49. Pan quemado

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Ragnak

Ha pasado un mes entero, un maldito mes en el que tuve que aguantarme la menstruación otra vez, aunque viéndole el lado positivo, mejor que me venga, teniendo en cuenta lo que me pasó hace más de lo ya contado.

Olvidando ese trágico día, y pensando en el presente, al fin logré que Lennard decidiera aceptar lo del emparejamiento, así que pronto perteneceré a la manada.

Eiya se ha tomado la libertad de contarme lo que va a ocurrir ese día, aunque de alguna forma se lo agradezco, porque no lo voy a negar, me pone totalmente nervioso el asunto.

Al parecer se hará como una fiesta, los lobos bailarán y cantarán alrededor de una fogata, me pondré un vestido corto y blanco como si fuera una boda de pobres. Igual, con sinceridad, nunca en mi vida hubiera imaginado que me casaría siendo una mujer y con otra persona distinta a Agatha. Cuestión ¿Dónde me quedé? Ah sí, lobos bailando. El alfa da la bendición, son unas simples palabras por lo que me comentó Eiya.

Lennard también me ha contado que le sigue insistiendo a Borja para que lo haga, pero que su líder le aclaró que enviara a un tal Kalos. Después de la "bendición" Eiya me cuenta que iremos a la carpa del macho, alías Lennard.

Supuestamente después uniremos carpas y haremos una tienda mucho más grande para los dos. Lennard dice que será el nido de amor y yo solo pongo cara de "cursilerías no, por favor".

Otra vez me fui de tema, es que me pone nervioso de tan solo pensarlo. Luego de la bendición del alfa, la pareja se dirige a la carpa a mantener su primer relación sexual, en la cual el macho muerde a la hembra, alías yo, dejándole una marca, supuestamente eterna. Por lo que cuenta Eiya, ya que soy el alma gemela de Lennard, el veneno de licántropo que se me inyecta por el cuello, no me hará daño como a cualquier otro, sino que me dará la esencia de mi compañero, para que nuestra conexión este completa.

Luego de todo ese día y noche de tensión ¡Seré libre, libre para buscar más libros! Quiero que todo pase rápido, pero esto me sigue pareciendo eterno.

Corto la carne y refunfuño porque está dura, este cuchillo no sirve o yo no soy el adecuado para estar en la sección de cocina de la manada ¡Hoy quemé tres panes! Desperdicie una enorme cantidad de masa.

—¡Ra! —Entra Lennard a la carpa de mi trabajo —¿Qué cocinas? —Se me acerca feliz.

—¿Por qué no te vas talar árboles o hacer patrulla y a mí me dejas concentrarme? —me quejo y me sobresalto cuando me abraza por detrás, así que me sonrojo —¡¿Qué crees qué haces?! —chillo.

—Es que estoy nervioso —Apoya su cabeza en mi hombro —deberíamos posponer nuestro emparejamiento ¿Y si no hay luna llena? Preferiría que sí, así te sientes más cómoda en nuestra unión.

—De... deja de hablar de sexo y suéltame —expreso nervioso.

—Pero Ra... —Hace puchero —yo solo me preocupo por ti.

—Ya te dijeron que habrá luna, no hay necesidad inquietarse.

—¿Pero si se equivocan?

—¿Golpeas al que te lo dijo? —sugiero alzando una ceja.

Lennard se ríe.

—Eso es algo que haría Ra.

—Y es por eso que en realidad yo soy el macho y tú la hembra, demuestra tu hombría, me irrita mucho tu sensibilidad.

—Pero sí las hembras también son rudas —opina y huele mi cuello, luego lo besa despacio, erizándome la piel —sobre todos las brujas, mira que casualidad, me estoy por emparejar con una hechicera —Me da varios besitos bajo mi oreja.

—Deja eso, estoy trabajando, me desconcentro —expreso nervioso.

—Quiero desconcentrarte por la eternidad —susurra y noto su lengua en mi cuello, así que me río sintiendo un cosquilleo.

—¡Basta! —me quejo estando avergonzado —Me haces cosquillas y alguien va a ver.

—Vale, no te molesto más por hoy —Se aleja un poco y toca mi pelo —. Me encanta tu cabello —aclara.

—Ya vete —Lo echo tirándole un pedazo de pan quemado.

—¡Ah, el ataque del pan! —Se va corriendo mientras bromea sobre el asunto —¡Huiré rápido! 

Me río por su estupidez y ruedo los ojos porque sé que lo hizo a propósito, de hecho vuelve para cerciorarse de su hazaña.

—Te reiste, ¿verdad? —dice sonriente y le tiro otro pan.

Así uno no puede ponerse serio. Aunque teniendo en cuenta que no tengo un lado cómico, Lennard lo contrarresta. Maldita sea, no puedo creer que esté aceptando que nos complementamos. Eso es patético, seguro tiene que ver con cosas de lobos. Es irritante y gratificante a la vez, es muy rara mi queja. Estoy cansado de contradecirme.

Almas Perdidas #8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora