De Lizzy Shendfield.
Para mi hija, Isabelle:Perdona si no recuerdo mucho de lo que aconteció en aquellos tiempos. Fueron días intensos y que me marcarían lo suficiente como para no olvidarlos jamás. Mi mente, obsoleta, cansada, y con los años a mis espaldas; esos años que no perdonan los esfuerzos de esta cabeza confusa, ha permitido que algunos momentos se esfuman en contra de mi voluntad, mientras otros perduran a pesar de mis incansables deseos de desterrarlos para siempre. Los rostros de los que me acompañaron en esa aventura tortuosa, sin embargo, siempre han estado presentes en mis sueños y su presencia era la razón fundamental por la que me encontrabas despierta mirando a aquel endemoniado bosque negro en las noches.
Recuerdo la noche en el que me desprendí de ti, justo cuando perdí todo lo que una vez me importó. Agradezco que no tengas memorias de esos días, porque la peor enfermedad que puede afrontar una persona es la de la podredumbre de la mente y el envenenamiento del corazón por el rencor o el odio. Incluso en aquella preciosa casa de cristal junto al valle, con las pacificas aguas del lago cercano reflejando la luna en ellas, era imposible contener los gritos de mi conciencia, y a menudo tu padre y yo nos hacíamos compañía en completo silencio, sabiendo que algún día ellos vendrían por nosotros y nos arrebatarían tanto como tuviéramos.
Sé que no recuerdas a tu padre. Tú eras solo una niña cuando lo viste por última vez. Ni siquiera estoy segura de que me recuerdes a mí. No sé qué voz está en tu cabeza mientras lees estas palabras, pero realmente espero que sea algún retazo de la mía mientras te cantaba nanas en la cuna, bajo el techo de negro ébano.
Quizás nunca fuimos el modelo que toda persona espera de unos padres, pero hacíamos el intento de ser consistentes. Al menos él lo hacía; yo solo lloraba y esperaba a que me recordara que estábamos vivos, que habíamos sobrevivido al mismísimo infierno, siendo tú la prueba de ello.
En los años de tu niñez, me aterraba que algún día conocieras la verdad acerca de nuestra familia. De tu tío; de Jensen. Era una situación demasiado difícil de explicar y tú eras muy pequeña como para entenderlo. Incluso ahora, se me hace engorroso explicarlo y esa es la principal razón por la que dejo estos diarios en tu poder; porque soy demasiado cobarde para afrontar tus severos ojos verdes, que tanto me recuerdan a él.
Cuando mis pesadillas se volvieron virales y se llevaron a tu padre, comprendí que solo era cuestión de tiempo para que vinieran a por mí. Ellos siempre me han querido a mí, Izzy, y si supieran de tu existencia, te hubieran arrebatado de mi pecho como lo hicieron con….
Lo siento. Estoy divagando. No pretendo cansarte con mi palabrería, que te parecerá el sinsentido de una mujer en su lecho de muerte.
Él te protegerá, porque me lo debe. Se lo debe a tu padre y me lo prometió en mi lecho de muerte. No confíes en nadie más y, a veces, ni siquiera confíes en él. A pesar de todo, él es un monstruo: el primero y más poderoso de su clase.
Perdona mis momentáneos lapsos y si no soy capaz de hacer que comprendas las verdades que vienen a mi mente esporádicamente en calidad de imágenes y momentos borrosos.
En los diarios, te contaré cómo logramos sobrevivir. Te diré porqué no pude darte la infancia que te merecías y terminaste bajo su cuidado. Espero que comprendas por qué nunca te dijimos la verdad. Cuando seas madre, sabrás que debes proteger a tus hijos de las tristezas de este mundo.
Perdóname por toda una vida de decepciones.
Te quiere,
Mamá.
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La Reina De Los Lobos [Saga Dioses Caídas] (Libro 1 ✔️✔️)
ParanormalEl amor, el terror y lo sobrenatural se entrelazan en la vida de Elizabeth Sheffield, quien ha regresado a Valley City para enfrentarse a su destino ¿Cuál es el camino que elegirá? Atrapada en una guerra de seres sobrenaturales será atacada por lobo...