26. Reclamar a la hembra

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Borja

Estoy redirigiendo a todos para arreglar lo más rápido posible los destrozos que dejaron los vampiros. Dante como siempre siguiéndome para molestarme, lo mando a hacer el trabajo pesado y a los demás lo más fácil. Así es como me desquito de los que están en contra de mí y no puedo hacer nada contra ellos. Al menos puedo sacarme el estrés que me generan de esta manera.

Veo a Lennard venir corriendo, me pongo alerta porque sus ojos brillan en un color intenso, su lado de lobo se refleja bastante en su gesto y hasta casi parece que le quieren crecer los colmillos. Está tan fuera de sí, que me pega un puñetazo directo a la cara, el cual no logro esquivar, pero no me derriba, solo hace que volteé mi cara, ya que sé que Lennard no es capaz de vencerme en una batalla cuerpo a cuerpo.

Visualizo como todos están mirando, no puedo quedarme quieto, debo devolverle el golpe, no importa que sea Lennard, mi reputación depende de eso, son las reglas, no puedo permitir este trato aunque sea mi amigo, pone en riesgo todo mi liderazgo.

Le regreso el golpe a Lennard y este cae al suelo, creo que le rompí la nariz, me quiero matar, pero sé que me tengo que quedar quieto porque me tiene que dar una explicación de su comportamiento, aunque calculo la razón, preferiría que no hubiera tantos presentes, podría arreglar esto de una forma menos violenta.

Lennard se levanta del suelo y con toda la cara manchada de sangre se me acerca enfadado, aunque ya no tiene las características de lobo activadas, pero sigue molesto.

—¡Besaste a Ra! —dice enojado —¡Discúlpate!

—¿Por qué? —expreso serio.

—Es mía —Sus ojos se vuelven amarillos otra vez demostrando que su lado lobo se ha encendido nuevamente.

—¿La estás reclamando? —Siento como mi lado animal también se activa, ya que mi pulso se acelera, pero me mantengo sereno a la vista —. Detén esto Lennard, no quiero lastimarte —Gruñe así que agrego —. Recapacita, no puedes contra mí, podrías morir.

Acerca su rostro al mío.

—Entonces tendrás que matarme, porque no puedo controlarlo.

Sé perfectamente que cuando a un lobo se le aprovechan de su alma gemela es capaz de perder la razón y estar fuera de sí, tanto que es capaz de matar a cualquiera que se le cruce, pero aun así, esto no tiene sentido común, el perjudicado no voy a ser yo sino él, claramente hay una diferencia de fuerza entre ambos.

—¿Vas a rechazar el desafío? —intercede Dante —Eso no es digno de un líder, menos si tocaste lo que no te competía.

Esto no me ayuda en nada. Solo me ponen entre la espada y la pared. Tengo que pensar rápido.

Alzo mi vista viendo llegar a esa bonita cabellera rubia. Camina despacio con su pierna vendada hasta nosotros. Entrecierra los ojos mirando al grupo que se formo a nuestro alrededor.

—¿Por qué hay tanta gente aquí? —pregunta Ra observando todo.

—Ah miren —expresa Dante —la hembra en cuestión ¿Ya te llamó la luna? Estos machos se están peleando por ti en un sin sentido.

Tiene razón, todo esto no tiene importancia si la luna no se comunicó con ella, sin embargo él lo dice porque quiere que Ra nombre a Lennard, para que me dejé en una mala situación.

—Dejen su morbo de lobos para conmigo y ayúdenme a conseguir un metamórfico, que es lo único que me importa —dictamina severa.

—¡Pero Ra! —Lennard se gira volviendo a su estado normal, lo que es un alivio y se queja —¡Él te besó, no es justo!

—Me importa una mierda todo el rollo del coqueteo y su comportamiento animal —Pone sus manos en la cintura y repite —, quiero, un, metamórfico —dice en pausas a ver si entendemos.

—Ya te dije —le respondo yo —no puedes salir de aquí, antes tienes que pertenecer a la manada.

Me mira de mala manera y sonrío.

Almas Perdidas #8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora