Enemigo.

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Toph.

Llevábamos 20 minutos haciendo lo mismo.

Obviamente pies ligeros y yo ya sabíamos que intentaban ganar tiempo para que llegara su pandilla.
Pero esto se estaba volviendo tedioso.

Ellas lanzaban rocas, yo las desviaba o las destrozaba y pies ligeros contraatacaba.

—Deberíamos de acabar ya con esto— le decía a pies ligeros, ya me sentía mucho mejor, pero mis heridas aún no sanaban.

—Bien.

Me preparé e hice una gran roca que les aventé.
Ellas se prepararon a recibirla destrozandola en el camino, sin darse cuenta de que el Avatar había desaparecido de mi lado, pues se encontraba detrás de la roca y en un abrir y cerrar de ojos las encerró en una esfera de aire.

—Sabes que pudiste haber hecho eso desde un inicio, ¿verdad?— pregunté irónica a lo que solo recibí una pequeña risita de su parte como respuesta.

Después de eso, las despojé de su armadura (abajo traían la ropa que usaban, no piensen mal) y las atamos de las muñecas con cuerdas, sentadas en unas de las ramas más altas de un árbol para que no tuvieran con que defenderse y si se movían, se caían.

Claramente esa fue mi idea.

Después de otros 10 minutos llegaron los refuerzos de Zuko. Eran 3 pelotones de mínimo 10 personas cada uno.

—Perdonen muchachos, pero ya nos encargamos de ellas, pero les agradeceríamos que se las llevaran.

Miraron hacia donde les señalaba,  sentí que algunos se llenaban de horror; otros de gracia, pero todos coincidan en que fue una sorpresa, y yo no los culpaba. No todos los días ves a dos personas atadas, en la copa de un árbol.

—Creo que ayudaré a bajarlas— habló pies ligeros empezando a subir.

—Espera— le respondí, había sentido algunas personas acercarse, de seguro como no regresaban sus lacayas; vinieron a observar.

Voltié hacía con pies ligeros y el soltó un monosílabo en señal de afirmación.

—¡Prepárense!— le escuché decir hacia las tropas y se pusieron en guardia.

—Maldita Beifong, ¡cuando la vea voy a...!— se asoma la cabeza de alguien y susurra — jefe, el Avatar y Beifong están arriba.

—¡Ya se, imbesil! Ahora no seas gallina ¡y sal ahí afuera!— justo en ese momento alguien salió disparado del agujero, callendo de bruces contra el suelo.

Y empezaron a salir los demás, por su hedor, sabia que habían estado entre lodo y estiércol.

—¿A dónde los enviaste?— me susurró pies ligeros.

—No quieres saberlo— le respondía haciendo aparecer una sonrisa maliciosa.

—¡Pensaba en tener piedad contigo Beifong, pero después de esto.... Agh!— habló el tipo de antes con obvio enojo.

—Si, claro, claro— decía al mismo tiempo que los atrapaba a todos en un cubo de roca y me volteaba a los demás —lo siento, pueden volver a lo suyo.

Iba a sentarme debajo del árbol, cuando escuché el ruido de mi cubo destruirse y las piedras venían hacia nosotros.

Rápidamente actúe levantando una pared gruesa para evadirlas, solo se escucharon las grandes rocas estrellarse contra el muro y una risa maniática proveniente de nuestro atacante principal.

—¡Prepárense!— fui ahora yo la que gritó poniendo alerta a las tropas y a pies ligeros.

—¡Beifong!¡Tu y el Avatar no son los únicos maestros tierra aquí!

Escuché decir al maldito mientras sus demás seguidores reían, eso hizo hervir mi sangre. No sabe con quién se está metiendo.

Me concentré en el polvo que se encontraba debajo de nosotros mientras ponía mis manos estiradas al frente mío, haciendo que el suelo tiemble un poco al ritmo de mis manos; dando un fuerte pisotón al suelo haciendo que se eleve una gran cantidad de polvo al aire.

—¡Ataquen!— grité y algunos maestros fuego salieron del muro adentrándose en la nube de polvo, mientras los otros se quedaban para proteger de que no se llevaran a nuestras prisioneras —¡Pies ligeros!

—¡¿Si?!— me respondió callendo aún lado mio, creo que estaba sobrevolando el área.

—Dejame el invitado principal a mi, me gustaría bailar un poco con él— le dije poniendo mi mejor sonrisa en el rostro.

—Esta bien, solo no lo mates; y si necesitas ayuda, solo grita— respondió mientras se adentraba el también en la nube.

Sabía dónde se encontraba nuestro atacante, no se había movido de su posición desde que mandó a volar mi cubo por los aires.

Tranquilamente me adentraba yo en la nube evadiendo cuidadosamente a las personas que disfrutaban de la fiesta, al parecer los acompañantes de nuestro invitado no son maestros, pero si van equipados con armas suficientes para darles pelea a las tropas del señor chispitas.
Después de algunos pasos más, llegué hacia donde mi invitado me esperaba.

—Valla. Esperaba primero la presencia del Avatar.

—Le dije que se entretuviera un rato, mientras venía a presentarme— me acerque un poco más a el, acortando el espacio hasta dejarnos a solo un metro de separación al mismo tiempo que acercaba mi brazo a él— soy Toph Beifong, pero creo que ya me conoces.

Nuestro atacante hizo lo mismo mientras estrechaba nuestras manos.

—Mucho gusto Beifong, me llamo Kanto. Y creo que ya me conoces también.

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Perdón por el capítulo corto, intentaré hacerlo un poco más largo para la próxima.

Y espero no tardar tanto en actualizar para entonces.

Sin más que decir, me voy :3

No puedo vivir sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora