El irresistible aroma del amor (Stony)

19. Una nueva manada

A la mañana siguiente, Tony se despertó de golpe con su cuerpo en completa alerta. Miró a su alrededor con desesperación sin poder recordar qué hacía en aquel lugar.

—Señor Stark —habló Jarvis provocando que Tony diera un pequeño brinco de sobresalto—, su entorno está seguro.

—Deja de escanearme —farfulló relajándose sobre la cama—, no te pedí que lo hicieras.

—Su ritmo cardiaco se disparó injustificadamente y mi deber es mantenerlo seguro —recalcó la inteligencia artificial.

—Tampoco me contradigas —se frotó la cara con fastidio tomando nota mental de hacer un par de ajustes en Jarvis, odiaba cuando lo sobreprotegía aún más que el mismo Bruce.

De nuevo se quedó inmóvil en la cama al recordar todo lo sucedido la noche anterior, en ese momento la realidad le cayó como balde de agua fría. Su familia finalmente lo había entregado a su alfa al ambos aceptar su vínculo y dejar muy en claro que deseaban estar juntos, aunque las discusiones por sus naturalezas no cesaban.

Suspiró con pesadez cerrando los ojos para intentar detectar qué era lo que lo había despertado en primer lugar. Olfateó el ambiente dándose cuenta de que el aroma de Steve predominaba en el lugar lo cual ya no le parecía extraño porque últimamente estaba rodeado de él. Sin embargo, el aroma protector de su alfa estaba combinado con algunos más que no reconocía... además el de... ¿Bruce?

Se levantó de golpe y caminó hacia la puerta la cual solo entreabrió para revisar su entorno. Grande fue su sorpresa al ver una pequeña reunión de alfas en su sala, todos estaban inmersos en una conversación muy seria, excepto Steve quien estaba mirando fijamente su puerta.

Dio un respiro profundo y abrió con un tirón para enfrentar a la extraña reunión en su apartamento.

—Buenos días —saludó con seriedad al grupo que detuvo su discusión para saludar en el mismo tono cuando se acercó a ellos— ¿se puede saber qué ocurre aquí? —Preguntó dirigiéndose a Steve quien fue el único en levantarse por su presencia.

—Lamentamos llegar sin avisar —Fury habló con el clásico tono dominante de su casta, aunque Tony solo se cruzó de brazos y levantó la barbilla con obstinación.

Por mucho que fuera una reunión de alfas, estaban en su territorio y aunque él fuera omega, no se dejaría amedrentar por las soberbias presencias.

—Tenemos una crisis y Fury nos convocó, Tony —explicó Steve tendiéndole la mano, Tony se acercó a él para tomarla y accedió a sentarse junto al inusual equipo—. Tuve que recibirlos aquí, no podía abandonar la torre y dejarte desprotegido.

Tony enarcó una ceja, tenía todo un arsenal para cuidarse, pero era un secreto que ni siquiera el mismo Bruce conocía.

—No estoy muy de acuerdo que se reúnan en este lugar y menos cuando están portándose tan territoriales —miró con recelo a los tres alfas desconocidos quienes lo miraban sorprendidos y molestos a la vez—. Sí, soy un omega, pero te recuerdo, Fury que no estamos en la mansión. Estamos en las industrias Stark y la mayor parte de ellas funcionan gracias a mi tecnología, así que si quieren ser bien recibidos dejen de comportarse como imbéciles.

Su humor se estaba alterando al ver el reto reflejado en esos sujetos, se veían como si quisieran atacar y doblegarlo como lo harían con cualquiera de su especie. Sin embargo, una mano sobre su hombro y el intenso aroma de Steve logró calmarlo un poco.

—Vamos a tranquilizarnos todos —sugirió Fury con un tono tenso, aunque un poco más racional—, lo que menos necesitamos en este momento es otro enfrentamiento. Tony tiene razón, es su torre y debemos mantenernos respetuosos, así que retraigan sus feromonas y concentrémonos en el tema principal.