Capítulo 9: Halloween

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Estaba corriendo.

Fatigada miraba hacia atrás de vez en vez para asegurarme de que nadie me venía persiguiendo. Caí varias veces a causa de las raíces de los árboles que se levantaban del suelo del bosque. Rápidamente miré hacia adelante y para mi sorpresa vi a Jensen. Estaba allí, vestido de negro como solía hacerlo siempre y mirándome serenamente. Sus ojos me inspiraban confianza y un poco de paz, así que me detuve sintiéndome a salvo a su lado.

Caminé unos pocos metros hacía él. Extendió su mano hacía mí y con algo de recelo, tomé la flor sangrante de entre sus dedos.

"Solo rosas rojas para nuestra señora de negro..." habló mientras yo observaba como la sangre que brotaba de aquella flor se disipaba y mostraba unos blancos e inmaculados pétalos.

No levanté la vista de la rosa. Su magnificencia no me lo permitía, pero al hacerlo, vi el rostro de Jensen transformarse en algo que no era natural e inmediatamente se abalanzó sobre mí. Su ceño ers como el de aquel animal en el bosque, pero aún continuaba siendo humano...

Los ojos rojos, como infectados de sangre, la piel pálida y fría como muerto que yace en su tumba por más de un siglo y aquellos grandes y feroces dientes que atravesaban mi garganta bebiéndose toda la vida que había en mí. Eso era Jensen y eso vi mientras drenaba la sangre de mis venas y clavaba sus uñas filosas en la cicatriz que se ponderaba en mi hombro izquierdo.

La campana de la escuela sonó dejándome saber que el turno de clases había terminado. Solo fue un sueño, pensé aliviada.

Era de esperarse que mis ojos se apagaran con una abismal facilidad en cualquier lugar, pues solo dormía unas pocas horas en todo el día a causa de esas pesadillas que iban y venían con el objetivo de amargarme la existencia. Gracias al cielo, la hora del almuerzo ya había llegado. Con un poco de sueño y un desesperante dolor en la espalda por haberme quedado dormida sobre un pupitre en la clase de Biología, Anna me llevó a almorzar a pesar de mis ruegos.
Éramos solo ella y yo esa tarde, pues Katherine estaba cumpliendo su parte como organizadora del concurso de disfraces que se realizaría por la noche en el Valley Pub. Cada año se celebraba Halloween allí. Era, según Dylan, la mejor fiesta de Valley City y la más popular por el caso de las extrañas historias que rodeaban el lugar.

—¿De qué irás vestida? —preguntó Anna. Su emoción por esa fiesta en particular era bastante curiosa pues generalmente, no mostraba mucho entusiasmo para nada que tuviera que tuviera que ver con algún evento.

—No pienso ir —respondí un poco apenada por decepcionarla.

—¿Por qué no? —preguntó con una expresión en su rostro que me rompió el corazón.

—Creo que con la cantidad de pesadillas que he tenido últimamente, no me va a hacer bien ir a una fiesta donde todo el mundo va a estar vestido de escalofriantes monstruos. El punto de Halloween en adolescentes es lucir sexys o asustar a los otros. No estoy interesada en la primera opción y no creo que soporte mucho más de la segunda —le explicaba a la chica que solamente me escuchaba hablar negando con su cabeza a todas las palabras que decía.

—Si no enfrentas tus propios miedos, querida mía, eres mucho menos especial de lo que yo creía —me dijo sin tapujos—. Solo son personas que quieren ser algo más por una noche. Incluso si estuvieras en la misma habitación que eso que te atacó en el bosque —habló apuntándome a la cicatriz del hombro escondida bajo capas de ropa—, enfréntalo. Tú sobreviviste y él se detuvo. ¿Sabes lo tremendamente inusual que eso es?

—¿Él? —pregunté de inmediato al escucharla referirse al monstruo por aquel pronombre—. Dijiste que él se detuvo.

—Es una forma de hablar, Lizzy —rectificó sin darle mucha importancia a lo que había dicho—. Y por cierto, ¿qué tiene de malo ser sexy? —rió.

La Reina De Los Lobos [Saga Dioses Caídas] (Libro 1 ✔️✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora