XIII: Nada Es Lo Que Parece

2.1K 102 2
                                        

Amanda

Pude percatarme de que estábamos saliendo de la pequeña ciudad de Roger Woods, porque llevábamos como cuatro horas de viaje por la misma vía que Harry tomó la otra vez que me llevó a esa bodega. Pensaba que era muy descuidado de Jeff dejarme ver el camino pero él pareció relajado.

La imagen de Harry muerto en mi cabeza no era capaz de dispersarse, estaba abrumada, queriendo dejar salir todo ése dolor sembrado en mi pecho. Quién diría que estuve a punto de dejarlo, que nuestro último beso no fue el más dulce, Dios cómo dolía, dolía tanto que no era capaz de asimilarlo por completo, me parecía mentira, era como si una parte de mi cerebro no lograra asimilarlo por completo o, tal vez, no quería aceptar ése hecho.

Lidiar con la muerte de Lissa y Harry al mismo tiempo era horrible, casi me parecía imposible, pero peor aún era que debía de tragármelo hasta que llegue el momento ideal para mostrarme débil. Jeff, parecía disfrutar de verme llorar, se burlaba de mí.

Anne no se movía, estaba atemorizada, presa del miedo, y Evelyn en mi pecho cayó dormida  justo horas después de que saliéramos de Roger Woods. Anne parecía una niña con cuerpo de adulta, se comportaba y actuaba como una, eso era la culpa de Harry, la sobre-protección la tenía así. Aunque tenía cuerpo y hablaba como adulto, la realidad era que ella no había madurado lo suficiente, y se aferraba de mi con fuerza. 

Sentí a Jeff acercarse a mí, lo miré con temor apretando los cuerpo de Anne y Evelyn con fuerza. Jeff me observó con ojos compasivos y luego llevó su mano a mejilla acariciando con sus nudillos.

—Ay, Amanda —suspiró.

Yo fruncí mi ceño apretando a Evelyn contra mi.

—La cagaste cuando decidiste que te quedabas con Harry, la cagaste porque te entrometiste en mis planes—dijo entre dientes, convirtiendo su mirada en una oscura, llena de odio.

—Yo sólo fui sincera contigo —susurré.

Él sonrió sarcástico.

—Las cosas hubieran sido diferente si solo me hubiera seguido el juego, Amanda,  —me respondió borrando su sonrisa.

—¿De qué hablas?— susurré. 

Jeff negó con la cabeza—: Olvídalo. 

Esto estaba raro. 

Duramos otro largo rato en la camioneta en total silencio y  duramos tanto tiempo que pude ver que empezaba a amanecer.

El cielo se empezaba a tonar azul cuando entramos en un pueblo lejano a la pequeña ciudad en la que vivíamos, llamado Skyville, pude leer. Ellos conducieron, por lo que parecería ser el centro del pueblo hasta llegar a un lugar donde las casas acababan y empezaba a verse un bosque.

—¿A dónde vamos? —susurré con terror.

Jeff, sacó algo de su bolsillo una pipa, sacó un encendedor y quemó la punta de la misma. El olor característico de la marihuana siendo fumada llegó a mis fosas nasales, por inercia llevé mis manos  al rostro de Evelyn y la oculte en mi pecho con fuerza.

Conducieron metiéndose entre arboles, al llegar a lo que parecía ser un bosque solitario, en lo mas remoto del pequeño pueblo, andaron por un camino rústico, de tierra.

Traté de memorizar con atención el camino. 

La camioneta entró por una pequeña vereda de tierra, que guiaba a una casa de una planta, hecha de madera y parecía no estar abandonada.

La camioneta paró justo enfrente de la casa de madera, con dos ventanas en el frente, la casa estaba situada entre tantos arboles, por lo que casi era poco visible.

MONEY - HS 💵 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora