quince☆

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No era la primera vez que veníamos a cenar donde los Hemmings, lo cierto es que nuestras familias se llevaban bien, no había nada raro o inquietante en compartir tiempo con ellos. Hasta ahora. Y quizás se deba a que ya no veo a Luke como los demás lo hacen, conozco cómo es en realidad, las otras veces ambos solo nos limitábamos a ser educados y medio hablar a la hora de saludarnos. Pero hoy ni siquiera me habló desde que llegué y nuestras miradas chocaron, odio saber que su indiferencia frente a nuestros padres me hiere más que nunca.

Y mientras la Sra. Hemmings comienza a servir la comida humeante sobre nuestros platos y pasando tazones entre sí para colocarlos en la mesa, no puedo evitar que mi mirada vaya hacia la de Luke, quien está sentado frente de mí, al lado de su madre, al igual que yo, nuestros padres ocupan los extremos.

Me limito a ver el plato y solo alzo la vista cuando la Sra. Hemmings toma su asiento. Ya todos en la mesa, nos tomamos de las manos, el pastor Hemmings es quien empieza a darle las gracias a Dios por la comida en nuestras mesas, trato de cerrar los ojos y seguir la oración, pero algo en mí me hace ver levemente a Luke, este tiene los ojos abiertos, viendo a mi dirección. Nos quedamos viendo durante todo lo que dura las palabras de su padre.

—Amén —decimos al unísono. Tomo mi cuchara y pretendo comer.

Todo el rato les oigo soltar comentarios sobre la iglesia y lo que se hará en su aniversario, Luke y yo solo abrimos la boca cuando nos preguntan algo, lo cierto es que me siento como una niña.

—Juliette —llama mi atención el pastor Hemmings, lo que hace que le vea enseguida—. Tu padre me comentó que te han aceptado en la universidad de Sydney, ¿Lista para entrar ya?

—Oh, bueno, sí, fue una total bendición el haber clasificado.

—Con tus buenas calificaciones de las escuelas no fue difícil —comenta la Sra. Hemmings con una gran sonrisa, yo asiento. Luke solo nos ve callado hasta que su madre se dirige a él—. El ambiente de la universidad es agradable, ¿Luke?

—Sí, lo es —dice, estando de acuerdo, imitando la sonrisa de su mamá.

—Luke lleva solo sobresalientes —agrega su padre, viéndole directo a los ojos. Luke se encoje de hombros en su asiento y baja la mirada a su plato.

—Estoy segura que será agradable —interrumpo, quitándole la atención Luke, este ve me rápido y medio sonríe hacia mí.

—Igual y Luke puede darte un tour cuando entren —habla mi mamá, con un cierto brillo en los ojos.

—Sí, él lo hará, ¿No, hijo? —el pastor Hemmings le mira a él y luego a mí—. Debo decir ahora que me sorprendió cuando me di cuenta que ustedes dos estaban saliendo.

Dejo de golpe la cuchara sobre el plato, haciéndolo sonar fuerte, me obligo a tragar, procurando no toser, Luke me observa expectante, pero parece que las palabras de su padre no lo inmutaron como a mí.

—Me alegra que Luke haya decidido acercarte a ti —me dice la Sra. Hemmings en una especie de susurro, aunque es obvio que todos están escuchando. Yo solo asiento—. Mejor pareja no pueden hacer, servirán a Dios juntos.

Veo de reojo a mi mamá, ella parece fascinada con la idea. Papá ni siquiera ha dicho nada, pero también luce satisfecho con mi “relación” con Luke… como si ellos se lo hubiesen esperado.

—Mamá, te quedó sabroso el puré —habla de la nada el rubio, robando la atención. Le veo agradecida, pero él solo asiente discretamente. Luego de eso, nuestras madres empiezan a hablar sobre la preparación de la comida.

Al terminar, nos retiramos de la mesa, me ofrecí a ayudar llevando los platos a la cocina, todos nos dirigimos hacia ahí, donde la Sra. Hemmings nos ofrece unos pastelillos, agarro uno y me voy hacia una esquina, escuchando distraídamente cómo ellos vuelven a hablar sobre las planeaciones y preparativos de la iglesia entre algunas risas.

dear god | lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora