Trampa.

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Aang.

Al entrar en la cortina de humo que levantó Toph, escuchaba a muchos de los soldados que están en nuestro lado luchar contra los de nuestro agresor. Me lo decía el brillo que aparecía al lanzar un ataque gracias al fuego.

No pensé que fueran tantas personas y tan hábiles con las armas para darles tanta batalla a los soldados del ejército de Zuko.

Encontré a dos de nuestros contrincantes vagando en guardia, utilice ese momento en el que no me veían bien para analizarlos mejor.

Los dos llevaban una espada en sus costados, a lo largo de sus piernas iban armados con múltiples dagas y shurikens, un poco más arriba, en su cintura; tenían atados unos cables. Por último, en las manos, uno de ellos llevaba otra espada y el otro traía un marro con picos.

Llevaban armas de larga y corta distancia, parecían unos arsenales de armas andantes.

Igualmente me puse en guardia, poniendo a mi planeador cerrado de frente. Aprovecharé esta oportunidad de que aún cuente con el factor sorpresa.

Me acerqué por detrás mientras con un movimiento rápido del mi bara, saque volando a los dos sujetos.

Mala idea.

En cuanto me di la vuelta, alcance a visualizar a 5 personas que venían corriendo hasta a mí con arma en mano.

Pisé el suelo con fuerza y abrí los brazos, haciendo que apareciera un pozo profundo debajo de ellos. Si querían salir, tendrían que escalar, y creo que sería un poco difícil escalar en vertical 10 metros. Aparte de que serviría por si alguna persona distraída cae.

Corrí intentando evadir las lanzas que me llovían. Con un movimiento rápido, abrí mi planeador y lo empecé a ondear enfrente mío haciendo que ráfagas de aire regresarán todas las cosas que me lanzaban a sus dueños.

No pasó ni un minuto más cuando la cortina de tierra se dispersó.

Miré a mi alrededor y por suerte habíamos vencido. Al parecer no hubieron bajas y solo sobresalían algunos heridos.
Los del ejército de Zuko empezaban a aprender a los maleantes mientras yo buscaba a los que había encerrado en un pozo.

Era momento de un interrogatorio.

No estaba tan atrás como pensaba, al parecer no había avanzado mucho.

Al llegar se me hacía extraña la presencia. No sé escuchaba ningún ruido.

Encendí una pequeña llama en mi mano y con un brinco empecé a descender.
No habían marcas en las paredes del pozo que me indicaran que habían tratado de escapar. Esto estaba cada vez más raro.

Llegué hasta bajo.

Y no había nadie.

¿Como había ocurrido esto?
Ellos no eran.... O tal vez si eran maestros.

Nos despistaron con las armas que traían para que pensaramos que no podían utilizan ningún tipo de control. Maldición.

Concéntrate.
Intenté concentrarme sintiendo la tierra bajo mis pies para saber a qué parte se habían marchado. Y grande fue mi sorpresa que se habían ido al Norte. Hacia donde había ido Toph hace un rato. Pero primero tenía que avisarles a los guardias.

Hice que saliera un bloque de tierra que me elevara hasta salir del pozo.
Grande fue mi sorpresa cuando vi que los guardias estaban encerrados en un gran cubo de tierra.

Me acerqué un poco para destruirlo.

—¿Todos están bien?— pregunté, haciendo que se miraran entre ellos para corroborar.

No puedo vivir sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora