Han pasado un par de semanas desde que ingresaron a Claude en el hospital. Al de unos días le dieron el alta y se quedó en casa descansando y recuperándose. Está mejor, hay que decir, pero no del todo bien. Los primeros días que estuvo en el hospital, estuve con él mucho tiempo. Cómo no, estaba muy cariñoso, como siempre que está enfermo, con fiebre, lesionado, o lo que sea que le haya pasado. Bueno, eso sí, estaba muy caprichoso, y no paraba de pedirme cosas como uno niño pequeño... Al menos ya está de vuelta en casa, y lo tengo todo el día o en el sofá o en la cama.
Ahora en el instituto nos estamos dedicando a entrenar para las competiciones. Los chicos del club fútbol no paran de entrenar, se están juntando todas las cosas: el torneo de fútbol, las competiciones, el baile...
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Ya sólo queda menos de una semana para que comience la semana de competiciones, estoy cada vez más nerviosa, y cada vez que pienso en el momento de competir, noto una presión en el estómago. Nervios, definitivamente.
Acabo de llegar a casa, y como es de esperar, puedo oír la incesante y estridente voz de Claude. Sin percatarme si quiera, todo ha resultado de una manera increíble. Nunca hubiese imaginado que llegaría a querer tanto a ese pequeño idiota.
—¡¡Eh, Mia!! Por fin vuelves. Necesitaba que alguien me trajese un vaso de agua —grita desde su cuarto.
—Sí, su majestad la panceta, Beicon —dejo en el sofá la chaqueta del uniforme y la mochila y me dirijo a la cocina—. ¿Vive usted bien, verdad? —le digo gritando desde la cocina para que me oiga. Abro un armario, cojo un vaso y lo relleno con agua de una botella.
—Por supuesto que sí —responde una vez que entro en su cuarto y le dejo el vaso en la mesilla—. ¿Qué tal todo? Ya dentro de poco serán las competiciones, ¿verdad? No podré competir... —comenta bajando la voz, con un tono afligido. Mientras me dice esto me coge de la cintura y me sienta entre sus piernas.
—Vaya, qué pena. No podrás ganar en nombre de la clase. Ten cuidado que si no te recuperas pronto quizás alguien te haya robado a la chica —añado con un guiño de ojo.
—No lo digas ni en bromas —me dice mientras me hace cosquillas en los costados, haciéndome estallar en carcajadas mientras me tiro y me retuerzo sobre la cama.
—Bah, tú tranquilo que nadie te va a quitar a la chica —le digo finalmente, intentando recuperar el aliento, una vez termina de hacerme cosquillas—. No te preocupes por eso, tontorrón. Has llegado muy lejos como para que suceda eso —le susurro, dándole un beso.
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Dos días después, Claude me acompaña al instituto, haciendo caso omiso a mis consejos. Dice que está recuperado y que puede andar sin problemas, aunque sigue con la escayola de la pierna y con vendas y demás.
Al estar todo el día entrenando, no hay clases, así que Claude pasa la mayor parte del tiempo en el gimnasio, observando cómo los demás entrenamos, mientras todo tipo de peligros pasan a su alrededor. Cosas como: balones, pelotas, raquetas (sí, en el instituto vuelan raquetas) y más peligros que acechan a un pobre inválido como Claude.
—¡¡Cuidado, Claude!! —le grito, pero sin querer, golpeo a Claude con la pelota de voleibol, y lo dejo tumbado en el suelo.
—¿De veras que conseguiste meter gol el primer día? —me pregunta él, arqueando una ceja, mientras lo ayudo a levantarse.
—Sí, jajaja, aunque parezca increíble —respondo con una sonrisa—. No te muevas —le ordeno cuando trata de levantarse del suelo, ya que he visto que tiene un corte en la cara—. Deja que te lleve a la enfermería, estás sangrando.
La verdad es que el corte es muy pequeño e insignificante, pero quiero pasar un rato con él, ya que durante las horas de entrenamiento no puedo estar con él.
Nos dirigimos juntos a la enfermería y, sorpresa, nos encontramos a Ceres.
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Siento mucho hacer este capítulo tan corto y aburrido, pero es que no tengo mucha inspiración. Además estoy con el comienzo del curso y todo... Vamos, a tope.
Espero que no abandonéis la historia por culpa de este penoso capítulo T.T Os prometo que os compensaré.
Muchas gracias por leerlo^^
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Inazuma Eleven - Amor inesperado
Hayran KurguMia es enviada por el Observatorio a los "Dragones de Fuego" de Corea. Aparentemente, con la misión de ayudar al equipo durante el TFI. Sin ninguna regla, sin ninguna prohibición... más que enamorarse. Sin darse cuenta, Mia caerá en la trampa del am...