Almas Perdidas #8

80. Contra la luna parte 3

Borja

Cruzo otro portal y llego a la parte donde Agatha hace el hechizo contra Ragnak o en realidad el que hace contra ella misma.

Está sola en aquella sala, preparando dos hechizos, uno con mariposas y arañas, y otro con la sangre de la gente a la que asesinó. Son dos hechizos muy similares que al parecer se complementan. Mata a los bichos y se toma la sangre, formulando el primer conjuro que es contra ella.

—Soy una y pronto también seré muchas, ya no estaré nunca más sola —declara y corta con un cuchillo una parte de su muñeca, dejando su sangre caer —. Ya no seré la sombra de la verdadera Agatha, nunca más —Comienza a dibujar con su sangre en el suelo, mientras susurra palabras extrañas.

«Ni te atrevas». Me reprende mi instinto cuando doy un paso fuera de mi escondite, pero retrocedo «Hay cosas que no se deben cambiar, podemos quedar atrapados aquí por esa razón».

Está jugando con fuerzas que no puede controlar, se hará daño.

«Ya se lo hizo hace mucho tiempo, cuando creó a más como ella, más que serán parte de ella, el odio y la tristeza la consumirán».

Tienes razón, olvido que estoy en el pasado. Veo que la bruja se levanta del suelo, se limpia la sangre y corre a buscar a Ragnak. El cual está follando a pocas habitaciones de aquí, y Agatha lo sabe.

Alzo la vista mirando a la luna, siempre evitando que encontrara a mi compañera, ella también la juzga por no ser una bruja, por ser un ser antinatural.

Visualizo toda la discusión que tienen Agatha y Ragnak, veo como ella se apuñala, de hecho siento la apuñalada en mi pecho, es sofocante y dolorosa, pero su resentimiento es más grande.

Parte de ella se une a Ragnak y lo convierte en una mujer, todos lo culpan, entonces él huye por la ventana. Lo más cruel de todo esto, es que al final, a pesar de que Ragnak tuvo que escapar, es el único que se preocupó por ella, dejaron el cuerpo tirado y solo en la sala.

«De hecho no murió, no aún, pudo haber sobrevivido, pero ya es tarde».

Me sobresalto cuando veo que respira y su mano se mueve, avanzo despacio hasta ella, ya que mi instinto me lo permite, me agacho a agarrar su mano.

—Padre... —susurra delirando y lágrimas siguen cayendo de sus ojos —perdóname... perdóname por no ser Agatha —Escupe sangre y tose —perdóname por ser defectuosa.

—No, no lo eres —Mis ojos se humedecen sintiendo que pierdo la conexión que acabo de obtener.

Sonríe despacio, es la primera vez que veo una sonrisa verdadera, en este viaje lleno de su dolor.

—Gracias —Veo como sus ojos se quedan sin vida y ahora de los míos caen las lágrimas.

Siento que no respiro, perdí la conexión, que horror. Recuerdo las palabras del adivino al haberme dado el pésame y lo relaciono con esto. De repente vuelvo a respirar, me regresa el aire, aunque lo que sigue es muy traumático, el cuerpo de Agatha comienza a deteriorarse, a desaparecer, convirtiéndose en aquel humo negro que vi en Ragnak, tanto cuando entro en su cuerpo como cuando salió, es la parte que le faltaba.

Completó su transición, es una y a la vez muchas. Agatha es y son las voces. Ha abandonado su antiguo ser, el que odia, para convertirse en algo muy diferente, ha evolucionado en un ser superior y la luna ya no puede ocultarmelo, pero tuvo razón en algo, me llene de resentimiento.