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Lucy

Apenas pongo un pie dentro de la galería quedo maravillada.

Es un edificio antiguo restaurado, con techos altos y grandes ventanales. Las paredes son blancas pero todo el lugar está repleto de esculturas y algunos cuadros también.

Me acerco al pequeño mostrador.

- Hola, soy Lucy Bennett, vengo a traer un cuadro para el señor Marlon.- le digo a la recepcionista.

- Sí, la está esperando. Puede pasar por aquella puerta a la derecha.-

Le agradezco y me dirijo allí.

No hay puerta ya que parece ser un estudio de arte abierto al público o algo así.

Edmund Marlon está con las manos sobre una pieza de arcilla fresca, pero levanta la vista al oír mis pasos.

- Adelante.- me llama a la vez que comienza a limpiar sus manos con un trapo.

- Le traje el cuadro y algunas imágenes de los otros, tal cono acordamos por teléfono.-

- Grandioso, déjame buscar tu cheque, y ahora veo lo que tienes para mostrarme.-

Sin saber bien qué hacer, apoyo el cuadro envuelto sobre el mesón de madera y saco las impresiones que hice de algunas de mis otras pinturas.

- Aquí está.- me entrega el cheque y se para a mi lado. - ¿Quieres algo de beber mientras tanto?-

- No, gracias.- miro el papel entre mis manos y casi me atraganto al ver la enorme suma de dinero que muestra. - Creo que se confundió la suma de dinero, señor Marlon.-

Este frunce el ceño y luego sonríe. Su dentadura es perfectamente blanca y sus ojos verdes claros la acompañan en sintonía.

- Oh no, sé que es más de lo que acordamos, pero un buen trabajo debe ser compensado acordemente... Y por favor, llámame Edmund, apenas tengo cuarenta y tres años.-

Su mirada me resulta algo intimidante siendo sincera. Parece como si quisiera ver más de mí.

- Lo siento, claro. ¿Pero estás seguro?-

Es casi el doble de lo que pensé que cobraría.

Edmund asiente y sujeta las láminas con las fotos que traje. Las ojea con atención, haciendo diferentes muecas con su rostro mientras yo solo aguardo con nerviosismo.

- Su galería es hermosa, me encanta que sea antigua pero con toques modernos a la vez.- hablo para llenar el silencio y mostrar mi agradecimiento ante su generosidad. - Además de sus obras, por supuesto, mis alumnos siempre hablan de sus maravillosas clases.-

Cuando termino de hablar, el hombre a mi costado deja las láminas sobre la mesa y me sonríe.

- Muchas gracias, estaría realmente encantado si algún día quieres presenciar alguna de mis clases.- me devuelve las impresiones, lentamente rozando mi mano en el proceso. - O si quieres venir a alguna exposición, serías mi invitada especial, y podría presentarte a algunos artistas que seguramente te gusten también.-

Sonrío incómoda. No quiero ser ruda, ni asumir que este hombre tiene otras intenciones sólo porque está siendo amable.

- Gracias.- me limito a responder. - ¿Qué opina del resto?- cambio de tema, haciendo referencia a las otras pinturas.

Él me sigue observando mientras parece pensar algo.

- Son muy buenas, quizás adquiera alguna otra pronto y vuelva a contactarte. Por el momento, me conformaré con esta, pero muchas gracias por tomarte la molestia, Lucy.-

Amor de Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora