Llegamos a una especie de carpa marrón y yo miro para todos lados. Me sonríe cuando me baja, entonces me alejo.
—No quiero saber qué pretendes, así que yo me voy a ir de aquí —le aclaro y me agarra de la muñeca —. Suéltame, no soy tu mascota, ustedes son los animales.
—Cálmate Ra, no te haré nada.
—¿Cómo quieres que me calme si tu jefe dijo que me ibas a bañar? Soy un ser pensante, eso lo puedo hacer solo, te recuerdo —le informo.
Se rasca la cabeza.
—No te alteres, solo quiero ayudarte, estás herida.
Escucho su contestación y reacciono, ahora es cuando me doy cuenta de los cortes que tengo. Me lastimé con los vidrios al romper la ventana, estoy sangrando, mis pies están magullados por correr descalzo y no ver por dónde iba, mis muñecas tienen moretones por culpa de aquel vampiro que me inmovilizó en el suelo, además me arde la espalda, culpa del empujón que me dió cuando me lanzó al piso. No me percaté del dolor físico porque estaba muy concentrado en mis emociones.
Otra vez estoy llorando.
—No... no llores —expresa el lobo preocupado y se me acerca.
—Agatha está muerta... la única persona que me entendía está muerta —repito angustiado —, y es mi culpa —Me agacho en el suelo al seguir sollozando.
—Ra...
—Déjame... déjame con mi dolor.
—Entiendo que al parecer tienes que hacer un duelo pero... —Me agarra del brazo y me levanta —si no obedecemos al Alfa, se va a enfadar, debes bañarte, seguro puede olerte hasta aquí.
Me refriego los ojos y me suelto rápido de él, para retroceder.
—¿Y te me vas a quedar viendo si lo hago? —lo miro raro aunque un poco borroso por las lágrimas.
—Si no te quitas la ropa, te la sacaré yo y eso sí no va a ser agradable, eso es invadir espacio personal —explica como si yo fuera un retrasado mental.
—No soy estúpido, pero no voy a desvestirme delante de ti —aclaro.
Ni yo conozco este cuerpo, menos se lo voy a mostrar a otro.
Se ríe.
—Una chica reservada, me parece bien, que bonita.
Hasta que lo entendió, aunque no soy una chica, eso me va costar más explicarle al cerebro de nuez.
El lobo camina hasta lo que parecer ser la bañera, una poco civilizada, hecha de madera, prácticamente es un tacho donde solo entra alguien sentado. Devuélvanme mis baños de lujo en el castillo, no sé si siquiera puedo meterme ahí. O sea obvio que el chiquito cuerpo que tengo como mujer entra, pero siento repulsión de tener que ir allí.
¡¿Quién se habrá bañado ahí?! ¡¿Está limpio eso?!
Me duele el cuerpo, no debería pensarlo tanto. Además, sino lo hago, me van a quitar la ropa en contra de mi voluntad. Aunque teniendo en cuenta que lo que tengo no es casi ropa, o sea es sólo una blusa ensangrentada que me queda grande, y mi ropa interior que no se ve porque la parte de arriba de este pijama está larga. Percatándome de todo eso, no debería quejarme.
Lennard levanta una tela y la abre de par en par, luego cierra los ojos.
—Quítate la ropa y luego puedes cubrirte con esto —Me quedo quieto y callado cuando dice eso —¿Ya te la sacaste?
Reacciono.
—¡Ya voy! —expreso alarmado.
Me saco la blusa intentando ser rápido, aunque el dolor en mi brazo derecho detiene mi velocidad, así que la manga la saco despacio. Es entonces cuando veo un enorme corte y varios vidrios incrustados en mi piel. Mierda, curar eso va ser complicado.
—¿Ya terminaste?
Me sobresalto.
—¡No! —grito sonrojado al tener los pechos de mujer descubiertos.
Nunca pensé que podría tener pudor al desnudarme el torso.
—Apúrate que me estoy cansando —Hace puchero —¿Las hembras son tan complicadas? Ya ni me acordaba —Se ríe.
—Ya voy —Me bajo la ropa interior que me queda enorme, pero por suerte tenía elástico ajustable, por esa razón nunca se me cayó cuando cambie de forma.
—¿Ya terminaste Ra? Qué lenta ¿Cuánta ropa usas? ¿No te molesta andar poniéndote tanto? A mí me pareció que no tenías mucho.
—Deja de hablar —Le quito la tela que tiene en las manos y abre los ojos sin autorización, aunque logro taparme la parte de adelante —¡Eres un tramposo! —me quejo.
—Me dolían los ojos —Hace puchero —¡Pero juro que no vi nada! —Me guiña —Ven al agua, está calentita —Da dos palmadas a la madera.
Camino despacio a una distancia prudente y entro a la bañera, me sumerjo en el agua al sentarme.
—¿Qué es ese rico olor? —pregunto al sentirlo.
—Sales aromáticas y curativas —expresa orgulloso de haberlas puesto —pedí que esté todo preparado para que te haga bien a la piel, debo cuidar de mi mascota.
Este me tiene harto con lo de mascota.
—No soy un animal —repito y agarra mi brazo —¿Qué? —me sobresalto.
—Habrá que cubrir eso —Se sienta en la silla que está al lado de la bañera, agarra una bolsa a su lado, entonces saca una tela y una pinza de allí —. Voy a sacarte los vidrios primero, luego taparé la herida con esto —me explica —. Por suerte ya no sangra, así que no debe ser tan profunda como parece.
Debería agradecer, pero mejor me quedo callado ¿Para qué le voy a decir "gracias" al enemigo?
Duele cuando saca cada vidrio, pero me la aguanto, luego enrolla la tela en mi brazo y me sonríe.
—Eres una chica muy fuerte —me felicita como un perro y hasta me da palmaditas en la cabeza. Luego se levanta y trae alguna crema para mis otras heridas —. Esta es para tus moretones, ese vampiro no tuvo sutileza y mira como te dejo las muñecas —Las observa detenidamente.
—¿Ya me puedo salir? —Bufo.
—Te lavaré el cabello.
No termina más, mátenme.
—Puedo lavármelo solo —me quejo.
—Estás herida, no puedes ni moverte, y deja de hablar en masculino —me reprende y comienza a lavarme el pelo.
—Ya te lo dije, soy un hombre.
—Pobre Ra, tiene tantos problemas que cree que es un macho —Me acaricia la cabeza y aprovecha para enjuagarme el cabello —. Tus mechones rubios son bonitos y ahora huelen bien —Los olfatea —. Muy rico, vas a quedar muy linda.
Agarra otra tela, ya que la que tengo la use para cubrirme y está mojada, entonces cuando salgo del agua me tapa con la seca.
—No te resfries —Me sonríe —iré por ropa, no te muevas de aquí.
Desnudo no creo que pueda, eso fue bastante astuto, maldición.
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Almas Perdidas #8
ParanormalAgatha murió y Ragnak se encuentra desaparecido. Solo hay una culpable, la bruja que tiene las manos manchadas en sangre. Aquella chica desconocida que tuvó que huir obligatoriamente porque la culparon enseguida. Ella que en realidad es él. Descubre...