Nuevo plan.

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Nota importante: si lees esto, gracias por seguir leyendo esta historia <3
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Kanto.

2 días.

Habían pasado 2 días desde aquella vez.

Algunos de nuestros hombres resultaron heridos gracias al ejército que llevaba el Avatar.

Y esa niña Beifong.

Yo tenía heridas un poco graves, después de nuestro enfrentamiento. La subestime.

Pero no lo volveré a hacer.

En ese momento escucho que  Ikari entra en mi habitación.

—Oh, jefe, despertó ¿Cómo se siente?— habló mientras se acercaba moviendo sus caderas siguiendo un ritmo un tanto provocativo hasta posar sus labios con los míos.
Sentí sus manos instintivamente buscar mi pecho que estaba al descubierto, intenté hacer lo mismo, sin embargo el yeso de mi brazo izquierdo y la intravenosa del derecho me lo impedían. Mientras nuestras leguas peleaban otra guerra, deseandonos tanto.
Pero este no era el momento.

—Sabes que odio que me digas "jefe" cuánto estamos solos— sonreí ladino haciendo que desviará la mirada.

—Solo pasé a saludar— se reincorporo cruzando los brazos bajo su pecho —la señora quiere verlo.

Sonreí aún más.

—Perfecto— intenté pararme sintiendo como nueva sangre fresca salía de la herida de mi costado derecho.

Pero eso no me detendría. No hasta ver encerrada a esa zorra.

Con fuerza, quite la intravenosa de mi antebrazo ignorando las advertencias y las réplicas sobre mi salud que me lanzaba Ikari. Reuní toda la fuerza mental y física que mi adrenalina me proporcionaba y salí hacia el salón de reuniones.

Al llegar, encontré a la persona con la que iba a tener la audiencia.

—Te ves horrible— se burló de mí haciendo que igual soltara una pequeña carcajada.

—Gracias por el cumplido.

Me acerqué hacia donde se encontraba una gran mesa alargada, servía como sitio para formular nuestras estrategias y planes.

Mi acompañante se levantó de su asiento, acomodando un mechón de cabello oscuro detrás de su oreja y con una sonrisa estiró la mano, la cual yo estreche acomodándome en una silla enfrente suyo.

—Cuanto tiempo ha pasado, jefe Kanto— decía ella aún con nuestras manos estrechadas.

—Lo mismo digo, señora Azula.

Detrás de nosotros escuchamos la puerta cerrarse.

Ese día, los muros fueron los únicos testigos de nuestro nuevo plan.

Sokka.

~1 semana después~

Toph ya estaba bien.

Al menos físicamente. Pues sus emociones estaban por los cielos, y no la culpo. Despertar herida y sin saber que había pasado, debe ser frustrante.

Aún así, hace cosas raras, algo que ella llama "entrenamiento". Y aunque el médico le recomendó no hacer esfuerzo, ella hace... No sé. Tampoco es que sea muy propio de ella, pocas veces he visto que entrene y que ahora lo haga, es un poco extraño.

Cada día temprano, se va a las afueras de Ciudad República, específicamente en el muelle. Estira las manos y cierra los ojos como haciendo algún gesto de concentración.
Y se queda la mayor parte del día así. Desde el amanecer, hasta el atardecer. Y desde la tarde hasta el anochecer, ayuda en la reparación de la comisaría y en sus alrededores.
Ya muy entrada la noche regresa a su casa.

A los 3 días de estar en cama, el doctor la dio de alta y así es como ella empezó a pasar sus días.

Hace 5 días, recibí mi halcón de vuelta con una nota de Aang, que decía que se quedarían un tiempo en la Tribu Agua, al parecer Katara quiere darles la noticia a todos de su embarazo. Una cosa menos por la cual preocuparme, al menos tengo la certeza de que ahí estarán a salvo.

Sobre nuestros atacantes, no hemos sabido nada de ellos desde hace 13 días. Y eso es otra cosa más por la cual preocuparme.

Por otra parte, Zuko llegó (al parecer Aang lo contactó antes de irse), claramente lo recibimos y lo pusimos al día con la situación actual.

Ahora mismo vive temporalmente en una casa cerca de la comisaría, por si llegara a pasar algo más.

Todos hacen algo y lo único que puedo hacer es preocuparme por los demás. Y mi trabajo por su puesto.

Esto se torna muy aburrido.

Toph.

Maldita memoria.

Odio no recordar lo sucedido.
La parte buena es que ya casi va a volviendo a tomar forma de nuevo las partes que resultaron dañadas de la ciudad.

Intenté recibir ayuda de psicólogos para que me ayudaran a recordar lo sucedido, pero al parecer no me pueden ayudar si mi mente no coopera con ellos. Lo llamaron un pequeño caso de amnesia o algo así, no es que estuviera poniéndole tanta atención

Por otra parte, descubrí los planos de Pies Ligeros y de Sokka, para hacer una pequeña isla donde Aang pueda vivir. Obviamente le pedí a Penga que me ayude a leerla.

Desde ese entonces, he estado intentando mejorar mi técnica a larga distancia para intentar aparecer una pequeña isla donde Pies Ligeros pueda asentar su casa, después de todo, al parecer él me acompañó a la batalla que no recuerdo. Y el es mi amigo.

También la razón por la que quiere que esté un poco alejado (aparte de poder cuidar mejor de Ciudad República) es "escapar" de sus fans.

Al parecer sus Acólitos no son los únicos que quieren aprender sobre Aang. Ignoran que ya está casado con la princesita y aún así van hacia donde sea que esté.
Ya no es como antes, que se podía pasar desapercibido, al parecer es más evidente ahora que se anunció oficialmente como el Avatar en el mundo. Aveces es gracioso ver cómo las personas lo persiguen, pero otras veces es estresante.

Aún así, espero que los días pasen rápido, después de restaurar Ciudad República ya no habrá nada más que hacer, esto se va a poner un poco repetitivo. Y tengo el presentimiento de que los que nos atacaron no van a volver pronto.

Lo raro aquí, es que lo único que recuerdo del encuentro es el nombre de Kanto, pero eso es imposible, no lo he visto desde que era pequeña.

Creo que dejaré de pensar en cosas raras y mejor voy a comer carne, ya hace falta un descanso.

No puedo vivir sin ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora