29. Almas gemelas

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Ragnak

Reacciono rápido, me levanto del suelo, el artefacto anti-magia que se ha soltado, también ha desaparecido, lo que da a entender que va a volver a mi muñeca pronto. Me observo, mi ropa se ha roto. Antes de pensar en vestirme, debo activar un hechizo de protección, por suerte no se han dado cuenta de mi presencia. Alzo la mano e invoco a mi magia.

—"De las feromonas me voy a ocultar y de esa forma de un súcubo me voy a salvar" —Paso mi mano por mi rostro y siento la energía, suspiro —. Ahora... —Me lo pienso detenidamente entonces llego a la conclusión de aparecer mi báculo, solo espero que siga en el mismo lugar —"Yo te llamo" —El objeto mágico se manifiesta ante mí y sonrío, parece que no han tocado nada de mi habitación.

No sé si eso es bueno o malo.

"Apresúrate". Me pide la mariposa y miro hacia arriba donde está la súcubo con Lennard.

¿Por qué supone que voy a ir? Bueno ¿Por qué pienso que no lo haría? La verdad, estoy confundido. Como sea, tiene más sentido que lo salve a que se me muera. Muerto no me sirve de mucho.

Muevo el báculo, pocos brujos pueden utilizar esta cosa sin recitar conjuros y usar solo una palabra, pero me las arreglé para conseguirlo en mi entrenamiento. Consigo que mi ropa aparezca puesta, mi larga chaqueta blanca de soldado junto con lo demás y acto seguido, invoco un segundo hechizo.

—"Levitación" —Salto y llego hasta donde está la súcubo con Lennard.

Frunzo el ceño cuando la mujer está sobre el hombre lobo hipnotizado. Se levanta de sobre él, al cual estaba desvistiendo y me observa de arriba abajo sonriendo.

—¿Comida doble? Genial.

Corro sobre esa hoja enorme, y le pego un puñetazo a la mujer, la cual cae hacia al pasto que está a una gran altura, eso pone alerta a las otras súcubos, así que me apresuro a despertar a Lennard de su trance.

—¡Imbécil, reacciona! —Lo zamarreó. No, mejor hago otra cosa, apoyo el báculo en su cara —"Feromonas fuera, protección".

Parpadea seguidas veces y se me queda mirándome.

—¿Ra?

—Sí, yo ¿Qué? Hay poco tiempo, apresúrate.

Se sonroja.

—Eres guapo.

—La belleza es relativa, ¿y no se supone que decías que ese comportamiento es antinatural?

—No importa como seas, si eres mi alma gemela, siempre me parecerás hermosa, como la luna —Sonríe ampliamente y luego levanta un dedo —. Está en nuestra esencia pensar así sobre nuestro Lazo.

—Puedes dejar de confesarte y mover esas piernas.

—¡¿Cómo está tu pierna?! —pregunta de repente.

—¡Olvídate de mi pierna y vámonos! —Lo agarro del brazo y lo hago tirarse —¡Cae parado! —me burlo y se golpea contra el piso, quedándose tirado boca arriba.

—¡¡Ra, eres mala!! —me grita desde el suelo y salto, se queda callado cuando bajo, terminando agachado sobre él y le ofrezco mi mano. Acto seguido se levanta, su rostro se encuentra con el mío, pero deja de estar en modo enamorado, cuando las súcubos nos rodean y nos ponemos espalda con espalda para enfrentarnos a ellas —¿Y ahora qué?

—Hey ¿Necesitan ayuda? —Escuchamos una voz masculina y alzamos la vista, un hombre de cabello con rastas y un lunar bajo sus ojos de color violeta, observa la situación desde la rama de un árbol —. La cosa se ve peligrosa —Sostiene un palillo en su boca mientras habla.

Que raro sujeto. Me sobresalto cuando cambia de forma. Entonces me percato. Es el metamórfico.

Almas Perdidas #8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora