33. Avances

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Steve caminaba por los pasillos de Shield sintiéndose que estaba en un trance. No podía creer que fuera cierto que tendría permiso de ver a su mejor amigo, aún más el hecho de que Tony lo hubiera logrado solo y sin la necesidad de usar la fuerza o a su equipo.

Agachó la mirada hacia su mano que era sostenida por su omega quien lucía radiante, triunfante; esa aura de superioridad le brindaba una confianza que jamás había sentido, aun así, el nerviosismo lo mantenía alerta, el saber que su mejor amigo estaba bajo la influencia de Hydra, imaginar lo mucho que lo habían hecho sufrir y lo que probablemente también Shield le estaba causando lo tenía al límite de dejarse llevar por su lado alfa prime y destruir todo lo que se le pusiera en frente. Sin embargo, esa mano unida a la suya lo mantenía cuerdo y con los pies en la tierra, al menos hasta el momento en que abrieron una puerta de seguridad y entraron en el pequeño cuarto oscuro que estaba dividido por un gran panel de vidrio y otra puerta de seguridad, la cual tenía acceso a la parte donde solo había una silla con su amigo Bucky sentado en ella.

La tristeza se instaló en su estómago al ver a su mejor amigo en un estado tan lamentable; la mirada perdida, esa expresión vacía no se asemejaba a la calidez y fuerza que demostraba en el pasado, no quedaba rastro de Bucky en ese hombre que parecía un ente sin alma ni personalidad. Al fondo de sus caóticos pensamientos escuchaba voces, pero no lograba entender lo que decían, la desesperación se había apoderado de sus sentidos, ya no era capaz de retener su humor.


*****

Fury explicaba las maneras tan crueles con las que habían tratado a James para intentar contrarrestar el lavado de cerebro que le había hecho Hydra; sin embargo, Tony pronto se dio cuenta de que Steve no estaba escuchando, pues mantenía la mirada fija en James y una expresión de profundo dolor se dibujaba en ese rostro.

—Fury —habló Tony en tono neutral al sentir que la mano de Steve comenzó a temblar— ¿crees que podrían dejarnos solos un rato? Quizás Steve necesite un tiempo para procesar esto.

Vio al comandante dirigir una mirada desconfiada al alfa quien comenzó a expulsar su aroma territorial.

—No tienen permiso aún para entrar a la cámara —sentenció Fury con seriedad dando un paso hacia atrás— ¿estarás bien?

Tony asintió haciendo una seña para que se alejara con rapidez al notar que el humor de su alfa cambiaba y ese aroma a tormenta comenzaba a llenar la habitación.

—Sé hospitalario con mi manada por favor —soltó a Steve para apresurarse a sacar A Fury de allí— y ustedes —señaló a su equipo que se mantenía muy cerca de la puerta— no rompan nada hasta que salgamos.

Al cerrar la puerta tras él, se apoyo en ella sintiéndose débil ante ese humor de profunda tristeza, rabia, impotencia y un dolor que casi sintió como suyo. Al ver a Steve formar puños con sus manos creyó que se volvería loco y comenzaría a destrozar todo, grande fue su sorpresa al verlo caer de rodillas y soltar un llanto desgarrador que le heló la sangre. Era la primera vez que veía a su alfa derrotado, aunque podía entenderlo, había pasado por mucho estrés desde que lo habían despertado de su largo sueño y ahora tenía que enfrentar una parte muy importante de su pasado. Era una carga tan grande que ya no podía con ella, ya no era capaz de seguir siendo ese alfa fuerte que parecía no tener debilidades.

Tony regó su olor dulce para contrarrestar a la tormenta y caminó con pasos temblorosos para hincarse al lado de su alfa y abrazarlo con la intención de compartir su calidez, dejarle claro que no estaba solo, consolar ese desesperado llanto y a la vez dejarlo que se desahogara.

Largos minutos pasó acariciando esa ancha espalda, regando pequeños besos en el rubio cabello y musitando con su voz omega palabras de aliento para regresarle la fuerza, la entereza que necesitaba para poder ayudar a su amigo. Le aseguró que lo ayudaría a recuperarlo y no solo él, toda la manada se involucraría si era necesario.

Al sentir que Steve comenzaba a relajarse y el llanto menguaba, él mismo pudo respirar con mayor facilidad, aun así, se quedaron en la misma posición hasta que Steve suspiró profundo y lo atrajo en un fuerte abrazo.

—Gracias, Tony —habló su alfa en tono grueso y bajo.

—No tienes nada que agradecer —respondió antes de besar su frente con amor—. Todavía no hemos hecho nada, tenemos mucho trabajo con James, pero será más fácil si lo hacemos juntos.

Vio a Steve sonreír de lado y asentir con suavidad. Ambos se pusieron de pie y todavía abrazados dirigieron la mirada hacia su amigo que se mantenía quieto y con la mirada perdida. Tony sabía que necesitarían de mucho esfuerzo para limpiar la mente de James Barnes, sin embargo, sería un poco más fácil gracias al apoyo de su manada y el vasto conocimiento de Jarvis.


*****

Una semana había pasado y ya tenían una rutina para llevar a cabo el tratamiento curativo de Bucky. Steve estaba sorprendido de la manera tan rápida en cómo Tony había resuelto todo, para el primer fin de semana ya tenían acceso completo a su amigo y un horario establecido con diferentes tipos de terapia que Jarvis estrictamente controlaba. La mayoría eran visuales y auditivas, refuerzos positivos que de momento Bucky no tomaba a bien, pero que Tony aseguraba que pronto tendría resultados favorables.

Steve pasaba largas horas parado frente al vidrio observando las reacciones de su mejor amigo ante los diferentes estímulos. A veces notaba que esos ojos recuperaban un poco de vida con sonidos familiares de aquella época en la que salían a la feria, pero de nuevo perdían esa luz cuando comenzaba a forcejear contra sus ataduras.

Le ayudaba mucho a mantener la calma el sentir la presencia de Tony, quien pasaba largas horas sentado tras él emitiendo esas relajantes feromonas mientras trabajaba en sus propios asuntos con sus dispositivos electrónicos. Prácticamente había mudado su oficina a aquella cabina, al menos hasta el momento en que debían irse y todo se compactaba dentro de un grueso maletín.

Steve puso atención al ver que la gran pantalla frente a Bucky se encendía y un paisaje lleno de colorido se desplegaba frente a él. Se trataba de un lento recorrido en un campo lleno de flores y no pudo evitar suspirar al percibir ese dulce aroma floral que llenaba sus sentidos y colmaba de vida su corazón. Pronto se dio cuenta de que no se trataba de la terapia de Bucky, sino de Tony, su aroma dulce había sufrido un ligero cambio que era muy fácil de detectar.

Se giró para observar que su omega estaba atento a los hologramas que desplegaba Jarvis frente a él, en ellos mostraban documentos que Tony leía muy concentrado; sin embargo, su hermoso omega llevaba encima la chaqueta que se había quitado en cuanto entró en la cabina y Tony se aferraba a ella respirando en la gruesa tela.

Steve no pudo evitar sonreír al entender lo que estaba pasando, se acercó al escritorio y se hincó a su lado para tomar su mano. De inmediato Tony redirigió su atenta mirada a él con un gesto interrogante.

—Tony, estás embarazado —sonrió al ver que su genio se sonrojaba.

Al parecer su encantador omega también lo sabía.


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Este es el último capítulo, solo queda el epílogo.

El irresistible aroma del amor (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora