven y éxito con su amada -.

 - hasta luego, joven y éxito con su amada -

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- gracias nuevamente -.  Y me dirigí a la entrada de la corte suprema, decidí quedarme allí esperándola en la calle.
El viento soplaba ligero, no golpeaba como antes cuando me encontraba solo, ahora era tibio, amable y sentía como me abrazaba, me sentía tan feliz de estar allí, esperando al amor de mi vida.
Se abrieron aquellas puertas giratorias y apareció ella, con su cabello rizado, con sus ojos miel, con su forma tan tierna de ser, de inmediato escondo el ramo de flores detrás de mis espaldas, se detuvo afuera a mirar a la nada, y fue cuando sacó su teléfono de su bolso, marcó algo; de pronto mi teléfono comienza a vibrar, ella me llamaba, hurgué en mi bolsillo y contesté.

- Milo, quería decirte que ya salí del trabajo, voy directo a tu casa -. Aún no lograba verme, de todas maneras estaba oscureciendo.
- eso no hará falta -.
- ¿cómo? -. Me acerco, y su mirada se encuentra con la mía. Ella ve su teléfono y corta la llamada, yo vuelvo a guardar mi teléfono en el bolsillo de mi pantalón.
Nos acercamos más.

- no hacía falta que vinieras, Milo -. Dijo con una sonrisa apartándose un mechón de su cabello.
- sólo vine porque quise, ________ -.
- no era necesario -.
- claro que si -.
- bueno, gracias por ser tan atento conmigo, no cambias -. Dijo riendo.
- eso no es todo -. Sonreí. Saqué el ramo de mis espaldas y se lo di.
- ¿me trajiste flores? -. Dijo emocionada. - Milo, son muy bellas -. Se detuvo a pensar. - no puedo aceptarlas -. Opacó su sonrisa.
- claro que si puedes, yo las traje para ti -.
- gracias, Milo, eres muy tierno -. Dijo sonriendo y tomando las flores.
- no es nada -. Dije. - ¿nos vamos ya? -.
- me pregunto a dónde me llevarás hoy -.
- pues ya verás-. Ella me otorgó la sonrisa más linda de todas.

Tomamos un taxi directo al cine local.

- bueno, dime, ______, ¿qué película se te antoja ver? -.
- Mmmh no lo sé, pero en realidad si lo sé, adivina, ¿cuál película me gustaría ver? -. Dijo sonriendo emocionada. Me detuve a pensar, vaya me la había dejado difícil, _______, era muy peculiar en sus gustos.
- pienso que puede ser, el regreso de Mary Poppins -.
- podría ser, Milo, pero no -. Dijo, sólo había una película que podría gustarle aparte de esa, si acertaba sería un gran logro y si no, quizás podría decepcionarla.
- solo bromeaba, _______, era para ver si conocías mis capacidades de cuánto te conozco, es obvio que quieres ver Bohemian Rapsody -.
- vaya, ¿cómo lo supiste? -.
- te conozco, es obvio -.

Me acerqué con ella hacia las cajas.

- hola, quiero dos para Bohemian Rapsody -.
- hola, bien, enseguida -.
- ¿será tan buena como dicen? -. Preguntó _______.
- ya lo averiguaremos -. Respondí.

Nos fuimos caminando hacia la sala donde emitirían la película.
- oye, Milo -. Dijo cabizbaja pero en un tono normal.
- ¿si, ______? -.
- gracias por las flores, no te agradecí correctamente -. Dijo mirándolas fijamente.
- no tienes que agradecer -.
- claro que si, a todo esto, ¿qué significan? -.
- ¿a qué te refieres? -. Pregunté llegando a la sala número tres dónde darían la función, le abrí la puerta caballerosamente.
- me refiero a, ¿qué quieres decirme con ellas? -. Desde allí comencé a ponerme nervioso, tanto que mis manos comenzaron a sudar.
- b-bueno, ________ -. Tartamudeé. - significa que estoy feliz de verte de nuevo, digo, feliz de que hayas vuelto, feliz de que estés conmigo -. Ella rió, luego comencé a ver a la gente en la oscuridad y todos tenían palomitas, a excepción de nosotros. - _______, soy un imbecil, olvidé las palomitas, ¿buscas los asientos por mi?, volveré enseguida -. Dije desesperado.
- Milo, tranquilízate, ¿por qué no me dejas a mi ir a comprarlas? -.
- pero, _______, yo fui quién te invitó -.
- pero, me siento mal si no te ayudo en algo, me siento todo una aprovechadora -.
- no, _______, no te preocupes, no eres aprovechadora ni nada parecido -.
- por favor, déjame ir a comprar las palomitas, ¡por favor! -. Dijo casi suplicando.
- bien, te acompaño -.
- no, tranquilo, de todos modos también quiero pasar al baño -.
- bien, buscaré los asientos, me mandas un mensaje cuando entres para señalarte, ¿si? -.
- bien -. Dijo retirándose. La película aún no comenzaba, así que me decidí a buscar los asientos y con la linterna de mi teléfono me ayudé a encontrarlos mas rápido ya que la luz era totalmente reducida.
- al fin -. Dije en cuanto los encontré.
Según señalaba mi horario, la película comenzaría en quince a veinte minutos, así que me dispuse a esperar.

Ya llevaban mas de quince minutos y la película aun no comenzaba, ni ________, aparecía, quizás tenía problemas con el dinero o algo así, me dirigí al puesto de confites, y no había nadie, salvo la vendedora. Me dirigí al baño de mujeres y esperé afuera.
Escucho gritos, son de _______, se que es un pecado, pero entro.

- ¡Milo, ayuda! -. Grita _______.
- ¡_________! -. Grito al ver que un hombre intenta manosearla.
Corro al fondo del baño donde se encuentra.
- vete, muchacho, ella es mía -. Dice el hombre, parece de treinta años, no tan delgado y tiene una barba extraña.
- ¿qué te ocurre, imbecil? -. Digo al tomarlo del cuello.
- ¿la conoces a caso?, ¿es tu novia? -. Dice el hombre en tono de burla.
- ¿qué te crees?, ¡nadie toca a mi chica!, ¡nadie entendiste! -. Lo azoté contra la pared. Una furia recorrió mi cuerpo. Le di un puñetazo y un puntapié en la entrepierna con todas mis fuerzas, esto hizo que se retorciera. - aprende imbecil, no puedes ir por ahí tocando a quién te apetezca, ahora tuviste mala suerte, porque jamás dejare que le toques un pelo a mi novia, o te daré una paliza -.
- ¿por qué la dejaste sola? ¿ ah? -. Dijo desafiante.
- eso no te incumbe, pedazo de mierda, tu no deberías forcejar a nadie para cumplir tus propósitos sexuales, infeliz -. Le escupí y le di una patada en la barriga. - ¿estás bien, ________? -. A duras penas asintió con la cabeza. La abracé y ella me abrazó, nos fuimos abrazados hacia la sala de cine.
- Milo, no vuelvas a dejarme sola -.
- jamás -.

This could be (Milo Manheim y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora