Capítulo 5: En la Oscuridad del Valle

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Las pesadillas nunca se detuvieron. Se tornaron incluso un poco más tenebrosas porque se parecían más y más a las que mi hermano solía tener cuando era niño. No fueron pocas las ocasiones en las que Erick fue a acompañarme mientras dormía. Él lo llamaba “vigilar mi sueño”. Cada vez se hacía más molesto. Estaba a un paso del manicomio si seguía en aquella situación. Estaba recluida en mi casa y me negaba a salir a cualquier lugar poniendo la excusa que se me ocurriera en el momento. No me apetecía pasar tiempo con ninguno de los chicos y evitaba ir a la biblioteca, pues no quería encontrarme con Sam desde la noche del Pub.

—Tengo la solución a tu problema —dijo Katherine el viernes por la tarde en el almuerzo. Su repentino comentario me hizo dar un salto en el asiento. Ya me estaba quedando dormida sobre la bandeja de la comida cuando escuché su voz un tanto chillona—. Mañana hay una fogata en el valle, junto al río. Es la inauguración de la Feria de Otoño aquí en Valley City. Cada año es tradicional para los de los últimos dos cursos hacer una fogata enorme, poner un poco de música en los speakers y divertirnos hasta el cansancio —comentó emocionada.

—No recomiendo andar tan tarde en el valle. Dicen que hay lobos —dijo Anna revisando unos libros de Historia Moderna en nuestra mesa mientras asesoraba a Erick y a Katherine con un ensayo a pesar de la proclamada aversión de mi hermano hacia ella.

—No creas todo lo que escuchas, Anna. Estaremos nosotros, los profesores y algunos de los miembros del Consejo de Padres de la escuela. No sucederá nada, además, es bueno para que Elizabeth tenga un poco de diversión. Verla así, sola y deprimida, no me hace mucha gracia —dijo mi hermano pellizcándome un cachete—. Y por el lado positivo, tus raros amigos no están invitados —sonrió Erick, ante lo que Anna replicó con una mueca burlona y Katherine solo se limitó a taparse los oídos con las manos, avisando que no estaba de humor para otra de las riñas de aquellos dos.

En los veinte minutos de descanso habían pasado cerca de diez discutiendo y ni Kat ni yo estábamos preparadas para otra ronda en la que Erick decía algo hiriente y Anna respondía con un comentario sarcástico que lo dejaba con la boca cerrada unos minutos hasta que él encontraba otra forma de atacar.

—Corazón —le habló Anna ladeando su cabeza y con una mirada divertida—, tienes serios problemas de ira que te aconsejo resolver.

El orgullo de mi hermanito se rompía con facilidad cuando estaba cerca de la pelinegra y no soportaba más de tres rounds con ella. En un ademán hastiado, se fue para otra mesa con sus amigos del equipo de fútbol. Katherine también se marchó porque tenía un trabajo pendiente con la Srta. Potts y debía prepararse lo mejor que pudiera para su exposición, así que éramos solo Anna y yo.

No sabía muy bien cómo comenzar una conversación con ella. Quería tan desesperadamente preguntarle por Jensen que me pareció hasta un poco inapropiado de mi parte.

—Mi hermano me preguntó ayer por ti —comenzó ella, al parecer había notado la curiosidad en mi cara.

—¿Por qué? —pregunté mientras realizaba algunos ejercicios de Física mostrándome lo menos interesada que podía aparentar.

—Por nada. Dice que cuando se conocieron estabas un poco asustada y que culpaste al clima por el malestar, y también fue muy incomodo lo de Lachlan. Quería saber si te causó una mala impresión y quería ofrecerte sus disculpas si fue ese el caso —me habló mirándome fijamente y mostrando un intrigante interés en mi respuesta.

—No es necesaria una disculpa. Es que en estos días he tenido muchas pesadillas. Demasiadas, para ser sincera. Estaba aterrada por esos extraños sueños y él apareció de pronto; fue imposible no exaltarme por un momento. Y Lachlan dijo algunas cosas… —respondí nerviosa tratando de disimular la expresión de desconcierto en mi rostro.

La Reina De Los Lobos [Saga Dioses Caídas] (Libro 1 ✔️✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora