el inicio del fin☆

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Estaba 100 % segura de que esa calle no era la correcta, sabía que se estaba empezando a perder y eso provocó que entrara en algo de pánico

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Estaba 100 % segura de que esa calle no era la correcta, sabía que se estaba empezando a perder y eso provocó que entrara en algo de pánico. Miró la dirección en la pequeña hoja que su madre le había dado, pero es que Juliette no conocía esos lugares ni siquiera sabía por qué había aceptado ir a dejar la ofrenda a la casa de acogida de aquel barrio; las calles estaban sucias y el pasto amarillo por falta de agua. Su madre le había enseñado a no juzgar, pero no podía evitar sentirse fuera de lugar mientras caminaba por el cemento de los andenes.

Fue ahí cuando escuchó risas y parloteo venir de un callejón entre dos casas de madera. Juliette pensó que quizás esas personas podrían ayudarle a ubicar dónde estaba la casa de acogida.

— ¿Qué quieres? —soltó un chico castaño sentado sobre unas cajas de madera y con cigarro en mano. A su alrededor estaban otros dos chicos y una chica, la mirada de todos estaba puesta en ella, con confusión porque qué rayos haría una chica bien vestida y arreglada en esos rincones del barrio.

—Seguro se perdió —se burló el moreno que estaba a la par, apoyado en la pared de la casa, al lado de la puerta trasera de esta. En el lugar entraba claridad, era angosto, pero al menos no era como esos callejones humenos y oscuros, de lo contrario Juliette jamás se hubiese acercado—. ¿Te perdiste? —continuó él. La pelinegra frunció su ceño y negó, aún cuando sí estaba perdida.

—¿Dónde está tu mamá? —se unió la rubia platinada al juego, esta se apoyó en los hombros del castaño que había hablado antes y se rió al ver la cara de molestia de Juliette.

No podía seguir ahí, permitiendo que se burlaran de ella, regresaría a su casa y le diría a su madre que no pudo encontrar la casa de acogida, ella lo comprendería.

Pero cuando Juliette estaba empezando a dar la vuelta para irse, su cuerpo chocó contra otro, algo de miedo entró a su sistema, pero este de esfumó de inmediato cuando sus ojos enfocaron el rostro de Luke Hemmings. Su cara de llenó de puro asombro al verle de pie enfrete suyo, no entendía nada.

—Juliette Sheldon... ¿Qué haces acá?

—Yo, uhm, bueno —no tenía palabras, seguía tratando de recobrarse del asombro.

—Eh, sabe hablar, por un momento pensé que era muda —gritó el moreno totalmente divertido, pero dejó de reírse cuando notó la mirada de Luke sobre él.

—Estaba buscando la casa de acogida para dejar la ofrenda y donaciones de la iglesia —contestó firme, alzando su barbilla, pero su seguridad flaqueó cuando Luke se acercó más a ella para tomarle del brazo y halarle.

—Es una ovejita del señor, como Luke —llegó a escuchar decir a la chica con tono de burla, los demás rieron, pero no llegó a percibir nada más porque el rubio los estaba dirigiendo lejos del lugar.

Comenzó a zafarse del agarre que tenía Luke en ella y a los segundos él le soltó.

— ¿Esos son tus amigos? —se atrevió a preguntar ella una vez que ambos iban caminando en silencio.

—Eso a ti no te interesa —espetó el rubio sin siquiera dirigirle la mirada. La pelinegra frunció su ceño ante su comportamiento, ¿Quién rayos era ese muchacho? No era Luke, o al menos no el Luke bueno y carismático que se proyectaba en su comunidad—. Te dejaré en la casa de acogida, es tu problema regresar por tu cuenta.

Ella asintió.

Una vez que ambos hubiesen llegado al lugar, Luke le tomó del brazo con fuerza para que ella volviese a verle, le vio directo a los ojos y un escalofrío le sacudió por toda la espalda.

—No me viste aquí, no le dirás nada a nadie sobre esto, si lo haces te va a ir mal, Sheldon —Chistó entre dientes, aun viéndole a los ojos. Juliette asintió ante la orden del rubio sin pensarlo dos veces.

Su cuerpo quedó paralizado en el cemento cuando él le soltó para comenzar a irse por la otra dirección, trató de respirar hondo para recobrarse, su mente era un lío con decenas de preguntas y dudas.

¿Quién era Luke Hemmings realmente?

Juliette supo que a partir de ese día todo iba a ser diferente.

Juliette supo que a partir de ese día todo iba a ser diferente

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dear god | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora