Había tenido un mal presentimiento desde el momento en que puso un pie dentro de la casa del mayor. KyungSoo no conocía a los padres del chico, pero vasto con algunas cosas que su novio le había dicho para darle a saber que no eran los mejores padres, pero hacían lo que podían o al menos eso quería creer JongIn.
La casa del moreno no era muy grande, pero contaba con todo lo que se podría necesitar en una, es más, a pesar de ser pequeña lograba sentirse acogedora aunque no contara con una buena limpieza desde el punto de vista del mudo. Pero él no era quien para juzgar y había ido a conocer a los padres de JongIn, no a criticar la casa donde su bebé había crecido.
Cuando llegó el momento de ver a la familia de JongIn, él no podía negar que se sintió nervioso y aunque la mamá del moreno no lo había mirado de la mejor forma posible al enterarse de que era el novio, la mujer no dejo de ser amable con su persona.
Las hermanas de JongIn lo miraban con curiosidad, JongIn se aseguro de dejarlas sin palabras. Agradeció enormemente cuando al final las chicas parecieron haberlo aceptado en silencio, no tenían que decir nada para que KyungSoo y JongIn supiera que contaban con su apoyo, bastaba con ver sus sonrisas comprensivas.
Exageraria si decía que sus alarmas se habían encendido desde el momento en que la mirada del padre de JongIn se posó en él, lo único que recuerda es que minutos después podía escuchar gritos por toda la sala; gritos de JongIn, de la Sra. Kim, las hermanas del moreno y por supuesto, los gritos del padre de JongIn sobre todos los antes mencionados.
Las preocupaciones de KyungSoo se habían vuelto realidad y joder, el lo había estado esperando, pero nunca, NUNCA pensó que las cosas terminarían en los golpes y que los gritos de todas las mujeres presentes aumentaran, pidiendo a su padre que se detuviera.
Podía decir que desde ese momento odio con todo su ser al padre de JongIn, él entendía que el hombre no aceptara su relación, después de todo era lo que la mayoría de los padres en Corea hacían, más nunca le perdonaría haber golpeado a JongIn, a su hijo solo porque éste se negó rotundamente a su demandó por terminar con la relación.
Hace unas horas atrás no se hubiera imaginado que por primera vez en su vida se metería en una pelea, pero valia la pena con tal de defender a JongIn. Su propósito inicial fue separarlo como la madre y hermanas del moreno intentaban hacer, pero termino agarrándose a golpes con el padre de su novio, y ahora era éste quien intentaba alejarlo de su padre.
A KyungSoo le hubiera encantado que todo sucediera de fomento más "civilizada", para él estaba más que genial que a pesar de que el padre de JongIn no aceptara su relación, al menos hubieran mantenido una conversación adecuada, sin gritos y mucho menos insultos. Lastimosamente el Sr. Kim no pensaba igual.
En medio de gritos y maldiciones de parte del hombre mayor, KyungSoo había sacado a JongIn como pudo, el chico se había negado rotundamente a salir de aquella casa sin que su padre le dijera han buena razón por la cual lo echo de casa, así que a pesar de tener a KyungSoo hablándolo del brazo como si su vida dependiera de ella, JongIn no dejaba de forcejear y exigirle a gritos a su progenitor que le dijera en la cara porque no lo quería en casa, le exigía una razón razonable, algo por lo cual valiera la pena todo lo que estaba haciendo, para JongIn, el hecho de estar saliendo con un chico no era una razón, por lo que cada que su padre le gritaba "¡No quiero a ningún marica dentro de mi casa!", JongIn rápidamente se lanzaba encima del hombro, o al menos lo intentaba.
Ahora, mientras caminaban por las calles en medio de la noche de camino a casa de KyungSoo, con las maletas de JongIn en manos de ambos, la pareja permanecía en silencio, de vez en cuando intercambiaban una que otra mirada, pero ninguno se animaba a hablar hasta que llegaron a la parada de autobús.
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Solo Tú Y Solamente Tú | KaiSoo
Hayran KurguEl típico PlayBoy de la escuela secundaria. El típico chico raro con pocos amigos. El típico romance colegial. El típico corazón roto. El típico deseo de encontrar el otro extremo del hilo rojo del destino. Un amor peculiar. Y la típica frase: "El...