Tal parecía que los días de temor y miedo habían regresado a mi vida. Todo atisbo de claridad se había esfumado la noche en la que Sammuel y yo habíamos intentado ir mucho más allá. Era como el espejismo de normalidad que me envolvió durante la brevedad de unos días, se había levantado después de las descabelladas confesiones de Hans acerca de la imposibilidad de estar con Sammuel como los dos quisimos.
Luego del fiasco que me había llevado, agradecía tener un poco de paz y espacio para mí misma, y la realidad era que mi última conversación con Sam había resultado bastante catastrófica. No había estado en mi pensamiento tanto como yo hubiera querido y en parte se debía a que la culpa de aquella noche me colmaba cada vez que parecía que su rostro se iba a levantar en mi mente. Lo desterraba de inmediato y suprimía cualquier tipo de recuerdo de él.
Aunque guardábamos nuestras distancias, ya no estábamos tan hostiles el uno con el otro y se debía en parte a que ni siquiera nos dirigíamos la palabra.
Lachlan siempre era el encargado de estar a mi lado cuando no estábamos en la escuela, y eso a mi padre no le hacía mucha gracia, aunque por otra parte estaba deleitado con el hecho de que Erick estuviera pasando demasiado de su tiempo libre con Anna. Después de todo, ella era el mejor partido de la ciudad a sus ingenuos ojos.
Jensen no cesaba de buscar información reciente sobre Alex y trataba de tener todo lo más controlado posible para arremeter contra Mason en caso de que apareciera otra vez como lo había prometido. Hans y Helena se habían recluido en la mansión de los Amell para que la pelirroja pudiera recuperar parte de sus fuerzas.
Katherine aún no quería dirigirme palabra alguna y no se atrevía a mirar a Anna o a Erick a la cara. En su cabeza no cabía el hecho de que mi hermano y yo pudiéramos aceptarlo todo y seguir adelante. Varias veces la encontré llorando en el baño del instituto o evitando todo lo que le recordara aquellos días de muerte que tuvo que pasar junto a aquel sádico vampiro.
—¿Me volverás a dirigir la palabra algún día? —le pregunté en clase de Literatura Inglesa. Volvió su mirada hacia mí, pero en cambio no respondió nada—. ¿Por favor? —insistí.
—No tengo nada de que hablar —respondió haciendo caso omiso a mis súplicas que se acumulaban desde los días anteriores.
—Está bien —acepté—. Si es tu decisión no hablarme, te respetaré. Lo único que te diré es que no encontrarás a nadie más que te entienda del modo en el que yo lo hago —dije y continué haciendo el resumen de Como Matar a un Ruiseñor.
—¿Perdona? —su rostro se frunció—. Tú no me puedes entender en lo absoluto, Elizabeth. Te pasas los días con esa pandilla de monstruos y te codeas con ellos como si fueran tus amigos. ¡Nosotros solo somos comida para ellos!
Ella estaba aterrada y se veía en sus pupilas el miedo; justo como si necesitara alertarme de una realidad de la que yo estaba más que consciente.
—No es así, Kat —intenté explicar—. Tengo mis propias razones para...
—¡Y yo no comprendo esas razones! —se desahogó casi en un sollozo— ¡Él se alimentó de mí, Lizzy! ¡Varias veces! Y me obligó a hacer cosas que yo no quería solo para su entretenimiento... solo porque tenía el poder para hacerlo. ¿Sabes lo que me forzó a beber una noche? Sangre de un ser humano muerto —confesó y tuvo que obligarse a mantener la compostura mientras intentaba no vomitar en su recuerdo del traumático suceso—. Él dijo que tenía curiosidad por degustarla, pero que no podía probarla pues podía matarlo... Así que me obligó a mí en su lugar...
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La Reina De Los Lobos [Saga Dioses Caídas] (Libro 1 ✔️✔️)
ParanormalEl amor, el terror y lo sobrenatural se entrelazan en la vida de Elizabeth Sheffield, quien ha regresado a Valley City para enfrentarse a su destino ¿Cuál es el camino que elegirá? Atrapada en una guerra de seres sobrenaturales será atacada por lobo...