MONEY - HS 💵 #1

XXXIV: Mirar Hacia Adelante Sin Karen

Capítulos Finales.

Amanda

Abrí los ojos.

—Arriba, —Harry me dijo levantandose de la cama donde yo estaba acostada.

Lo miré quieta un par de segundos antes de mirar la habitación en la que me encontraba, estaba casi vacía, solo había una cama pequeña, una lámpara, un adorno de madera y una mesita de noche, había una ventana desde donde veía que era de día y además el patio delantero de mi casa, la que supuestamente habían comprado con mi dinero, el dinero que me sude y trabajé.

Harry se paró frente a mi.

—Será bueno para ti, para Anne y Evelyn, es mejor mantenerte alejada —dijo.

Me senté sobre la cama tomando una respiración fuerte, miré el adorno de madera, era una figura esculpida de una mujer desnuda sobre una base cuadrada, se me estaba pasando una idea por la cabeza pero seguía atada de brazos, así que me quedé callada, mirando a la nada.

—Amanda, —Harry me llamó—. Anne me pidió que hiciera esto por ti, ella te ama y Evelyn te necesita...

—No quiero ir con tus hijas a ningún lado, Harry, ni contigo tampoco —le dije fría—. No quiero nada de ti.

Él frunció su ceño preocupado.

—Pero... Tu, tu amas a Evelyn y Anne, —él se colocó de cuclillas frente a mi tocando mis rodillas pero lo alejé de mi con fuerza.

—No quiero nada de ti, traidor, —le dije duramente—. Nada. Nunca te voy a perdonar esto, te lo juro, Harry.

Su rostro se tornó serio y tragó con fuerza.

—Ya veo, —me dijo entre dientes—. ¿De verdad quieres eso? ¿Quieres que aleje a Evelyn de ti? Porque soy capaz de hacerlo.

—No quiero que me alejes de ellas, pero ¿cómo quieres que me sienta si me tratas como Marco y Jeff me trataron, eh? —le dije molesta—. Me desgaste, me amarraste y me quitaste todo, ¿quieres que te dé las gracias? De tantas formas, decidiste actuar como las personas que me abusaron todo este tiempo, me sentí segura contigo e hiciste lo mismo. Eres igual que ellos.

Sus ojos empezaron a llenarse de dolor, apretó sus labios y asintió mientras acariciaba mis piernas.

—Tienes razón, —aceptó bajando la mirada—. Perdón... No es lo que quise, yo...

—Sueltame —le dije apretando mis labios—. Sueltame.

Él asintió y se levantó, sacó una navaja de su bolsillo para desatarme. Una vez que lo encontré lejos de mi me le quedé mirando seriamente, sus ojos verdosos me miraron con empatía, pero yo no lo sentía, de verdad quería hacerle daño.

—Vamos, ya debes irte —el intentó tomarme del brazo pero no lo dejé—. Vamos, Amanda, no te comportes como una niña.

Apreté mis puños y sin siquiera pensarlo tomé la figura esculpida de la mesa de novia, lista para golpear su cabeza, él supo lo que haría así que tomo mi muñeca, pero yo con la mano libre golpeé su pómulo, sin embargo no me soltó, se colocó recto, apretó mis muñecas con fuerza y su mirada se volvió tan oscura como la noche. Con una fuerza mayor que la mía me tumbó de nuevo en la cama, tomó mis muñecas y las colocó sobre mi cabeza.