Visitas y problemas.

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Toph.

Desperté con una capa de sudor en mi frente. Esos recuerdos no me habían dejado dormir bien.

Me senté y al instante me volví a recostar sintiendo un tremendo dolor en mi costado.

Bajé las manos, sintiendo que tenía algo rugoso que enrrollaba mi estómago, supongo que son vendas.

Escuchaba ruido al otro lado de la habitación, en la sala de estar, muchas voces paranoicas que preguntaban sobre mi salud, pasos y puertas cerrandose.

Cerré los ojos intentando pensar en lo sucedido. Estaba con pies ligeros y después.... ammm.... No lo sé.
Me senté ahora con más cuidado tratando de aguantar los gritos que se encerraban en mi garganta.

Toqué de nuevo las vendas, que ahora estaban húmedas supongo que por la sangre.
Debió de pasarme algo horrible para que terminara así. También siento algunas punzadas en los brazos y en las piernas, pero no son para tanto.

Estaba bajando los pies de la cama, cuando escuchó que alguien viene y abre la puerta.

—¡Toph! Qué bueno que despiertas, ¿Cómo estás? ¡No te levantes! Necesitas descansar...— y  con miles de preguntas y acusaciones me bombardeaba Sokka —recuestate.

Me agarró de los hombros y suavemente me volvió a acostar sobre las almohadas. Genial, ahora todo mi esfuerzo por levantarme se va a la basura.

—No me gusta estar acostada— declaré intentando sentarme de nuevo haciendo muecas de dolor en el camino.

—Oh no, ahí te quedas— y me agarró de los brazos volviéndome a acostar suavemente. Había olvidado lo calido de su tacto —este es mi turno de cuidarte y si Katara vuelve y no estás estable, me matará.

Hasta ahora me doy cuenta de que solo llevo uno de los tops negros que me pongo debajo de mi blusa. Y por inercia, busque a tientas la cobija y me tape hasta el rostro.

—¿Ocurre algo, Toph? Oh por... ¿Porque la cobija se está cubriendo de sangre?—rayos.

Sokka empezó a jalar la cobija queriéndome destapar.

—No me veas, casi estoy desnuda— declaré jalando aún más la cobija a mi cabeza.

—Oh vamos Toph, así estuviste los 3 días— ¿Dormí 3 días? No sé porque no me sorprende.

Sokka seguía jalando la cobija, mientras yo la volvia a poner sobre mi cabeza, generando una escena muy cómica que si hubiera estado en otro concepto, me hubiera reído mucho.

—¡¿Solo quieres verme desnuda verdad?!

—¡Toph, ya te he visto desnuda!— gritó Sokka desatando el silencio al fin.

Eso era cierto, Sokka y yo ya habíamos tenido relaciones varias veces en nuestro noviazgo.

Nadie dijo nada por un buen momento hasta que decidí quitarme la cobija por fin, ya me estaba poniendo un poco mareada por la pérdida de sangre.

—Esta bien, pues— me estaba sentando con dificultad de nuevo, pero Sokka me ayudó esta vez. Abrí los brazos mientras sentía que Sokka recorría sus manos por mi abdomen quitándome la venda y limpiando la herida.

—Perdón por lo que dije— dijo Sokka al fin rompiendo el silencio.

—No, está bien, tenías razón— le respondí con un pequeño sonrojo desviando el rostro de enfrente.

Se volvió a formar el silencio y Sokka ya había acabado. Me ayudó a acostarme de nuevo, mientras él cambiaba las cobijas de la cama.

—¿Recuerdas algo de lo que te paso?— volvió a preguntar el capitán boomerang.

No puedo vivir sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora