El irresistible aroma del amor (Stony)

Epílogo

Tony había descubierto su embarazo desde que había propuesto el tratamiento de James; razón por la que le urgía curarlo y que se integrara a la manada, pues Steve necesitaría una mano derecha y él no podría estar siempre para acompañarlo en sus misiones.

Steve sonrió con gran ilusión y lo abrazó por la cintura compartiendo ese calor que lo hacía suspirar de felicidad. Tony entornó los ojos al sentirse al borde del llanto de emoción, pues nunca le provocó ilusión tener hijos, sin embargo, con Steve era diferente por el gran amor que compartían, ese bebé sería una pequeña parte de ambos, el resultado de la paciencia y el amor de su unión.

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En los siguientes meses, Steve cada vez se sentía con las fuerzas renovadas al ver que el semblante de James cambiaba. En ocasiones se veía confundido, como si comenzara a ser consciente de su realidad, había dejado por completo la agresividad, siendo sustituida por el miedo.

Jarvis había determinado que era el momento adecuado para comenzar a hablarle desde los parlantes. Steve había comenzado relatando pequeñas anécdotas que vivieron juntos, Bucky permanecían en completo silencio escuchándolo, aunque su actividad cerebral mostraba que no reconocía su voz, aun así, era un gran avance el que estaba teniendo su mejor amigo.

Su vida fuera de la cabina también estaba siendo maravillosa. En cuanto la manada se enteró del embarazo, la euforia y gran felicidad de su equipo había provocado sofocantes carcajadas de Tony por el exceso de atención. Todos trabajaban sincronizados para vigilar la dieta que Jarvis había determinado para el omega embarazado y cada uno había asumido un rol específico para ayudar en esa nueva etapa de la manada.

Bruce llevaba el control médico de Tony y supervisaba de manera estricta el consumo de calorías que el omega se aferraba a consumir. Los antojos se estaban convirtiendo en un tema recurrente, por lo que Clint se dedicaba a comprar lo que Bruce permitía y en algunas ocasiones lograba darle algunos dulces a escondidas que Tony resguardaba en un cajón bajo la cama. Además de ser el traficante de azúcar, Clint vigilaba el entorno de Tony, por lo que pronto se convirtió en el guardaespaldas que los seguía en su recorrido diario de la torre Stark hacia las instalaciones de Shield para continuar con la terapia de Bucky. Y a pesar de que Tony avanzaba en su trabajo desde cualquier lugar, Nat se había quedado al lado de Pepper para resolver los pendientes más importantes de las industrias Stark. De esa forma, Steve solo se ocupaba que su pequeño genio cumpliera con sus horas de descanso y le quedaba el tiempo suficiente para continuar supervisando los avances de su amigo.

Solo bastaron unas semanas para que Steve tuviera la oportunidad de entrar a la cabina y comenzar a acercarse a su amigo quien al principio se mostraba hostil, su comportamiento a la defensiva poco a poco fue menguando hasta permitir que Steve se acercara y poder conversar de frente.

Bucky por varias semanas no dijo una palabra, solo escuchaba atento las historias de Steve quien no paraba de sonreír, creando un ambiente tranquilo que permitió que su amigo se relajara en su compañía.

Para el quinto mes de embarazo, Steve escuchó divertido las constantes quejas de Tony acerca de su aspecto y lo difícil que resultara desplazarse fuera de la torre. Steve insistía en que se quedara a descansar, pero el omega no quería perderse ningún avance de Bucky.

Como todas las mañanas, Steve entró a la cabina donde estaba su mejor amigo y no pudo evitar soltar sus feromonas con euforia al ver que Bucky sonreía al verlo.

—Hola, hermano —susurró con afecto tomando asiento frente a él.

— ¿Hermano? —Preguntó Bucky con confusión.

—Siempre te he querido como a uno —confesó con una gran sonrisa—, al menos es lo más cercano a un hermano que nunca he tenido.

—Y tú has sido el único amigo que he tenido nunca —dijo Bucky con un dejo de tristeza.