38. Por fin

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—Mia, ¿un poco confundida, tal vez?

Me giro para ver quién me habla, y sin comerlo ni beberlo me vuelvo a encontrar con Ceres. Me quedo boquiabierta con lo que pasa, pero intento recomponerme rápido.

—Un poco sí, la verdad. Para qué mentir. Da la casualidad de que esta no era la playa donde estaba, sólo comento —le miro de reojo.

—¿Cómo? Pero si estás en la playa de la isla, ¿qué me estás diciendo? —me pregunta extrañado, como si se negase a aceptar que se ha equivocado.

—No te niego que me hayas traído a la playa de la isla, pero... ¿no has pensado que la isla puede tener más de una playa y que no me has traído a la correcta? Bueno, aunque si me apuras, igual ni siquiera me has traído a la isla correcta —le acuso encogiéndome de hombros.

—Bah, bah, pamplinas —dice para restarle importancia—. Me subestimas, Mia. Y eso me hace ponerme triste —dice melodramáticamente.

—Sí, lo que tú digas. Ahora, haz el favor de llevarme a donde es —le digo riendo.

—Tus deseos son órdenes para mí, princesa.

Y dicho esto, cierro los ojos y noto que una cálida brisa me envuelve.

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—Mia... ¡¡Mia!! ¡Despierta! 

—Por el amor de dios, ¡despierta, Mia!

—No nos dejes, Mia... Aún quedan muchas partidos por jugar, y aún tienes que enseñarme a chutar... ¡y el juego aéreo!

Oigo varias voces que me llaman, me parece reconocerlas. Abro lentamente los ojos y me los froto con la mano. Tengo el cuerpo algo entumecido y con sensación de frío. Maldigo ya que tengo las manos llenas de arena y al frotarme los ojos se me han enrojecido. Me siento en la arena y observo a las personas que están a mi lado. Son ellos, están aquí.

—¿Qué decías, Yuri? Que aún no me he muerto, vaya. Ya me estabas echando al otro barrio —le comento jocosa. Veo que se les ilumina la cara—. ¿Y qué quieres, que te enseñe a jugar? Vaya, sólo me quieres para eso. Triste realidad.

Yuri me mira y sonríe un poco avergonzada por lo que ha dicho, pero noto que se alegra de que haya despertado. Miro a Kohaku, que tiene la cara tapada por sus mangas y que está llorando levemente.

—Kohaku... estoy bien, no me ha pasado nada —sonrío con ternura mientras le cojo las manos.

Al oír mi voz deja de llorar, se quita las manos de sus ojos y al fin me ve. Se lanza al momento sobre mí y vuelve a llorar.

—Mia, que pensábamos que te habías ido. Menudo susto que nos has dado, no lo vuelvas a hacer —dice Kohaku con un tono de voz cargado de preocupación.

—Estábamos preocupadas, muy preocupadas —Akari se sienta junto a mí—. Pero ya sabes cómo es Kohaku, intensifica todos sus sentimientos.

—En cuanto Yuri nos ha avisado de lo que ha pasado, hemos ido corriendo a por los profesores. Menos mal que no te ha pasado nada —Bryce se pone junto a mí y me acaricia la espalda.

No entiendo por qué se han preocupado tanto, si Ceres me ha ayudado al final... Ah, cierto, ellos no saben nada del Observatorio.

Me ayudan a ponerme en pie.

—Bueno, ahora que estás mejor... dinos cómo es que caíste por el acantilado —pregunta Akari.

La pregunta me pilla por sorpresa, no me esperaba que me lo preguntasen tan rápido. Me paro y ellos conmigo.

—¿Seguro que lo queréis saber? —miro de forma disimulada a Byron, quien intenta no mirarme, sabe que es el culpable. Pero... no encuentro por ninguna parte a Claude—. Pues... la verdad es que estaba con Claude en el acantilado ese, ya sabéis, momento romántico... Hasta que aparece Byron, nos separa ambos y me empuja. Entonces caigo por el acantilado, pero Yuri me consigue coger. Por fin aparecen Claude y Byron para ayudarnos, pero en vez de eso, dejan a relucir su brillante estupidez... Y caigo —hago una pausa para fusilar con la mirada a Byron—. Me he debido de quedar inconsciente al caer al agua, y las olas me habrán arrastrado hasta aquí.

—Pero... si estás completamente seca —dice extrañado Bryce. Me recuerda a la vez que me lo encontré después de los hombres del Observatorio y no creyó ni una palabra que le dije.

—¿Ah, sí? Pues entonces una gaviota me ha debido de rescatar mientras caía y me ha traído hasta aquí volando. ¿Te parece más lógica esa versión? —le pregunto sarcásticamente. Tiene razón en que estoy seca, Ceres debió de salvarme antes de caer al agua—. Esto... ¿y Claude? —termino preguntando con un deje de preocupación.

—Cuando caíste comenzaron a pelearse Byron y él. Ambos echaban la culpa al otro de que hubieses caído —empezó Yuri a expicar—. Comenzaron a pegarse, a pelearse...

—Y ya sabes que Claude siempre pierde cuando se enfrenta a Byron, así que... Como ambos estaban muy enfadados por lo que había pasado...

—Y sobre todo Byron, por cómo os vio... —explica Yuri—. La pelea fue brutal, no sé cómo Claude salió con vida —se me pone la cara blanca al oír esto último—. Bueno, tampoco es que fuese a morir, es una expresión —se corrige al ver mi cara—. Pero vamos, que está herido.

—Y... y... ¿d-dónde está? —le pregunto con urgencia. Tengo la cabeza hecha un lío. Estoy muy cabreada por la reacción que han tenido Byron y Claude, pero a la vez también estoy muy preocupada.

—En la enfermería —responde Akari—, donde están los edificios, en esa zona está la enfermería —comienzo a alejarme corriendo—. De todas formas pregúntale al tutor, él te acompañará —me dice gritando.

—No te fuerces mucho, Mia. Acabas de despertar y aún no estás recuperada completamente —me grita Kohaku haciendo de megáfono con las manos.

—Sí, no os preocupéis —les respondo, y comienzo a correr.

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Por fin encuentro al tutor, que me pregunta a ver qué tal estoy y me conduce a la enfermería. Después de estar un poco hablando, me deja sola esperando a la doctora o doctor a que me deje pasar, poniendo de excusa que tiene que hacer cosas. Mientras espero, veo aparecer a Byron por la puerta.

—¿Qué quieres, Byron? —le pregunto despectivamente.



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Holaaaa^^

Me hace bastante gracia la primera parte, en la que Ceres se equivoca de playa¬¬" Vaya fallo el suyo... jajaja

Espero que os guste la historia, y muchas gracias por leerla ;))

Inazuma Eleven - Amor inesperadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora