9. El nuevo miembro de la manada Stark

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Tony había perdido por completo el sentido del tiempo, solo sabía que los días avanzaban, pues la torre de papeles en su escritorio se hacía cada vez más alta.

Cada día se sentía más cansado y débil, lo único que deseaba era dormir para evitar el dolor de su cuerpo y en su corazón. No obstante, un día despertó en completa alerta, se sentía preparado para echarse a correr a pesar de no tener la energía suficiente como para hacerlo. Se levantó de un brinco de su cama y al asomarse al pasillo, un aroma invadió sus sentidos, no pudo evitar sollozar inquieto pues era el aroma que ansiaba desde hacía mucho tiempo.

Se echó a correr por el pasillo siguiendo ese rastro, se sentía muy débil y deseoso por ser envuelto en él. Su lado consiente le indicaba detenerse, pero su instinto omega lloraba por poder llegar a él y jamás dejarlo ir de nuevo.

*****

Steve había pasado un par de semanas encerrado en las instalaciones de Shield. Odiaba las nuevas tecnologías pues no se podía adaptar a ellas y cualquier cosa que deseaba hacer era un verdadero dolor de cabeza. Fury, al notar que su mal humor no menguaba, decidió ayudarlo llegando a la conclusión de que debía enfrentar a ese omega marcado, pues tal vez su ansiedad se debía al no saber si la marca se había borrado.

Un día por la mañana, después de varias noches sin poder conciliar el sueño, Fury lo llevó a la mansión Stark. Nunca se había sentido tan ansioso y nervioso por llegar a su destino, a la vez que el estómago se le revolvía por la culpabilidad. No había querido ver a Howard durante esas semanas por la vergüenza de lo sucedido y él tampoco lo había buscado.

Cuando por fin llegaron a la mansión y ese aroma a café escondido tras el olor de sus padres alfas llegó a sus fosas nasales, sintió sus piernas temblar dispuestas a buscar a ese omega con desesperación. Quería pedirle a Fury que lo llevara de regreso a Shield pues no estaba muy seguro de poder comportarse civilizadamente y no abalanzarse de nuevo sobre él. Sin embargo, no podía articular palabra, solo seguía caminando hasta entrar a la mansión y quedarse en el umbral mientras algo decía Howard, pero él no podía poner atención, sus sentidos estaban buscando al propietario de ese dulce aroma.

Y como si lo hubiera llamado con su mente, apareció frente a él a unos cuantos metros de distancia. Se veía demasiado flacucho a como lo recordaba, estaba demacrado, muy agitado y con los ojos llorosos. Un devastador sentimiento de sobreprotección lo obligó a ignorar todo y abrir los brazos inconscientemente, ese hermoso omega sollozó y corrió en su dirección hasta lanzarse a sus brazos llorando desesperado.

Ambos cayeron de rodillas sobre la alfombra del recibidor, Steve hundió la cara en ese delicado cuello para absorber el aroma a café que el pequeño chico desprendía. Y como si hubiera sido un analgésico potente, su terrible dolor de cabeza e incomodidad general disminuyó drásticamente hasta sentirse satisfecho. Era como si esa pequeña criatura fuera el remedio a todos sus males.

*****

Cuando Tony por fin pudo estar en brazos de ese alfa, soltó toda su tristeza y desesperación en un incontrolable llanto mientras el calor del alfa llenaba su cuerpo y ese aroma a tormenta le ayudaba a tranquilizarse.

Siempre se había sentido protegido estando en brazos de sus padres o de Bruce, pero ser abrazado por Steve era distinto y muy reconfortante a pesar de que ni siquiera lo conocía.

Escuchó un suspiro derrotado por parte de su padre y se obligó a detener su llanto al recordar que él no quería que esto sucediera. Aun así, no podía evitar hipar y sollozar en voz baja provocando que Steve lo apretara más fuerte y emitiera sonidos graves con cada respiración de la misma forma que hacía su padre cuando quería consolarlo, era como un arrullo que le brindaba paz a su deprimido corazón.

El irresistible aroma del amor (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora