MONEY - HS 💵 #1

XXXIX: El Capo De La Muerte

CAPÍTULO FINAL.

Amanda.

Harry paró la camioneta justo en frente de la bodega rodeado de pura maleza, miré que Harry se hacia atrás y sacaba de una caja de la parte de atrás del auto. Me sonrió cuando se colocó la caja en las piernas, lo miré con las cejas unidas.

—Tengo un regalo para ti, —él me sonrió.

Fruncí mi ceño—: No creo que puedas darme más prendas de oro, ya tengo muchas.

Harry hizo una mueca antes de sonreír, abrió la caja y de ella sacó una Beretta, bañada en oro con mi nombre el cañón de la misma. Lo miré con las cejas unidas sin poder creer que me fuera a regalar una pistola, la tomó en sus manos y me tendió.

—Feliz cumpleaños, amor, —él me sonrió.

Literalmente, fue inevitable, lo tomé del camisa y lo besé con fuerza, este se rió en medio del beso antes de que me separara de él. Tomé la pistola observando con admiración la pistola en mis manos, combinaba con todas las prendas de oro en mis manos, y entonces miré a Harry.

—Debes tener cuidado de ahora en adelante, Amanda, no vas a dar un paso si yo no lo doy primero, —él me miró serio—. Roger Woods es tuyo. Te lo mereces.

Sonreí de lado acariciando la pistola.

—Te amo, —le murmuré.

El mostró sus hoyuelos, antes de avisar que teníamos que apresurarnos, el bajó del auto pidiendo que los siguiera.

Me coloqué el abrigo para que el frío de la noche no me hiciera daño, mientras esperaba que Zayn me abriera la puerta, lo vi caminar por órdenes de Harry escoltarme hasta la bodega. Cuando Zayn llegó a mi puerta y la abrió me miró frío, me bajé sin apuro para que me diera las noticias que quería escuchar.

—La cocina preparó tu parte, —el susurró.

Sonreí llevando mi mano a su hombro, haciendo parecer que lo saludaba.

—¿Y en donde está, Zayn? —le pregunté.

—Ya llegó a manos de Dean, —él me respondió tomando mi mano para ayudarme a caminar hasta la bodega pero con lentitud para hablar.

Dean, era ahora, un nuevo socio, solo mío que había conseguido Carson y que por medio de Zayn ahora trabajaba para mi.

—¿Y el dinero? —le murmuré.

—Lo metí en la nueva propiedad en Hawái, todo esta cubierto, —Zayn finalizó.

Me solté de él cuando termine de escucharlo y caminé hasta Harry dentro de bodega domde habían varios escoltas metiendo las cargas de cocaína y armas en paquetes para mandarlos a la ruta camino a Hawái. Jim, en medio de toda la operación me miró con una sonrisa, lo saludé mientras me paraba a un lado de Harry.

—¿A qué hora sale la carga? —Harry preguntó al encargado de la ruta, Hank, el piloto del avión regordete, de cabellos blancos, de cabello sencillo.

—Hoy a media noche, —respondió serio.

—¿Cuánta mercancía sale? —pregunté.

—Una tonelada, —Harry me miró.

Sonreí contenta, llevé mi mano a su barbilla acariciado su mentón.

—Iré a hablar con Jim —dijo Harry, besó cortamente mis labios antes de irse, 
dejándome sola con Hank.

Saqué de mi bolso un paca de billetes de a cien envuelta en un trapo, oculte mi mano entre el abrigo y le tendi el dinero. Justo cuando estuvo por tomarlo, tomé su muñeca con fuerza provocando que me mirara con ojos serios, prestándome atención.

—La otra parte de la mercancía va para México, —le recordé—. No quiero errores.

El hombre tomó el dinero y lo solté.

—El Sr. Styles no sabe nada, —él me miró con ceño fruncido.

Sonreí maliciosa.

—El. Sr. Styles es mi problema, Hank, haz lo que te pido y ya —le dije antes de caminar detrás de Harry al avión donde estaban subiendo todo la cocaína.

Pasé mi brazo por su cintura con suavidad y él por encima de mi hombro mientras observamos en silencio el panorama.

Oro.

Billetes.

Pistolas.

Sangre.

Era lo único que me importaba.

El amor se convirtió en algo secundario, y tal vez Harry me odie después pero por ahora, mi intención era dejar de ser solo su mujer, me iba a convertir en el mejor de los capos.

Como siempre debió ser.

No necesitaba de Roger Woods.

Todo el país iba estar bajo la palma de mi mano y cuando eso pasara todos me iban a conocer.

Incluido, Jeff desde el fondo del infierno.