MONEY - HS 💵 #1

X: Darrell Styles y Liam Payne

Amanda

Llegamos al departamento, Evelyn estaba muy emocionada y Anne demasiado triste pero yo no tenía cabeza para pensar en felicidad u otra cosa. Harry iba a mandar a matar a Lissa, cosa que me hacía sentir responsable porque, si tal vez no le hubiera dicho nada las cosas serían diferentes... Aunque, si no le decía nada, era probable que Harry fuera expuesto así como yo también.

Demonios.

Ahora estaba sirviendo la comida china que Harry había comprado para comer en nuestra nueva vajilla, Harry estaba ayudando a Evelyn a dejar sus cosas en su habitación.

—¡Harry, a comer!—le grité.

No hubo respuesta pero tiempo después Harry llegó al comedor con Evelyn entre sus brazos, los dos tomaron asiento y les coloqué los platos enfrente.

—¿No vas a comer, mami?—Evelyn preguntó.

Yo asentí—: Sí, pero más tarde. Iré a caminar, no me siento bien.

La verdad era que no quería estar cera de Harry por ahora, sentía un nudo grande en el estómago, la discusión del insignificante beso y lo de Lissa me tenía mal. No podía comer tranquila pensando que el hombre que amaba estaba a una llamada de acabar con mi amiga, casi mi hermana, no me imaginaba yendo a su funeral.

—¿A dónde vas? —Harry preguntó con dureza.

Tomé mi abrigo sobre uno de los muebles de entrada de la casa, me coloqué los zapatos y procuré no mirar a los ojos a Harry.

—No sé -—respondí secamente—. No me esperen.

Tal vez estaba siendo muy injusto o inmadura con Evelyn, incluso con Harry, sabía que eataba muy afectado por la situación, hoy debía ser un día lindo, de esos que debes de recordar para toda la vida y que siempre traerán una sonrisa a tu rostro, el día se había tornado en uno lleno de tristeza y melancolía.

Acepté a Harry tal y como era, acepté el trabajo que hacia y sus razones pero no me esperé esto de él. Mucho menos que Lissa fuera a ser afectada por esto.

Luego, tomé mis llaves y salí del departamento.

~

Caminé un largo rato, tanto que se me hicieron las doce de la noche, no había traído teléfono así que imaginaba que Harry estaba muriendo de la preocupación pero una parte de mi quería hacerlo sufrir, solo un poco.

La calle a éstas horas aún tenía vida así que me detuve en un bar, compré una ronda de tragos para mí sola y los fui bebiendo sin apuro.

De repente, cuando ya iba por mi quinto trago de tequila y ya estaba un poco mareada el barman me regaló otra ronda de tequilas, le dije que no iba a pagarlos pero él dijo que ya estaban pagos, le pregunté que quién era el autor de tal gesto, me señaló a un chico, probablemente, de unos veintitrés años, vestía ropa casual y divisé su cabello rubio entre las persona.

Tomé dos de los cinco chutes de tequila y caminé con el resto de los tragos en mis manos hasta él. Estaba un poco mareada y sentía mis ojos pesados pero aún así no me detuve, mi yo borracho estaba activado, así que hacia las cosas por inercia, ni siquiera las pensaba antes de hacerlas.