XXI: Con El Dinero, Baila El Perro

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Harry


La llamada de Alan diciendo que había encontrado a Evelyn me había subido los ánimos, era como tener un peso menos, un pequeño alivio de tantos que ahora tenía sobre mis hombros, tenerlas tan lejos de mi por tanto tiempo me tenia tan mal que no era, ni siquiera de pensar con claridad.

—¿Dices que las encontró? —mi padre preguntó sentándose a mi lado en el porche la mansión donde el vivía.

Me encontraba mirando el portón de la casa impaciente, apretando mis labios, y con un punzante dolor de cabeza que no cesaba.

—Sí, las encontró en Roger Woods —le respondí.

Pude sentir a Liam cruzarse se brazos parada frente a mí, hizo un sonido con su garganta. Lo miré a los ojos esperando a que me dijera lo que me tenia que decir, por que sí, sabía que tenia algo que decirme. 

—¿Y tu crees que con tanto matón en Roger Woods ellas simplemente van a parecer? No es imposible que hayan estado allí todo el tiempo y no las hayamos visto —Liam casi se rió en mi cara—. O Amanda está cerca, o las dejó en Roger Woods y se fue, o Alan te oculta algo.

Lo miré con ojos serios.

—No lo sé, Liam —le respondí—. Ahora solo importa que mi hija apareció, y que están bien, después me preocupo por lo demás. 

Karen, que estaba sentada a mi lado llevó su mano hasta mi nuca y acarició con sus uñas.

Últimamente me había estado sintiendo demasiado agobiado, y la única que me ha ayudado a sentirme mejor ha sido Karen, sexualmente hablando, claro. Yo creo que después de Amanda no me quedaban ganas de volver a tener una relación, no era sano, ni para mí, ni para la persona que estuviera conmigo, ni para mi hija que es quién mas ha salido perjudicada.

No sé en qué demonios estaba pensando cuando le dije mentiras a Amanda. Ella empezó a descubrir el mundo en el que estaba involucrado, quise cubrirlo con más mentiras, no quería mas nada de nadie. 

—Sólo te voy a decir una cosa, Harry —mi padre llevó su mano hasta la mano de Karen apartándola de mí, llevó su mano mi nuca y me hizo mirarlo—. Se nos está cayendo el imperio que cree por años-

—No lo creaste solo, que no se te olvide que yo te traje aquí —lo empujé lejos de mí—. No me hables como si no sé lo que ocurre. Sé lo que pasa, y lo voy a resolver.

Mi padre y yo nunca simpatizamos del todo, eran ciertos momentos de crisis en los que nos encontrábamos juntos. 

La realidad era que mi padre nunca quiso a Anne, y tampoco a mí, su único amor era mi madre, y luego de que fue asesinada, parece que dejó de tener sentimientos. No estuvo a mi lado cuando dormía en la calle y mi madre mendigaba en las calles de Londres, la única razón por la que estaba aquí era porque en ese momento necesitaba de alguien que me ayudara. 

Por ello, él, justo ahora me molestaba, era un estorbo en mi camino. 

—Tu me puedes haber traído aquí, Harry, gracias, —él siguió hablando con tono venenoso—. Pero yo he arriesgado más que tú, y todos aquí, lo sabemos. Un paso en falso Harry, sólo uno, y yo, más que tú, pararé en la cárcel o muerto.

Rodé los ojos.

—Nos pueden estar quitando las rutas, las caletas, lo que se les de la gana —lo miré—. Pero mientras sigamos vivos hay mucha gente que nos va a cubrir la espalda, aún hay dinero en juego. No va a pasar nada, sólo hay que estar alerta.

Me levanté de mi lugar.

—Hay demasiado dinero en juego, —relamí mis labios—. Todo el mundo tiene un precio, papá. Y mientras tengamos dinero, el poder nunca nos va a dejar.

Liam limpió su garganta.

—¿Qué vamos hacer entonces? —Liam intervino.

—Debemos- —interrumpí a mi padre.

—Busca nueva rutas, nuevas cocinas, mete más persona, contrata a personas para que no solo preparen cocaína, que preparen LSD, marihuana, más policías corruptos, y más gente del bajo mundo, crea pandillas, pagale al alcalde de Roger Woods y al gobernador, pídele protección para la organización, haz lo que tengas que hacer, debemos volver a armar nuestro imperio —lo miré cruzado de brazos.

—Al fin, estás pensando como el mafioso que deberías ser, felicidades —mi padre me dijo.

Lo miré con ojos serios y suspiré fuertemente para no decirle nada.

—Y consigue un sicario, mercenario, lo que sea, debo encontrar a la malnacida de Amanda —le dije a Liam regresando la mirada al portón de la mansión.

—Eso me parece innecesario, deja a esa mujer libre, qué haga lo que quiera—mi padre dijo.

—Es una orden, Liam, —lo miré y éste serio, como siempre, asintió retirándose del lugar.

Todo cayó en silencio un par de segundos, hasta que vi la camioneta entrar en la propiedad.

Al instante sentí felicidad, caminé casi con lágrimas en los ojos hasta la camioneta que paró en el estacionamiento del lugar. Abrí la puerta de atrás, allí pude ver a Evelyn comiendo una hamburguesa, ella gritó de la emoción y soltó lo que hacía para abrazarme. 

Lloré de la emoción, luego Anne se apareció detrás de mí tocando mi espalda, sin soltar a Evelyn la abracé por el cuello.

La vi más delgada, con el cabello sucio y los ojos hundidos, besé su frente y no las solté hasta que me calme.

Era tremendo alivio tenerlas de regreso.






~



—No tienes que preocuparte por ella, Anne, tenía razón, —llevé varios mechones de su cabello detrás de su cabello.

Anne dejó su plato de comida y negó con la cabeza en lo que me miraba con ojos llorosos.

—Jeff nos secuestró, la golpeó, la violó, nos drogó, Harry —Anne llevó sus manos a sus labios—. De verdad, ella me protegió.

Negué con la cabeza.

—Aún así, todo esto ocurrió por su culpa.

Anne tomó mis manos.

—Déjala en paz, sino la quieres ayudar, entonces déjala en paz, Amanda está viviendo un infierno, —ella susurró apretando mis manos. 

Me solté de su agarre—: No. Ella va a pagar por su maldita traición, y me importa una mierda lo que me digan. 

MONEY - HS 💵 #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora