20. Alfas territoriales

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Inevitablemente, Tony tuvo que hablar con su padre tanto para aclarar lo sucedido la noche anterior como para ponerlo al tanto de la situación. En cuanto su nuevo equipo abandonó la torre para ir por sus cosas, Howard llegó a la torre para escuchar la historia de Tony.

Steve se disculpó por haber marcado territorio en la mansión, aun así, expresó su deseo por hacerse cargo de su omega. Howard estuvo de acuerdo con ello disculpándose de vuelta por su reacción tan territorial y de esa forma se hizo formalmente la entrega, Tony tenía el permiso de su padre para formar su propia manada. Como segundo punto, Steve explicó a grandes rasgos el ataque de Hydra, el pobre anciano que tenía una apariencia cansada, parecía al borde del colapso cuando se enteró de que su primogénito había sufrido un atentado y que muy apenas había logrado salvarse gracias al Capitán América. Por lo que, cuando se le dijo que un equipo de superhéroes se iría a vivir a la torre, no dudo en pedirles a ambos que también se quedaran allí y procuraran no visitar la mansión para evitar otro ataque.

En ningún momento se dijo nada de Iron Man y Tony agradeció internamente el respeto de Steve por no revelar su más grande secreto. Más tarde, cuando Fury regresó con los alfas y su equipaje, le fueron presentados a Howard con quien de inmediato hubo una gran aceptación. Tony no pudo evitar sentirse molesto porque el equipo se había mostrado receloso con él, pero con su padre alfa hasta se podía percibir el respeto al conocerlo.

Tony se giró llevando una tableta en mano para colocar contraseñas a las habitaciones en un intento de ignorar a ese grupo de bastardos, aunque no obtuvo su momento de privacidad porque Steve en todo momento lo estuvo siguiendo y vigilando cada uno de sus movimientos. Cuando por fin su agotado padre dejó el pent-house, Tony regresó con ellos para señalar qué habitación le pertenecía a cada quien. En ese momento estaban en la amplia sala desde donde se podía observar un segundo piso en el mismo pent-house. La parte superior contaba con unas cuantas habitaciones con sus propios servicios sanitarios, las cuales asignó a Thor, Natasha y Clint. En la sección inferior había otras dos habitaciones junto a un gimnasio, su taller, una amplia cocina con su comedor, la sala y una recepción sencilla.

Tony le pidió a Bruce que se quedara en la habitación inferior para sentirse un poco más cómodo con tantos alfas cerca de él, prefería tener a su mejor amigo lo más cerca posible. Steve le dirigió una mirada confundida cuando no le asignó habitación y Tony solo entornó los ojos; era un alfa posesivo, poderoso y dominante, pero excesivamente inocente.

—No voy a dormir solo —se quejó Tony dándole una mala mirada—, no tengo impregnado tu aroma y no me voy a arriesgar a que alguno de ellos entre en celo y venga a atacarme.

El alfa prime le dedicó una mirada amenazante al equipo quienes respondieron con un corto gruñido, todos menos Bruce.

—Idiotas —se burló Tony rondando los ojos.

—Mantengan sus instintos bajo control —reprendió Bruce a todos—, debemos de organizarnos para comenzar la búsqueda.

—Tú no eres el líder —reclamó Thor—, no voy a recibir indicaciones de un alfa de clase baja como tú.

— ¿Entonces tú eres el líder? —Preguntó Natasha con sarcasmo— Porque ni siquiera eres del todo humano como para intentar imponerte sobre nosotros.

—Nat, eres mi amiga y te aprecio —habló Clint colocando una mano sobre el hombro de la chica—, pero ni siquiera tienes súper poderes, no creo que quieras dirigir un equipo donde no puedas someter a estos fortachones.

— ¿Y tú eres capaz? —Retó Bruce, al parecer también terminó dejándose llevar por sus instintos territoriales— Al menos Natasha sostiene batallas de cuerpo a cuerpo, ¿tú qué haces? Lanzas flechitas.

El irresistible aroma del amor (Stony)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora