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Lucy

Blake me rodea con su brazo mientras yo me acomodo junto a él. Me gusta saber que a pesar de todo sigue habiendo confianza entre nosotros.

Le acabo de contar un poco de lo que pasó con Paul, y no parece caerle muy bien.

- Perdóname, Luce, pero es un maldito idiota. Tú mereces mucho más que a alguien así.-

No sé si realmente lo hago, pienso  para mis adentros. Me encojo de hombros y lo observo de reojo.

- ¿Te dijo algo cuando lo viste?- 

Parece dubitativo por unos instantes y eso me preocupa. Me moriría de la vergüenza si Paul le dijo lo que pasó minutos antes de que él llegara. 

- Nada digno de repetir, solo me advirtió que estaría esperando a que yo la cague de nuevo para volver a estar contigo...- 

- No le hagas caso... Lamento que hayas tenido que lidiar con una de sus rabietas.-

- Tranquila, poco me importa lo que diga, sólo quiero asegurarme de que tú te encuentres bien.-

Por un momento, me pierdo en el marrón oscuro de sus ojos que me analizan con intriga y real preocupación.

- Estoy bien, realmente lo que me duele es haber perdido a mi amigo... Siento que al decidir ser pareja dejamos de lado muchas cosas que nos hacían bien y no sé porqué.- inhalo profundamente, acomodándome en mi sofá. - Supongo que Paul no era el indicado... Si es que eso siquiera existe.-

Me río miserablemente, mientras Blake sigue observándome con atención y hace muecas extrañas con su rostro, como si siguiera intentando descifrarme.

Para distraerme momentáneamente, agarro mi manta que descansa en el apoyabrazos y cubro mis pies.

Solo entonces, mi bello acompañante decide reaccionar.

- Jamás te desharás de esa manta, ¿no es así?- dice a la vez que la acomoda sobre mis piernas.

- ¿Lo recuerdas?-

- Claro que lo hago, Luce.-

No puedo evitar sonreír, recuerdo como si fuera hoy el día en que me la regaló. Él me había ayudado con la mudanza y por más que estuviéramos agotados, terminamos haciendo el amor sobre dicha manta ya que la cama que había encargado no había llegado a tiempo. 

Me giro solo un poco para enfrentarlo.

- No puedo creer que te acuerdes de tantas cosas, el café que me gusta, mi comida favorita, mi manta ...-

Blake ríe suavemente y comienza a trazar caricias en mi brazo. Joder, si comienza a tocarme creo que perderé la cordura.

- Me acuerdo todo de ti, lo que te gusta, lo que no, lo que te hace reír, o llorar...- su mano sube lentamente hasta mi rostro, siguiendo el recorrido con sus ojos. - Me acuerdo de cada centímetro de tu cuerpo, de cómo fingías estar dormida solo para que te mimara un rato más, de cuánto amas el olor a café recién hecho en las mañanas...-

Suspiro, sintiendo mis mejillas sonrojadas y mi respiración errática. Este hombre es demasiado.

- Por qué eres tan tierno y jodidamente sensual a la vez?- suelto sin planearlo.

Blake comienza a reír y niega repetidas veces antes de fijar sus ojos en los míos.

- Y tú por qué eres tan perfecta y malditamente sexy a la vez?-

Inmediatamente siento el rubor en mis mejillas, por lo que me cubro el rostro con mis manos.

Blake intenta apartar mis manos y forcejeamos como niños hasta que lo enfrento.

Amor de Verano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora