VI: Mentiras

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Amanda


No iba a ir con Jeff y me sentí extraña de siempre haber querido besarlo, lo que sentí no fue lo que esperaba. 

No me quería por lo que era, hablaba de mi como is me conociera, cuando realidad no lo hace. Y me molestó bastante. 

Y, dentro de todo, quería a Harry.

Paré frente a la casa y suspiré con fuerza, ya no habían autos, ni personas armadas lo que me tranquilizaba.

Al bajar de la camioneta caminé hacia el porche, donde estaba Harry sentado en una de las silla fumando un cigarrillo. Ya no habían personas, ni camionetas y Harry parecía ser el de antes, su mirada volvió a ser suave, con ese brillo en su mirada que me ponía nerviosa; caminé hasta donde estaba él, vestido con unos pantalones negros, camisa de botones azul y un saco negro también, él se levantó, soltó el cigarro así tirandolo en el pasto de su jardín, Harry tomó mi cintura al verme.

—¿Vamos al almuerzo?

Lo miré a los ojos y se me cruzó la imagen mía con Jeff basándonos, lo sentí tan injusto. Harry tenía una ilusión, estaba enamorado, quería una figura materna para su hija, una casa y una mujer que lo acompañara hasta el fin del mundo; Jeff podría gustar de mi pero no estaba enamorado de mi como Harry, yo comprendía la diferencia.

—Mi padre aún quiere verte —le dije llevando mis manos a sus brazos—. Pero debes de explicarme qué demonios fue el circo que hubo temprano.

Su mirada desvió la mía y se separó de mi.

—Prefería hablar de eso luego del almuerzo, en serio—me dijo incómodo pasando su mano por su cabello haciéndolo hacia atrás.

—¿Por qué después y no ahora? —le pregunté cruzada de brazos—. Eso estuvo muy raro, Harry. Debes explicarme y-

Mi teléfono sonó, interrumpiendo la importante conversación. Lo saqué de mi bolso mirando el identificador, era mi padre, no contesté, decliné la llamada y le envié un mensaje diciéndole que en pocos minutos estaríamos en el restaurante, porque sabía que él ya debía de estar en el lugar al que lo habíamos citado.

—Es mi papá, —le dije a Harry—. Vamos pero aún tenemos una conversación pendiente.

Él sonrió y besó mi mejilla.

~

—¿Sabes qué hace tu padre? —Harry preguntó cuando estábamos caminando del estacionamiento hacia la entrada de el restaurante fino.

—Es dueño de un par de hoteles en la costa,  y socio de un par de empresas que financia, ¿por qué? —le dije pero la pregunta sonó más a que él sabía más que yo.

Harry tomó mi mano entrelazando mis dedos con los suyos.

—Solo preguntaba.

Harry pasó su brazos por mi cintura en el momento que atravesamos las puertas de entrada del restaurante.

Justo en la entrada había una pequeña recepción y otra puerta de entrada de madera lisa que daba entrada al restaurante, antes de poder entrar había un hombre mayor, de lentes, vestido de traje con una sonrisa muy amable, que verificaba las reservaciones. Una vez, verificada la de Harry entramos al restauran, de esos donde solo las personas de alto estatus de la ciudad asistía.

MONEY - HS 💵 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora