Ragnak
Vivir en una época donde solo hay odio y muerte es normal para mí, teniendo en cuenta que soy un brujo soldado. La mayoría de la gente me describen como una persona despiadada, pero bueno, es que lo soy.
Camino en dirección al castillo principal del aquelarre Edda, los caballeros levantan sus lanzas para darme paso, sonrío con suficiencia al ver como me alaban. Mi sonrisa se borra cuando una mujer andrajosa se arrodilla a mis pies, agarrándose de la tela que tiene mi armadura como capa.
—Ragnak, te lo ruego, salva a mi familia, se han quedado del otro lado del campo de fuerza, cuando se libró la última batalla con los vampiros —Llora la sucia en mi ropa, iugh —. Por favor.
—Si no lograron pasar, están muertos, olvídalos —Me suelto y la mujer cae al suelo chillando.
—¡¡Todavía hay tiempo!!
—No, y no me molestes más si no quieres que te lancé con ellos —expreso con sinceridad y ella termina por callarse, todo el mundo sabe que soy capaz —. Adiós, ya me sacaste el humor.
Las malditas puertas se abren y al fin estoy alejado de la podredumbre. Avanzo por el pasillo, entonces la veo, ese cabello oscuro noche, esas perlas negras del color de sus ojos y su tez tan clara que enamora, así que sonrío otra vez.
—Agatha.
Ella camina sensualmente y me abraza por el cuello al sonreír.
—Te oí, eres tan malo —dice con satisfacción.
—No tanto como tú, me dijeron que mandaste a matar a una criada, eres mortífera —La beso y me corresponde —me encantas.
Somos perfectos juntos, porque ambos tenemos intensiones no muy sanas para con los demás, diría que no somos buenas personas. Aunque ambos contamos con dos problemas claves que nos hacen chocar. Agatha está obsesionada conmigo, diría que yo también con ella, pero a veces no puedo evitar mirar piernas e irme a buscar otra diversión.
La noche llega y como predije, resulta que no termino en la cama con mi amada, que tuvo que salir en una misión, para la Reina Madre Ataraxia, así que como me aburría, me escabullí en el cuarto de Karely, otra bruja que está bien bonita y es manipulable.
Me muevo sobre la brujita que gime mi nombre debajo de mí y cuando termino, subo mi pantalón, para luego levantarme de la cama. La chica se agarra de la tela de mi ropa de dormir beige y me detiene.
—Quédate —me pide mordiéndose el labio.
—Ni loco, ya obtuve lo que quería, me largo.
Frunce el ceño.
—Si sigues jugando de esta manera, Agatha te matará.
—Agatha ya sabes que me revuelco con quién sea —miento —así que olvídate de tu amenaza banal.
Salgo del cuarto, entonces me sorprendo al encontrarme de frente a la nombrada, así que trago saliva, finjo tranquilidad y sonrío.
—Mi amor.
—Acompañame —dice seria.
Sigo a mi mujer hasta una sala y la puerta se cierra sola de repente, así que me sobresalto. Estoy encerrado con ella y un montón de papeles, sangre, dibujos en el suelo, hay bichos muertos, sobre todo arañas y mariposas, parece algún tipo de hechizo con magia negra.
—Se ve que no fuiste a hacer una misión como me dijiste —opino —¿Estás usando magia prohibida?
—Lo sé hace tiempo —dice de repente y sin mirarme —pero siempre te perdono, incluso ahora.
ESTÁS LEYENDO
Almas Perdidas #8
ParanormalAgatha murió y Ragnak se encuentra desaparecido. Solo hay una culpable, la bruja que tiene las manos manchadas en sangre. Aquella chica desconocida que tuvó que huir obligatoriamente porque la culparon enseguida. Ella que en realidad es él. Descubre...