Capítulo 2: El Lobo Estepario

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Erick me despertó con un grito que me hizo saltar de la cama. Pasaron por mi mente, detalladas y sustanciosas ideas homicidas, pero era demasiado tarde para la escuela y era mi primer día.

Me apresuré tanto como pude en preparar todas las cosas que necesitaba para poder llegar a tiempo. El desayuno fue fugaz. Vero solo se comió una tostada y salió con ella atorada en la garganta y Rick ni siquiera estaba allí cuando desperté. Se sentía como estar en una casa llena de extraños a los que no veía más de dos segundos al día, pero en parte, agradecía la soledad.

Mientras esperaba por mi hermano, me detuve a ver los cuadros y fotografías colgadas en la pared. Era obvio que Richard no había olvidado a Emma a pesar de los años que habían pasado del accidente y de tener a Veronica en su vida. Aún conservaba aquella fotografía nuestra en el bosque, cerca del río. Recordaba claramente aquel verano, en el que solíamos ir siempre al valle para pasar las tardes en la ribera del río verde y jugar al escondite con mamá. Mi hermano y yo solo teníamos siete años el día en el que murió. En un tortuoso carril de recuerdos de los viejos tiempos, Erick entró a toda velocidad diciendo que se nos había hecho tarde.

El instituto esperaba al otro lado de la ciudad, en dirección contraria a nuestra casa. Estaba justo en frente a la biblioteca, lo que me reconfortó un poco pues pensé que podía escaparme a leer un par de libros de vez en vez si no tenía ganas de escuchar las ensayadas clases de alguno de los profesores. Un escandaloso cartel negro y rojo se levantaba frente a la escuela anunciando que entrábamos en un nuevo mundo regido por porristas y jugadores de Fútbol.

Preuniversitario de Valley City
Hogar de los lobos negros

Un letrero más pequeño abajo que anunciaba un evento de beneficencia en el Valley Pub esa tarde.

Venta de ticket al Festival de la Buena Suerte, hoy viernes 13.

Fue inútil tratar de no reírme, me parecía un chiste de muy mal gusto, pero aún así hilarantemente gracioso.

—¿Por qué ríes? —preguntó Erick sorprendido por mis carcajadas repentinas.

—Nada, es solo que… Mira el cartel de abajo. Normalmente los viernes 13 traen mala suerte —expliqué todavía con los cachetes sonrojados por la risa.

—Bueno, en esta escuela no somos muy adeptos a las verdades y las incongruencias son comunes. Tampoco es correcto eso de los lobos negros. La gran mayoría de los lobos por aquí son grises y están en peligro de extinción gracias a los cazadores furtivos —me explicó Erick bastante serio. Al parecer las incoherencias eran parte del paisaje.

—¿Por qué entonces no nombraron a un oso pardo como la mascota de la escuela? —pregunté recordando la garra marcada en el árbol que vi de camino a Valley City.

—¿Por qué lo harían? —Preguntó Erick incluso más extrañado—. No hay osos pardos en Valley City. Solo lobos.

—Y sirenas. Y brujas… —bromeé, intentando no darle mucha importancia al asunto de la garra, pero igual me pareció difícil de asimilar que aquel ser fuera un lobo apoyado en sus dos patas traseras y no algo mucho más grande y monstruoso. Igual, tragué en seco.

—Oh, no estoy bromeando, Lizzy —me dijo mi hermano con toda la intención de molestarme—. Deberías escuchar las historias de las sirenas devora-hombres que cuentan los chicos de Black Lake…

—Pues ellos deberían escuchar las historias de los chicos de California acerca de las hermanas enfadadas que van a un instituto nuevo —le hablé igualando su tono juguetón y me bajé de la camioneta.

La Reina De Los Lobos [Saga Dioses Caídas] (Libro 1 ✔️✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora