7. La compañera del Alfa

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Lennard

«Amor, despierta, no seas dormilón».

—Mirra, déjame dormir.

«Deberías ayudarla».

Reacciono despertando, así que abro los ojos de repente. Me siento en mi cama de manera abrupta, viendo que Ra no está en su colchón.

—¿Cómo? —digo confundido ya que estaba seguro de que no podía zafarse de la soga.

Me levanto rápido de la cama, ya que mi mascota no puede estar fuera de la carpa. Si alguien la ve, estará en serios problemas.

Y no me he equivocado.

Visualizo a Ra caer al suelo, así que frunzo el ceño al acercarme a Dante, el que está haciendo patrulla en esta noche llena de estrellas y el causante de golpearla.

—¿Qué crees que haces? —digo molesto.

—Sabes las reglas, no puede estar deambulando por el campamento —dictamina severo.

—¡No tienes porqué pegarle! —me quejo aumentando la voz.

—Tu mascota está loca, Lennard. No entiende razones, no digas estupideces.

Ignoro a Dante y camino hasta ella, que sigue en el suelo, la cual se encuentra perdida en sus pensamientos.

—Ra —Me agacho y observo hacia donde mira —¿Qué pasa?

—Agatha, está aquí.

—Delira —expresa Dante —es lo único que ha dicho cuando le he hablado.

No le respondo a él y agarro el brazo de Ra para levantarla, pero ella no quiere moverse del lugar.

—Te lo dije —se burla el pelirrojo.

—Cállate —Bufo y vuelvo a observar a Ra —. Escúchame, no hay nadie allí, volvamos a la carpa.

—No —La rubia me mira directo a los ojos —tengo que averiguar qué es lo que está pasando.

—Lo que ocurre, es que Borja va a matarme si sigues en caprichosa.

Me levanto cuando Dante se me acerca para aclararme.

—Si no sabes cómo tratar a una esclava, no la tengas.

—Es mi mascota —lo corrijo —y es su primer día, un poco de comprensión —me quejo.

—No engañas a nadie con ese cuento Lennard, estás tapando todo lo que pasó con Mirra.

—¡¡Dante!! —oigo a Borja llegar enfadado —No hables de lo que no sabes.

El alfa se acerca, por lo tanto varios lobos también terminan despertándose y viniendo al lugar, por su presencia.

—Jefe —expresa el pelirrojo —está siendo demasiado permisivo con Lennard, solo por ser su amigo de la infancia, arruina todo el orden de la manada por una loca —Señala a Ra —. Y pienso que el que no sabe es usted.

Se forma un silencio, demostrando que varios le están dando la razón a Dante y no al alfa.

—¡¡Lennard!! —Se acerca Lou, mi amigo, hasta mí —Esto se puso feo —opina —¿Cómo se atreve a decirle eso a Borja? Solo porque no tiene compañera.

Sonrío.

—No te preocupes, Borja lo hará pedazos.

—Que miedo —Tiembla.

Me río.

—No me refería a eso —Agarro el brazo de Ra —. Levántate.

—Súeltame —Ella forcejea —Agatha... —Mira hacia los árboles dándose cuenta de algo —ya no está —Reacciona y me mira —¿Qué está ocurriendo?

—¿Qué? —dice Lou mirándola —¿Le volvió la conciencia o qué?

—No estoy siendo permisivo —le contesta Borja a Dante, después de tanto silencio —y el orden de la manada está en perfecto estado, nadie ha sido perjudicado, y por si no lo sabes, eso incluye la felicidad de cada miembro de esta, si no estás de acuerdo con que Lennard se encuentre contento, tú eres el que arruina el orden.

—Uh, en su cara —Se ríe Lou.

—Y con respecto a mi compañera, no tiene nada que ver con mi posición —Se gira para retirarse —¡¡A dormir!! —grita y todos nos movilizamos.

Almas Perdidas #8Donde viven las historias. Descúbrelo ahora