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Todo se notaba perfecto, incluso maravilloso, su sonrisa vislumbraba el lugar, desde el candelabro que se encontraba en nuestras cabezas a las cerámicas decorativas del piso.

- nunca imaginé que fuera un lugar tan lindo -. Dijo.
- lo sé, y ahora nos encontramos aquí -. Dije emocionado mirándola directamente a sus ojos.
- es un sueño, y gracias a ti, pude cumplirlo hoy -. Sus ojos brillaron de manera hermosa.
- yo te amo -. Dije entre dientes, casi como un susurro.
- ¿qué? -. Preguntó ella.
- digo, yo amo la manera en que tus ojos brillan cuando contemplas este lugar que te recuerda a tu padre -. Dije sonriendo un poco nervioso.
- que tierno eres, Milo, y si tienes razón, este lugar me recuerda a mi padre, aunque nunca entré a este lugar cuándo el se encontraba presente, pero aún así, siento su escencia aquí, tan sólo imaginar que el estuvo aquí una vez al año, por veinte de ellos, me emociona que me hayas traído aquí, aún sin saber, fue una obra del destino -.
- yo lo supongo, _______, y me alegra tanto verte feliz -.
- ¿enserio lo dices? -. Dijo sonrojándose un poco.
- no, ________, en absoluto, no me importa como te sientas, por supuesto que lo digo enserio, ¿por qué creerías que no? -.
- no lo sé, es sólo que estar en la universidad me hizo perder la confianza en las personas -.
- ¿incluso de mi? ¿Milo Manheim? ¿Tu ex-novio? -. Cuando dije aquello, su expresión de felicidad se opacó un poco y guardó silencio, me sentí muy mal por haberle dicho aquello, quizás se siente culpable y yo dejando que se me escapen palabrotas, no quise decir más para no empeorar el momento.

Llegó el mozo con nuestros platos.
- gracias -. Dijimos al unísono.
Ella me miró directamente a los ojos, luego bajó la mirada y tomó el tenedor, comenzó a jugar con su comida, ¿ahora que haría? Había jodido nuestra cita, y yo que quería recuperarla, bien hecho Manheim, te felicito.
- esta rica la comida -. Dije para romper el hielo.
- si -. Dijo ella cabizbaja en un tono bastante triste que podía oír como mi corazón se despedazaba.
- lo siento, _______, si dije algo malo, quiero arreglarlo, pero en realidad no sé cómo, lo que menos quiero es que ahora estés molesta conmigo, no sé qué haría después de todo este tiempo sin verte, ni mirarte a los ojos, pero te encontré otra vez y lo menos que quiero es perderte de nuevo -. Dije sin más. Pude ver una expresión de asombro en sus ojos.
- verás, Milo, lo que mas me duele es haberte dejado, no sabes cuanto me lamenté después de haberme ido, pero si te decía antes que me iría, temía ver esa cara triste y quizás me dirías que me quedara, y si tu me lo decías estaba segura de que me hubiera quedado sin pensarlo dos veces, por esa razón decidí irme sin decirte nada, pero créeme que hasta el día de hoy, me atormenta saber que te dejé sin decirte nada -. Dijo ella con la mirada triste.
- ________, te comprendo, no me vengas con cosas, saliste a perseguir tu sueño, y no te culpo por eso, jamás lo haría, sólo que no quiero que ahora estés molesta conmigo, es todo -.
- no estoy molesta contigo, Milo -.
- ¿entonces? -.
- estoy molesta conmigo -. Dijo una vez más triste de lo que se hallaba hace un momento. - Milo, perdóname, pero debo irme -. Todo mi mundo se vino abajo cuando ella dijo eso, así que actué lo más rápido que pude, en el momento en que se levantó y me dio la espalda, yo también lo hice y tomé su mano.
Se volteó y me miró, sus ojos ya estaban vidriosos y se le escapó una lágrima que recorrió su mejilla; aquella lágrima gritaba de arrepentimiento y dolor, la atraje hacia mí y le di un abrazo para que se calmara un poco. Ella me rodeó los brazos por la cintura y me correspondió el abrazo. Aquel momento fue algo tan memorable, sentí su ternura, su calor, olvidé lo que era abrazar a la persona que amas, en ese instante sentía que el corazón se me saldría del pecho, me sentía feliz, yo diría, mas que feliz, algo tan fantástico que me recorrió un hormigueo por todo el sistema nervioso.
Nos separamos y la invité a sentarse, ella aceptó mi invitación.

- lo siento mucho, Milo, lo siento por todo lo que te hice, ahora debes verme totalmente patética, me ves llorar -. Dijo entre sollozos.
- para nada, ________, no te perdono, porque no tengo nada que perdonarte, tu no hiciste absolutamente nada malo, solo perseguiste tu sueño, pero mira ahora, estás de vuelta, y no quiero perderte, creo que es completamente al revés lo que dices, porque yo soy el patético aquí, tu eres una persona maravillosa, ¿y qué si lloras?, es normal, lo subnormal sería que no lloraras, ni sintieras dolor alguno, pero no debes sentirlo, porque ya estamos juntos, al fin y al cabo, el destino nos quiso juntar cómo lo hizo hoy, y el destino hizo que tú aceptaras mi invitación a salir, no quiero que te sientas mal, ¿recuerdas que tu eres mi propio arché?, lo sigues siendo, y estoy seguro que jamás lo dejarás de ser -. Sus ojos dejaron de estar tristes, y ahora su mirada tenia un brillo tan especial que indicaba esperanza y ternura.
- Milo, ¿sigo siendo tu sentido de la vida?, ¿realmente no has dejado de amarme? -. Me sentí un poco avergonzado a sus palabras. Me sentí bastante tonto, diciendo mis sentimientos tan pronto, pero ya lo había hecho, de todos modos, el que no arriesga no gana, pero temo perderla a ella, completamente, no quisiera perderla, sería mi perdición también.
- si, ________, la verdad es que jamás te olvidé y te sigo amando -. Dije, me sentí bastante sonrojado, como si lo dijera por primera vez, esta vez estaba avergonzado; su belleza era tan grande que me sentía estúpido, con todas sus letras, ya que no podía sentir lo mismo por mi, ella era mas inteligente que yo en todo aspecto, no estaría con un chico cómo yo, jamás.
- bueno, tengo algo que decirte al respecto, Milo, yo....

This could be (Milo Manheim y tu) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora