seis☆

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Me cruzo de brazos, retrocediendo un paso de él para que no note el leve sonrojo en mis mejillas, bajo la mirada hacia mis zapatos y escucho su delicada risa golpear mis oídos con arrogancia. Por supuesto que esto era una mala idea desde el momento en el que decidí manderle un mensaje.

— ¿Ahora no hablas? —suelta en un bufido, acortando la distancia que había hecho entre ambos, haciéndome retener la respiración. Luke está demasiado cerca, puedo sentir su tibia respiración rozar contra mi mejilla. Cuando no hago nada él deja escapar una risa—. Estás nerviosa.

¿Qué?

Enseguida alzo la mirada, con el ceño fruncido. El rubio ha vuelto a su lugar, ahora me ve con una ceja alzada y sonrisa traviesa, mostrándome su dentadura y hoyuelos.

—Claro que no —respondo después de tratar de hallar las palabras porque ciertamente estar bajo su mirada maliciosa me hace poner nerviosa. Luke niega divertido.

—Lastimosamente, no era una pregunta, estaba confirmándolo.

Me permito poner los ojos en blanco, fastidiada, ¿Cómo es posible que alguien pueda ser tan arrogante y narcisista?

Cuando menos lo estoy esperando, Luke alza su mano hacia mi rostro, justo a mi frente. Me quedo paralizada, mis piernas tiesas y mi pulso yendo a mil.

—¿Ves? Te emocionaste porque vendría y te bañaste porque seguramente querías lucir presentable, pero no tuviste el tiempo suficiente para arreglar tu lindo cabello —comienza diciendo a la vez que enrolla un pequeño mechón suelto entre sus dedos. Yo trago duro—. Tienes cabellos algo humedos pegados a tu frente por culpa de la ducha. Lindo.

Le detesto. Demasiado.

—Eres... Eres nefasto y odioso —suelto enojada, apartando su mano de un manotazo, me alejo de él un poco más, apoyándome en el barandal del porche. Tomo una gran bocana de aire y le lanzo una mirada al rubio, quien se dedica a verme de brazos cruzados y ese atisbo de sonrisa en sus labios me hace seguir hablando—. ¿Y sabes? Luke, lo que haces está mal, fingir ser alguien más frente a todos y luego...

—Vaya, por supuesto que eres de esas que les gusta juzgar.

—No es así, tú, el hijo del pastor y un buen muchacho, muy bien sabes que el único que puede juzgarnos es Dios —le regreso, copiando su actitud pretenciosa a lo que me gano una mirada fría de su parte.

— ¿Qué querías decirme? —pregunta de la nada, cambiando de tema repentinamente. El ambiante vuelve al de antes y respiro hondo antes de empezar.

—Escucha, si lo que te preocupa es que le diga a alguien sobre tu secreto, créeme, no lo voy a hacer, así que deja de andar acechandome, te lo juro, mantendré mi boca cerrada —suelto de forma rápidoa haciendo énfasis con mis manos. Vuelvo a ver a Luke y este tiene su ceño fruncido y ha tapado la mitad de su boca con su mano, cuyo codo está apoyado en su otro brazo. Luce realmente concentrado en mis palabras.

—Sería una lástima que mantuvieras tu boquita cerrada, Juliette, estoy seguro que te debes de ver bonita con...

—¡Hablo en serio! —le interrumpo rápidamente antes de que termine su sucia oración, mis mejillas arden y no puedo creer que él esté diciendo este tipo de palabras, justo a mí.

Le escucho reír, se cubre su rostro con ambas manos, enrojecido por la risa que trata de retener, pero que falla.

Luke no se lo está tomando en serio, ¿Pero qué esperaba de él?

—Juliette, ya no me interesa si vas de chismosa, sé que no lo harías, sé que estás conciente de que todo sería peor —expresa y asiento, estando de acuerdo con lo último.

—Entonces ya puedes dejar de provocarme —suelto sin pensarlo. Luke coloca sus manos en sus caderas, adaptando la forma de jarra, sus cejas están fruncidas con picardía y sé que está apunto de decir una de sus tantas tonterías que usualmente logran afectarme.

— ¿Por qué lo haría si te gusta tanto que lo haga? —pregunta con una de sus cejas alzadas, yo aparto la mirada negando—. No lo niegues, ¿o prefieres que me haga el desentendido sobre que gustas de mí?

—¿De qué hablas? —espeto soltando una risa fingida. Él niega con desaprobación. Estoy segura que mis piernas están temblando por los nervios.

—Hagamos esto de nuevo, preguntaré si te gusto —me explica, dándome una mueca de desdén con su mano.

—Luke...

El rubio se aclara la garganta antes de empezar, haciendo un gesto de diversión.

— ¿Te gusto? —pregunta de forma seria, pero a los segundos una sonrisa arrogante se muestra—. No te culparía si fuese así —continua, ha acortado la distancia. Le observo poner sus ojos en blanco y asentir—. Sé que todas las chicas que van los domingos a escuchar las prédicas de mi padre nunca dejan de lanzarme miradas, lo puedo sentir, soy jodidamente consciente de eso, también soy consciente de que estás nerviosa justo ahora por mi presencia, sé que tu corazón está latiendo con demasiada fuerza —sus palabras salen casi en un susurro, y quizás tenga razón, Luke me hace poner nerviosa con demasiada facilidad. Le veo directo a los ojos y eso es un grave error porque estos me observan con malicia y diversión pura— Ay, Juliette, lamento informarte que yo no soy el Romeo que tanto deseas.

Entonces suelta una risa, provocando que sienta esta rara sensación que solamente él puede hacerme sentir.

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dear god | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora