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Habíamos vuelto a California, todo volvía a ser normal.
El trabajo era tan normal como cualquier día, y el estrés que conllevaba a eso también, habíamos pasado unas fiestas increíbles, primera vez en que me divierto tanto con alguien.

- señor Manheim, la jefa quiere verlo -. Me dijo Alexis apoyada en mi cubículo, que lástima que ella no me hable como antes, nuestra amistad terminó por completo.
Me levanté de mi asiento y avancé hasta el elevador que me llevaría a la oficina de la jefa.
Golpeé dos veces para indicar mi llegada, a lo que Alexis me abrió.
- pase, señor -. Tenía una sonrisa forzada dibujada en el rostro.
- buenos días, señor Manheim -. Habló la señora detrás del escritorio con sus manos entrelazadas arriba del mesón.
- buenos días, señora Lockwisse -. Hablé respetuosamente.
- tome asiento -. Señaló el sofá que estaba en frente de ella, yo hice caso a sus palabras. - bien, te preguntarás por qué te cité aquí -. Asentí. - todo este tiempo te has quedado bastantes horas después del turno laboral haciendo un gran trabajo -. Señaló.
- es cierto -. 
- bueno, gracias a tu gran aporte a esta compañía, pensé bastante, y llegué a un acuerdo, voy a ascenderte de puesto, te lo mereces muchacho, y hoy saldrás mas temprano que otros días incluso que la jornada laboral, de hecho termina el papeleo y puedes irte -. Me sonrió la señora, era mi día mas feliz, supongo que sería perfecto para ciertas cosas.
- muchas gracias, señora Lockwisse, no la defraudaré -. Dije levantándome de mi asiento y yendo hasta la puerta.
Alexis la abrió para mi y salí.

Me senté en mi cubículo y terminé todo lo que tenía en la mesa, luego de eso me quedaba bastante tiempo para lo que quería hacer, tomé mi bolso y salí del edificio.

*Llamada entrante*

Me detuve y miré la pantalla de mi teléfono, me decidí a contestar.

- amigo, hola -. Decía Craigh detrás de la línea.
- hola, Craigh -. Saludé mientras caminaba.
- estoy en el control natal de mi hija -. Hablaba.
- ¿tu hija?, ¿ya sabes el sexo del bebé? -. Pregunté emocionado.
- ¡si!, eso me alegra muchísimo, Holiday también esta bastante emocionada, amigo, soy muy feliz, jamás pensé tener un hijo a los veintisiete años, lo que me hace muy feliz, ser padre era algo que jamás imaginé, es tan lindo -. Decía casi llorando.
- me alegro por ti, hermano -. Argumenté mirando las calles por dónde me dirigía.
- espero que cuándo tu seas padre, seas completamente feliz y apoyes a __________, totalmente -. Me sonrojé al escuchar eso, imagine un mundo, dónde ella y yo éramos una familia feliz, que alegría, estoy tan tan emocionado, pronto comenzaré a echar raíces. - ¿Milo? ¿Estás? -.
- oh, si, si, sigo aquí, por supuesto -. Volví a tierra. - ¿a que no adivinas? -.
- ¿adivinar qué? -. Preguntó confundido.
- algo pasó hoy, algo muy increíble -. Dije feliz.
- ____________ te complació esta mañana -. Habló.
- no -. Me sonrojé de solo oírlo.
- mmmh, hermano me rindo, no sé que es -. Dijo cansado.
- vaya que poca perseverancia tienes -.
- vale ya, dime que es -.
- me ascendieron, amigo, y hoy salí mas temprano, estaba pensando en darle una buena sorpresa a __________ -. Dije algo emocionado.
- ¿en qué estás pensando? -.
- bueno yo... -. Pensé mejor. - lo sabrás después -.
- vale, pero me dejas con la intriga, no puedes hacerme esto, Manheim -. Sonaba cansado.
- ya sabrás -. Fui mas o menos interrumpido por una voz femenina.
- Craigh Jones, ven aquí, ven a ver esto -. Sonaba a la lejanía tras la línea. Se trataba de Holiday.
- ya voy, ya voy -. Respondía Craigh. - bueno, amigo, supongo que esta vez te dejo, la madre de mi hija me llama -. Se detuvo, se escuchó como le seguía gritando. - ya voy, bruja -. Lo último lo dijo en un susurro, pero logré escucharlo, después de aquel inconveniente, colgó.
Me provocó bastante risa lo que había escuchado, al parecer su relación no era la mas perfecta.

Seguí caminando, me encontraba cada vez mas emocionado y con aquel nudo en el estómago, no tengo idea de porqué se habrán provocado estas cosas extrañas en mí, pero seguí avanzando, sentí un ligero mareo mientras caminaba, como algo combinado con náuseas, ya estaba enterado, salí de casa sin desayunar y he pasado horas sin comer, solo he bebido agua mineral, la fatiga era desastrosa, así que me decidí por ir por un Starbucks en la avenida cuatro, una dona rellena de chocolate y buen café eran lo que me hacían falta, al comer, salí de allí y me dirigí a mi principal destino.

Cuándo llegué, abrí la puerta de cristal, haciendo que una campanilla sonara para anunciar mi llegada.
- bienvenido señor, ¿en qué puedo ayudarle? -. Preguntaba la señorita tras el mesón.
- verá vengo en busca de... -. Miré la vitrina.
- ¿busca algo en particular? -. Preguntó mirándome a los ojos, era joven, tenía los ojos verde pardo, sin duda hermoso, y su cabello era marrón, era un poco atractiva, pero no lo suficiente a decir verdad, su cuerpo era termino medio y tenia los brazos regordetes.
- si... -. Me notaba nervioso. - busco un anillo -. Hablé.
- ¿anillo de qué tipo? -. Me miraba con confusión.
- de... -. No podía hablar.
- ¿masculino? ¿Femenino? ¿Matrimonio? ¿Compromiso?¿para regalo?¿algún tipo de conjunto? -. Preguntó.
- com... com -. Las palabras no salían de mi boca, ella intentaba asimilar mis palabras.
- ¿compromiso? -. Preguntó y yo asentí nervioso. - bueno, éstos son los que tenemos, ¿sabe la talla de su prometida? -. Preguntó mostrándome una cantidad inmensa de distintos anillos.
- no realmente, pero le robé este de su caja de joyas -. Rebusqué en el bolsillo de mi saco y de allí saqué el anillo y se lo tendí.
- vaya, su novia ha de tener manos muy finas, el anillo es pequeño -. Habló. - ¿está seguro que es de su dedo anular? -. Me miró.
- si lo es, estoy seguro, la he visto varias veces ponerlo en aquel dedo -. Dije con una sonrisa, rascándome la nuca.
- bien, elija uno de estos y se lo daré en la talla pedida -. Vi anillos hermosos, como otros no tanto, hasta que vi aquel, que sabría que le encantaría, tenía un toque perfecto para ella, se veía antiguo y como de la realeza, lo llevaría.
- deme ese -. Lo señalé.
- ¿esté? Es tan lindo, usted tiene buen gusto, que afortunada la chica que se ha ganado su corazón -. Dijo sacándolo y metiéndolo en una linda cajita. - aquí tiene, que lo disfrute -. Abrí la cajita para ver el anillo otra vez y lucía hermoso.

«a ella le fascinará»

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«a ella le fascinará»

Pagué, salió un poco caro, pero estaba seguro de que le encantaría y me diría que si, salí de la tienda bastante feliz y orgulloso de mi compra, fui caminando a casa, ya estaba anocheciendo, pasé por un parquesito, habían niños revoloteando, me imaginé como si fueran mis hijos y los de __________, sería un gran padre y ella la mejor de las madres.

Cuando llegué al apartamento, iba bastante nervioso en el elevador, ahora, ¿cómo se lo pediría?, recordé que había salido más temprano, sería una absoluta sorpresa para ella, que mejor, hay que emoción, estoy tan feliz, tan feliz, creo que podré llorar de la emoción, creo que lloraré si o si.
Saqué las llaves de mi bolsillo y hasta eso no pude hacer bien, estaba muy nervioso, apenas las pude sumergir en la cerradura, abrí la puerta.
- amor, he llegado -. Anuncié, miré adentro. Las lágrimas no tardaron en salir, ella miró asustada y se cubrió completamente.
Ella estaba allí sobre las piernas de ese asqueroso asiático bello, cuándo vi, se estaban besuqueando y toqueteando, ella solo estaba en sostén y el hombre estaba semi desnudo, mostrando sus perfectos pectorales.

- Milo... -.

This could be (Milo Manheim y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora