Capítulo 8: Dudas

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Anna frecuentaba mucho la casa. Desde el día del incidente en el bosque intentaba mantenerse cerca de mí. Yo, por otra parte, trataba de esquivarla tanto como podía pues sus ojos verdes me hacían pensar en la criatura del bosque. Erick me descubrió uno de esos días que mentí diciendo que estaba tomando un baño cuando en realidad me escondía tras el armario entre almohadas y cobijas.

—Deberías sentirte avergonzada, Elizabeth —me reñía Erick apuntándome con el índice hacia el entrecejo—. Anna se ha preocupado por ti desde que te conoció. Hasta el día del ataque estaba sumamente alterada poco después que desapareciste. No se tranquilizó hasta que su hermano te llevó en brazos al hospital. Yo estaba con ella y te aseguro que de todos era la que más devastada estaba —terminó.

—Hace menos de un mes no soportabas a Anna y ahora la defiendes —recordé, ante lo que el chico no hizo más que resoplar y sentarse en mi cama.

—Tú has tenido pesadillas justo como yo —me dijo apoyando sus manos en sus mejillas—. Sabes lo aterradoras que pueden llegar a ser y llega un punto en el que no sabes qué es real y qué no lo es —me decía.

—No tengo idea a lo que quieres llegar —me apresuré yo como siempre, pero con una recia mirada suya, comprendí que entendería su punto si guardaba silencio y le permitía explicarse.

—Juraría que vi a Anna en uno de mis sueños antes de que ella y su hermano llegaran al pueblo —me confesó.

—¿Qué quieres decir con “antes de que llegaran al pueblo”? —pregunté— ¿Acaso ellos no han vivido siempre en Valley City? La esposa de Jensen está enterrada en el cementerio, así que no veo por qué su tumba está aquí si ellos no eran de esta ciudad.

—Quizás vivieron en Valley City antes —supuso Erick—. Si lo hicieron, yo no los conocí nunca, y no vivían en esa casa a las afueras del pueblo, pues en esa propiedad lo que había era una antigua construcción que destruyeron y remodelaron los Amell cuando se mudaron —me explicó.

—¿Cuándo fue esto? —cada vez su relato me interesaba más.

—Hace como dos años aproximadamente.

—¿Y estabas asustado de ella por un sueño?

—Fue demasiado escalofriante, Lizzy. Ni siquiera sabía de quién era el rostro en mis sueños y desperté entre gritos. Papá pensó que estaba recayendo en una de mis crisis nuevamente.

Las crisis nerviosas de Erick eran extremadamente serias y si Richard, que no se inmutaba por nada, se había asustado por la reacción del chico ante una pesadilla, no podía imaginar la magnitud de esta.

—¿Y cómo fue el sueño? —pregunté apoyándome en mis rodillas y tomando las manos de mi hermano.

—Vi su rostro, pero había algo raro en sus ojos.

—¿Sus ojos…?

—Eran negros, Lizzy. Y no negros como los de cualquier persona, sino negros como si estuvieran vacios, Su iris era de un rojo brillante y su cara… Tenía marcas en su rostro, como grietas en su piel grisácea. Parecía muerta, pero no lo estaba.

Tragué en seco. Aquello que describía Erick era lo suficientemente tenebroso como para que yo también me estremeciera si veía a Anna.

—¿Cómo sabes que no lo estaba? —presioné.

—Porque estaba mordiendo mi cuello y destrozando mi espalda con sus uñas encajadas en mi piel. Cuando ella entró en la escuela al día siguiente y vi su rostro, terminé vomitando en el baño. Me repetí a mí mismo mil veces que solo era una coincidencia, o que había olvidado el rostro de la criatura de mis sueños y le había asignado el de Anna por error, pero hasta este día, esa pesadilla recurrente aparece con el mismo rostro de la chica y cuando la miro, todo lo que puedo ver es esa terrorífica imagen.

La Reina De Los Lobos [Saga Dioses Caídas] (Libro 1 ✔️✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora