POV AIDEN.
- Me duele la cabeza.- Se queja.
Para subirle un poco el ánimo, decidí no tocar el tema de ayer, pues la incomodaria y si quería que me diera una oportunidad tenía que dejar de ser tan... Tonto, como ella diría. Así que, le puse algunas películas, pero ella se seguía mostrando aburrida, ahora estaba viendo "Maze runner", pero debido a los fuertes sonidos, tendría que apagar la televisión.
- Duerme un poco. - Le digo. Apagando la televisión. Ella hace un puchero, más no habla y se cubre por completo con las sábanas. La madre ni si quiera había llamado, por lo que tuve que hacerlo yo.
Y la conversación no fue muy agradable, seguía mostrando desagrado hacia su propia hija. Si pudiera hacer algo con esa vieja...
Ya.
No debería llamarla así.
Pero es que con el odio que se dirige hacia Madi, solo me da rabia, una impotencia increíble.
Finalmente, esto había sido lo que me dijo esta mañana:
- Si quieres puedes dejar que se pudra , no es nuestra responsabilidad. Adiós.
- ¡Es su responsabilidad, es su hija!- Respondí, posteriormente me cortó. Arrugué mía cejas, frustrado.
Estaba a punto de contestarle, pero no podía faltarle el respeto, pues, después de todo seguía siendo su madre y por más mal que la maltratara sabia que Madison la quería. Qué la extrañaba. Y es que se nota que la mujer es reverendamente fría y que no le gusta el contacto físico, igual que la hija.
- Madison ¿puedo sacar de tu comida para hacerte el almuerzo?- Le pregunto, entrando en la habitación. Pero no la encuentro. Eso hace que todos mis sentidos se alerten. Busco en el baño, no está, vuelvo al comedor, no está. - ¡¡Madison!!- La desesperación era notable en mi sistema, entonces, con el miedo que tenía de que le haya pasado algo. Como si fuera gracias a la obra de el espíritu santo. Ella sale de otra habitación.- Aquí estás.- Corro hacia, estrechandola contra mi.
- Suéltame. Estoy bien. - Río ante su descontento. - Estaba buscando mi cargador. - Asiento. Mi sentido protector en alerta.
- No ocuparás el celular. La luz hará que te duela la cabeza.- La regaño. Pero ella no me hace caso. Entrando en su habitación y conectando el aparato.
- Cálmate. Solo lo cargaré.- Me dice, con obviedad. - Me iré a duchar. - Asiento. - Ah, y si puedes hacer el almuerzo, a mi me da flojera.- Está mucho más calmada. La dejo ir a bañarse. Mientras saco los alimentos de la cocina.
No sé qué mierda hacer.
De repente, el timbre suena. Indicando que alguien quiere visitar la casa. Camino a ver por la pequeña rendija.
¿Quién se está presentando en la casa de Madi?
Son tres personas. Tres personas muy predecibles. Abro la puerta rápidamente.
- Por fin llegaron.- Agregué. Ellos entran como si la casa fuese suya.
- Joel tiene la culpa, estaba en el baño con sus dolores estomacales. - Dave emite cara de asco. Giselle mira con, nuevamente asco a Joel. Este solo sonríe gracioso e inocente.
- El pescado de ayer me hizo mal. Lo siento. - Se fija el estómago. El silencio se hace presente. Y con total confianza se echa un pedo.
- ¡Joel!- Gritamos todos ante su repentino ataque.
- Eres un sucio. - Le dice Giselle. Tapándose la nariz.
Vaya, ¡Está intenso su pedo!
- Estás tóxico.- Le digo.
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El Monstruo Debajo De Mi Cama
Подростковая литератураDesde pequeña creía que había un monstruo que vivía debajo de mi cama. Lloraba todas los noches del miedo que me daba. El tiempo pasó, me llevaron a un psicólogo, con la esperanza de que me ayudara a creer que no había nada. La cosa es... ¿Me ayudó...