35. Intensas emociones

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Lennard

Luna llena. Es hermosa. Estoy nervioso ¡Me muero, auxilio!

—¡Ayúdame, Lou! —Zamarreo a mi amigo en la colina donde organizamos el círculo de piedritas.

Se suelta de manera abrupta.

—Ya te ayudé, ahora todo depende de ti y la luna, solo procura seguir todo al pie de la letra, yo ya le voy —Sonríe ampliamente —¡Es luna llena y eso significa solo una cosa! —exclama animado —¡Es hora de prender la llama con mi amada Eiya! —dice emocionado —¡Adiós! —Se va corriendo.

—¡¡No me dejes!! —digo alarmado.

—¿Por qué gritas? —Me sobresalto al oír a Ra, a la cual le pedí con antelación que viniera —¿Y qué hacemos en este lugar? —Observa a la luna —¿Vas hablar otra vez de tu estúpida deidad? No, ya sé, empezarás con tu absurdo discurso sobre vivir los instantes de alegría.

Sonrío.

—No, hoy no —Río nervioso.

—¿Para qué me citaste aquí? —Bufa —Al fin iba a dormir en mi carpa —se queja.

—Solo... solo será un momento —Alzo mi mano —. Vamos a sentarnos aquí —Miro el círculo —, y te lo explico.

—No voy a sentarme en el suelo, que horror —opina —. De seguro hay bichos —Hace una mueca de desagrado.

Me río.

—No hay nada, ya revisé, sabía que dirías eso.

—¿Seguro? —Desconfía —¿Y por qué hay un círculo de piedras? Parece una especie de embrujo.

—Yo no sé de magia, ni tengo de esas energías de las que tanto habla tu raza, así que eso es imposible.

Rueda los ojos.

—No necesitas magia para hacer hechicería tradicional, todo brujo sabe de esos cultos.

—Yo solo sé cosas de lobos y los lobos no nos metemos en esos asuntos, se los dejamos todo a la luna, ella sabe lo que hace.

—Ah es un ritual de lobos —Se da cuenta y me sobresalto —. No te preocupes, esas estupideces no tienen significado para mí —Camina y se sienta en el círculo —. Terminemos con esto así me puedo ir a dormir y antes de que se me suba algún bicho a la pierna y tenga que matarte por hacerme padecer la suciedad de este barro.

—No hay barro aquí —Me río y me siento a su lado —, es pasto, todo limpito —Sonrío ampliamente.

—No te creo, pero fingiré que sí, para que esto termine rápido.

Trago saliva y miro hacia adelante donde se encuentra la luna.

—Bueno... —Busco en el bolsillo de mi pantalón y saco una tela, la observo detenidamente —necesito que percibas tus sentidos —Levanto la vista hacia Ra —, así que pensé que como no eres muy unida a ellos, podría cubrirte los ojos.

Alza una ceja.

—¿Qué pretendes con eso?

—No es nada raro —Me río —, solo quiero descubrir algo de ti, no haré nada malo —Le entrego la tela rápido —. Puedes comprobarlo, atándola tú.

Bufa.

—¿Esto va a tardar mucho?

—No, solo debo hacerte unas preguntas y te podrás ir.

Suspira otra vez y entonces se tapa los ojos con la tela que le di.

—¿Y ahora qué?

Trago saliva.

—¿Escuchas los grillos?

—Sí.

—¿Percibes el olor a tierra mojada?

—Pues sí, estamos cerca de un lago. No entiendo a qué vienen esas preguntas absurdas ¿Qué quieres averiguar con esto? —se queja —¿Ya puedo irme?

—Presta atención Ra, es importante —Mis mejillas se ruborizan y siento mi corazón latir rápido, giro mi vista hacia la luna, ya que la estoy percibiendo en mi ser —¿Oyes algún sonido en particular?

—No ¿Cómo cuál?

Me acerco a su oído.

—Los latidos —Apoyo mi mano sobre la suya que está tocando el pasto. Se queda en silencio así que hago la siguiente pregunta —¿Siente el tacto?

—Lennard... —Hace una pausa y noto sus mejillas rojas —esto se está volviendo incómodo, será mejor que me vaya.

—Sí, pero antes quiero que mires a la luna —Desato la tela, descubriendo sus ojos, dejándola caer mientras Ra se queda mirando hacia el frente, hipnotizada con el cielo estrellado. Tomo su rostro y lo giro hacia mí, sus ojos han adquirido un brillo particular, de una emoción que no consigo percibir, pero combina con el color de sus mejillas. Estoy anonadado, pero tomo el valor de hablar —. Ya puedes irte —ofrezco con un poco de miedo por lo que pueda responder, su respiración es agitada.

¡Se va a ir, voy a morir, voy a llorar!

Baja la vista confundida.

—¿Ah? —Se toca la cabeza —¿Qué sucede? No comprendo.

—La... la luna intensifica tu ser interior, las emociones son más fuertes —explico —. Mi lobo interno también está agitado —agrego.

—¿La luna? —La mira haciendo un gesto de confusión.

—S... sí. Ra —Agarro su barbilla otra vez y la hago mirarme —quédate —pido.

—No sé de qué estás hablando —Entrecierra los ojos —¿Es una clase de hechizo?

—No —Apoyo mi frente en la suya y me atrevo a avanzar —solo quiero despertar tu esencia, comprobar que somos el uno para el otro —Uno mis labios con los suyos, tomando con ambas manos sus mejillas.

Mi corazón corre muy acelerado, puedo oírlo, está a tope. Ra abre la boca, dándome paso, a que mi lengua encuentre la suya. Mis manos descienden a su cintura, alzándola y sentándola sobre mí.

—¿Qué... ¿Qué estás haciendo? —pregunta sonrojada.

—Refuerzo las sensaciones —Bajo una se las tiritas de su vestido y le doy varios besos a su hombro hasta llegar a su cuello, entonces hace un pequeño gimoteo.

—No... —se corrige —¿Qué estás haciéndome? —Esconde su rostro en mi pecho al ella seguir haciendo sonidos y yo acariciar sus piernas, mientras sigo besando su cuello.

—Yo no hice nada Ra, tú sola viniste.

—Eso no es cierto —Alza la cabeza y nuestros rostros se encuentran.

—¿No? —La beso y me corresponde otra vez, suelta otro gemido dentro de mi boca —¿Y qué es eso?

Respira agitada y se queda observándome.

—Es... es un hechizo —responde negando lo que está haciendo, justo como Lou dijo:

"Esa mujer es muy orgullosa, no te lo va a admitir, no va a aceptar la atracción que le generas".

Si eso es cierto, aunque se ve evidente, solo encendí para mal a mi lobo interno ¡¿De qué me sirve saber qué es mi compañera si nunca va a querer un ritual de emparejamiento?! Estoy perdido y caliente a la vez ¡Voy a esperar una eternidad hasta que me diga que sí! Mátenme, no vale de nada tenerla entregada ahora, si nunca va a aceptar lo que siente por mí.

«Estás siendo muy dramático e impaciente». Oigo a mi lobo interior, el cual tiene razón, estoy precipitando todo demasiado rápido. Esas fueron las ansias por saber y mi incapacidad de poder esperar a que todo sucediera más lento, como debe ser.

Almas Perdidas #8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora